Zoom a: Fringe. Temporada 4. Episodio 12

Capitulazo de Fringe centrado en la relación entre Peter y Olivia.

Lo que parece un episodio de esos de protagonistas atrapados en un lugar del que no pueden escapar con infectados; en este caso un pueblo fantasma que va desapareciendo debido a la unión de los dos universos, ya que dos cosas no pueden estar en el mismo sitio, y si los dos universos se unen, ambos se anulan y por tanto se destruyen el uno al otro; cambia cuando Olivia empieza a recordar su tiempo con Peter hasta recrear la rutina que tenían.

“Welcome to Westfield” es un episodio que llevábamos esperando con ansia y  que al mismo tiempo nos sorprende. No solo por cómo une las tramas de David Robert Jones, el caso semanal,  y la de Peter. Si no por todo. Por medio de detalles vemos el cambio de humor de Walter con Peter alrededor, vemos la intimidad de Peter y Olivia, aunque ésta no recuerde a Peter y él piense que no es su Olivia. Pero ¿y si lo fuera? Al fin y al cabo no es que no sea su Olivia, es que está en otra línea temporal, y lo que ahora recuerda Olivia es consecuencia de la presencia de Peter. ¿Por qué si no Walter y Oliva iban a soñar y ver a Peter? ¿O es que los efectos del caso también le están pasando a Olivia? Pero su sangre estaba bien. Aunque en realidad esto solo son teorías como las tantas que están inundando Internet en estos momentos.

Pero qué gran episodio y qué bien sabe hacerlo el equipo de Fringe y los escritores de este episodio, J.R. Orci y Graham Roland. La maestría con la que usan las referencias y elementos. El sueño que creemos que es de Peter, como ya hemos visto alguna vez en esta temporada, y descubrimos que es de Olivia, el mismo caso que nos recuerda a otro y entonces Olivia lo menciona. La escena en el laboratorio tomando cócteles como siempre sueña y recuerda Peter. Walter yendo a la escena del suceso. Incluso Walter tiene momentos en los que recuerda como era con Peter, aunque no lo nota (ni lo notamos) por su locura.

Todo son reminiscencias al pasado de Peter y no hace volver a un lugar que conocemos y en el que estamos cómodos. Vemos sonreír a Peter como hacía tiempo que no sonreía, el buen humor de Olivia y Walter. La química del trío, como la de siempre. Peter y Walter trabajando juntos, quitándose el rotulador y compartiendo mapa y reglas. Incluso la entrada, que es ambar,  tiene pequeños toques de azul como la entrada de las primeras temporadas.

Todo esto nos alegra y nos extraña por igual, pero nos gusta y nos sorprende como siempre. Un episodio fundamental de una serie imprescindible.

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