Vuelve Shameless en invierno para pasar el verano al más puro estilo Gallagher como rezaban los anuncios promocionales de esta segunda temporada.

Durante “Summertime” vemos como la familia más gamberra de la televisión se las arregla para ganar dinero. A parte de sus trabajos oficiales: Debbie cuidando niños, Fiona sirviendo en un club nocturno e Ian en la tienda de Kash. Lip e Ian han montado un club de la lucha, y Kevin y Lip venden maría. Pero tranquilos, ahí está Frank para complicarles la vida, haciendo una estúpida apuesta que no puede pagar y dejando al pequeño Liam como aval.

Lo interesante del episodio y la serie son los chanchullos que hacen para conseguir algo de pasta y para sacar de problemas a cualquier miembro de la familia, la mayoría de las veces a Frank. Pero como dice Fiona “Los Gallagher siempre pagan sus deudas”. Este primer episodio sienta las bases para próximas tramas: Fiona y su “novio Kleenex” tras la marcha de Steve, la relación entre Lip y Karen, y Sheila que cada día sale a la calle y se aleja un poco más de la casa para conseguir su meta de llegar al Alibi y conocer todas las historias de Frank.

Lo bueno de  Shameless es que no se anda con niñerías y cursilerías, aunque el tono se rebaje un poco en comparación con la Shameless británica. Aún así los Gallagher molan y todas las semanas nos traen una trama surrealista y divertida.  William H. Macy está estupendo y solo él podría hacer de un ser despreciable como Frank Gallagher un tío carismático. Peso importante también el de Emmy Rossum interpretando a Fiona, cabeza de la familia y distanciándose de personajes que había hecho con anterioridad como los de El Fantasma de la Opera o El  Día de Mañana.