Zoom a: Cómo conocí a vuestra madre. Temporada 7. Episodio 11

Los chicos de Cómo conocí a vuestra madre nos están mal acostumbrando. Y es que los tres últimos episodios, incluido este “The Rebound Girl” han dejado tres finales de los que te dejan con ganas de saber más.

En este episodio básicamente han querido resaltar que el paso hacia la madurez esta cada vez más presente, acechando. Algo que incluso ha llegado a afectar a Barney, el galán inmaduro por excelencia.

Pero antes de hablar de Barney, comentemos la situación del matrimonio Lily y Marshall. Unos episodios atrás, vimos como los abuelos de Lily en un alarde de generosidad, regalan a la pareja una casa en Long Island. Es la típica casa de suburbio norteamericano, el lugar ideal para crear una familia. En un primer momento ambos, bueno en realidad más bien Lily, negaba la idea de mudarse, (¡Que son neoyorquinos de pura cepa, por favor!) pero tras volver a visitar el lugar, el gusanillo de quedarsela crece cada vez más. De vuelta, los Ericksen-Aldrin ya no ven su piso de la misma manera, incluso les da la sensación de que este es más pequeño. Así que ante la duda, los dos, deciden dejar que el Universo decida, como ya lo hicieron cuando tomaron la decisión de intentar ser padres.

Un apartamento un poco pequeño

A todo esto Robin, que esta muy rara, intenta quitarles la idea de la cabeza. Durante la cena de Acción de Gracias, celebrada en la nueva casa, Robin como si de una rabieta de niña pequeña se tratara, se encierra en uno de los cuartos de baño. ¿Qué le pasa a Robin? Al final del capítulo sabremos por qué esta así.

Y llegamos a Barney. No parece muy afectado por su ruptura con Nora y su situación en stand – by, con Robin. Es más recalca que el soltero de oro ha vuelto. Pero la realidad es  diferente y algo esta cambiando en Barney. Quizá sea porque ha probado las mieles de una relación seria. En el bar le confiesa a Ted que últimamente ha estado meditando el tema del matrimonio y tener hijos. Mosby, también esta con la depre ya que piensa que no va a encontrar a la mujer con la que formar esa familia tan deseada. A partir de este punto, y tras varios litros de alcohol de más, la conversación desemboca en una idea un tanto descabellada, Barney y Ted deciden convertirse en “Padres-fraternales” o lo que es lo mismo, dos tíos heteros que deciden adoptar un niño.  Tras varias ideas sobre como van a afrontar este nuevo reto, Ted pone un poco de cordura y decide decirle a Barney que es una locura. Para su sorpresa, este alucina cuando Barney se presenta con un bebé. Ante la duda y sin saber de dónde lo ha sacado, ambos acuden a  la cena de Acción de Gracias, dejando flipados a Lily y a Marshall. Al final se descubre la criatura es el nuevo bebé que han adoptado James y su marido, que también están invitados a la cena. James, cómo gran personaje que es, es el encargado en abrir los ojos a Ted. Le dice que tenga paciencia y que al final todo llegará.

Llegamos al final. Tras el bajón de volver a la cruda realidad y ver que es inviable la paternidad-fraternal, Barney decide ir a ver a Robin, que sigue encerrada en el baño. Tras la tensión del primer momento, Barney decide romper el hielo contándole a Robin, “la versión Stinson” de la historia del bebé. Y aquí la canadiense suelta el gran bombazo, el motivo por el que estaba tan susceptible y es que… ¡ESTA EMBARAZADA!

¡SORPRESA!

 Ahora bien ¿Qué pasará con esta noticia? ¿Será verdad o es una falsa alarma? y si es que sí ¿Quién es el padre? Desde mi humilde opinión no esperaba un giro tan espectacular en la historia, aunque la verdad es que me gusta, y mucho, la situación. La próxima cita el 5 de Diciembre después del pequeño parón que habrá la semana que viene. Sólo deseo que la espera no se haga muy larga.

Artículo escrito por: Laura Palmer

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