Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio. Esta canción de Emilio José, que todos hemos tarareado alguna vez, aunque nadie supiera exactamente quien la cantaba, nos viene muy bien para ilustrar la pareja que hoy nos ocupa. Sandra y Culebra, los dos “adolescentes” de Los Protegidos (esa serie que Antena 3 no hace más que retrasar una y otra vez).
Las relaciones no son fáciles. Menos si eres un personaje de serie de televisión. Aún menos si esa serie es española y ya la dificultad de esa relación alcanza niveles estratosféricos si tienes poderes digamos que mutantes que provocan que si tocas a alguien lo electrocutes. Esa es al situación de Sandra cuando conoce a Culebra. Una Pícara a la española no puede tocar ni ser tocada. Pero eso no echa para atrás a nuestro canalla de barrio con poderes con apodo de reptil a la hora de conquistarla.
Y es que esta pareja si por algo se caracteriza es por la tensión sexual no resuelta. Ella no puede tocarle, pero le enseña a leer. El es un poco bruto, pero le recita Becquer. No están de acuerdo en nada, pero ella se derrite cada vez que Culebra juega con la niña pequeña.
Eso sin olvidar los triángulos amorosos. Que nos encantan. La relación de Sandra y Culebra ha llegado a ser un hexágono amoroso sin que ellos dejen de mirarse atormentados en la lejanía.
Puede que parezca que me estoy riendo de ellos. Y puede que un poco si lo haga. Pero esta pareja nos encanta precisamente por eso, porque todo está llevado al extremo. Eso es lo que hace que sea tan entretenido seguirles semana a semana.