Zoom a: Sons of Anarchy. Temporada 4. Episodios 7 y 8

Esta semana tenemos sesión doble de Sons of Anarchy para compensar la falta de la semana pasada, y menos mal, porque estos dos capítulos es mejor vérselos juntitos. Ahora sabréis  porqué. Here we go!

Al final del capítulo 6 veíamos cómo el exsheriff Wayne Unser, viendo las intenciones nada saludables de Clay, dejaba en el coche de Tara una amenaza de muerte, falsa, por supuesto, con la intención de alertarla y que acudiera a la policía. El capítulo 7, titulado “Fruit for crows”, comienza con Gemma descubriendo la carta. La amenaza preocupa a los chicos, pero, por razones obvias, entre todos deciden no llamar a las autoridades hasta averiguar de dónde procede.

Por si fuera poco, surge un nuevo enemigo: Lobo Sonora, el cártel rival de Galindo hace una más que estruendosa aparición en medio de un recinto de los Mayans como declaración pública de intenciones. Esto les pilla de improviso a los de SAMCRO, especialmente a Clay que nunca pensó que hacer de proveedores para Galindo les metería en mitad de una guerra de cárteles armados hasta los dientes y con formación paramilitar (nótese el sarcasmo).

Este incidente tambalea al club en más de un sentido. Por un lado, Jax y los demás sospechan erróneamente que pueda tener relación con la amenaza de Tara, pero Clay, al que no se la dan con queso tan fácilmente, descubre la mano de Wayne y le advierte, con ese cariz tan amistoso que le caracteriza últimamente, que, por su bien, no se meta en su camino.

Por otro lado, la postura de los que estaban en contra del trato con el cártel queda más que avalada y tanto Bobby como Piney ven la oportunidad de acabar con la decisión de Clay de una vez por todas. Bobby pide una votación para elegir a un nuevo líder. Piney por su parte, sigue amenazando a Clay con las cartas y recordándole que este ataque sería la excusa perfecta para romper el pacto con Romeo.

Además, Juice está metido en un señor fregado. Con el remordimiento por la muerte de Miles comiéndole por dentro, pide a Roosevelt hablar directamente con el contacto de los federales para obtener protección a cambio de entregarle la mercancía. Pero Potter no está dispuesto a dejarse descubrir tan fácilmente y le monta una encerrona para hacer que a Juice no le quede más remedio que colaborar con ellos o morir. Cuando Roosevelt se entera de esto le planta cara a Potter diciéndole que no le parece justo lo que están haciendo con el chaval (aleluya), pero este deja ver su cara más maquiavélica demostrándole al pobre sheriff que él no es más que una marioneta en el gran juego que está orquestando para acabar con los SOA de una vez por todas. Sobrecogido por la presión, el pobre Juice no ve otra salida que intentar ahorcarse… y sí, digo intentar porque está cerca pero no lo consigue.

El octavo capítulo, “Family recipe” comienza con el liderazgo de Clay y el propio Juice colgando de un hilo… o más bien de una cadena en el caso del segundo. La rama que sostiene la improvisada soga de Juicy boy cede y nos devuelve de nuevo a nuestro amigo a la vida… y a mí la respiración que la tenía cortada desde el anterior capítulo. Juice sigue vivo, aunque bien jodido, pero intenta seguir más o menos dentro de la normalidad disimulando su intento de suicidio. Sin embargo, es descubierto por Chibs, aunque de momento no queda demasiado claro si sabe algo más sobre las intenciones que guardaba para querer suicidarse…

La votación queda bruscamente interrumpida de nuevo por los de Lobo Sonora, que entran en la sede de los Sons pegando tiros como Perico por su casa. El gozo de Bobby en un pozo y Clay encantado, pregonando que hay que mantenerse más unidos que nunca ante esta amenaza y que ya habrá tiempo de votaciones. Además, los del cártel de Sonora dejan a los chicos un regalito, nada más ni nada menos que tres cabezas humanas, entre ellas la de Armando, uno de los integrantes del SAMTAZ que había desaparecido, y otra que al final termina en un puchero de chili, por estas cosas de la vida.

En esta ocasión el club consigue atrapar a uno de los asaltadores de Lobo Sonora para interrogarle y descubren que hay un infiltrado trabajando para el cártel dentro de los Mayans. Sin embargo, cuando intentan tenderles una trampa al final los sorprendidos son ellos.

Tara por su parte está cada vez más quemada con el asunto de la amenaza de muerte. Wayne no se da por vencido y habla directamente con la supervisora del hospital diciéndole lo de la carta, lo que da plena potestad a Roosevelt para ponerle una escolta y la saca de su trabajo habitual por ser una amenaza para el resto de personal y los pacientes. Al final le pedirá a Jax que le deje marcharse unos días con los niños a un congreso médico de forma que estén lo más alejados del peligro que le sea posible.

Y Clay, que merece un párrafo aparte por su lucimiento en este capítulo. Por un lado, tiene una memorable escena en la fiesta benéfica pro jardines de Charming en la que suelta un discursazo paterno proteccionista en contra de la construcción del complejo del alcalde Hale y luego, ni corto ni perezoso, va y se carga a Piney incriminando a los de Lobo Sonora… y se queda tan ancho.

Esta temporada nos está dando demasiadas emociones fuertes. Clay pierde el rumbo a pasos agigantados y ni Jax ni Gemma se dan cuenta, o al menos eso es lo que nos están haciendo creer de momento. Esperemos que el plan de Wayne para ayudar a Tara llegue a buen término o a este paso a Clay ya no le va a quedar nadie a quien disparar.

Artículo escrito por: Catoute

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