Los últimos dos capítulos de Once Upon a Time no sólo nos han mostrado más de los caracteres protagonistas, sino que nos ha descubierto la verdadera identidad de un secundario que cada vez toma más protagonismo.

En el primero de los episodios vemos como el amor entre Blancanieves y el Príncipe encantador va creciendo pese a la adversidad. La historia de la paloma peca a veces de ser demasiado rebuscada y un poco sin sentido, así como todo el lío con las horas. Una forma de estirar una historia que no chirría tanto como podría pensarse en un principio gracias a que los personajes resultan simpáticos y los actores son solventes y saben hacer su trabajo.  Notemos que la única función de Caperucita en ambos mundos es servir comida. A ver cuando le dan un mejor uso a este personaje.

En el siguiente episodio nos adentramos en otra historia de amor muy distinta. En el enamoramiento absolutamente unilateral de Sidney por Regina o, lo que es lo mismo, el genio de la lámpara por la Reina. Esta historia es más importante de lo que pudiera parecer ya que, según vemos en el final del episodio, esta fascinación de Sidney por Regina va a causarle más de un problema a Emma.

Ésta, por otra parte, sigue negándose a recibir ayuda de Mr. Gold y no tiene muy claro que pensar del nuevo habitante de Storybroke, el escritor , que parece estar muy interesado por el libro de Henry.  Tras el intento fallido por desenmascarar a Regina, Emma debe alejarse por un tiempo de Henry.