Lo que nunca debió ser: Tercera temporada de Robin Hood o cómo un guionista destroza una leyenda

Robin Hood era una serie feliz. Una serie simple que se señalaba a si misma y te decía que no la tomases demasiado en serio. Eran treinta minutos de desear coger una espada de madera y jugar a ser un héroe. De creerte que los caballos de Notingham corrían menso que lso proscritos y que esconderte detrás de un arbusto de cuatro hojas contadas podía evitar que te descubriesen.

Y eso era precisamente lo que hacía a Robin Hood especial durante toda su primera temporada. Y durante algunos momentos brillantes de la segunda. Hasta que quisieron madurar el show y no supieron hacerlo. Pero no estoy aquí para criticar que Allan traicionase a Robin Hood. Ni siquiera voy a criticar que Will Scarlett abandonase a Robin para quedarse cuidando cerdos en Tierra Santa (voy a comprar que el hombre más leal a Robin Hood, su mejor amigo, su confidente, le abandona en mitad de la ducha por criar una buena piara en Jerusalem). Pero lo de Marian no tiene perdón.

Robin y Marian, complicidad en los bosques

Ya no sólo porque no puedes, por muy apócrifa que sea la historia, tener un Robin sin una Marian. Si no porque además, lo hicieron mal. Los hechos que condujeron a la muerte de Lady Marian fueron un auténtico sin sentido ¿Sir Guy, el eterno enamorado, decide entregarla al Sheriff? ¿El Sheriff decide llevársela a Tierra Santa? ¿Por qué? No tiene sentido que esos personajes tomen esas decisiones porque traicionaban todo lo que nos habían enseñado de ellos. No se puede tomar el pelo al espectador de esa manera.

Llegan a Tierra Santa y los guionistas deciden que: Primero, el rey confíe antes en un prisionero y posible traidor en vez de en Carter, uno de sus mejores soldados: Segundo, traer al susodicho Carter, uno de los personajes más queridos de la serie, para matarlo a los dos segundos porque sí.

Pero no contentos con eso, los guionistas consideraron que no habían destrozado lo suficiente la serie por lo que lanzaron su salva final: Un Sir Guy despechado mata a una Lady Marian desarmada bajo el sol abrasador.

Ante tal despropósito, los espectadores más optimistas quisieron consolarse pensando que la muerte de Marian provocaría que viésemos nuevos e interesantes matices del personaje de Robin Hood que nunca se habían tratado antes. Craso error.  Nuestro proscrito favorito sólo está triste un episodio y luego tiene dos historias románticas más en una sola temporada.  Puro desconsuelo ante la pérdida de su amor eterno.

La muerte de Marian fue el principio del fin de una serie que nos hizo pasar ratos más que entretenidos, una serie que sabía hacer buen entretenimiento pero que tenía unos guionistas que no supieron cómo hacerla crecer sin matar su esencia.

3 comentarios

  1. Estoy totalmente de acuerdo. Mi personaje favorito era Will y me encantaba con Djaq pero nunca entendí su salida y después de la muerte de Marian, por mucho que quisiera ver más matices al personaje de Robin Hood fue demasiado. Decidí no ver la tercera temporada y veo que no me perdí mucho.

  2. […] de Roble, Armitage se dedicaba a hacerle la vida imposible Robin y a cortejar a Lady Marian como Sir Guy de Gisborne en ‘Robin Hood’. ¿Qué dónde más hemos podido verle? Pues no se ha estado quieto, entre su filmografía […]

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