El final de Once Upon a Time ha sido un ejemplo de lo mejor y de lo peor que hemos podido ver a lo largo de la temporada.
Flojo el final en la historia de amor de Blancanieves y el Príncipe Encantador. Si eso es amor verdadero Rumplestinkin es un hombre honrado. Hablando del cual, el final deja claro que el gran protagonista de la temporada que viene va a ser el lado oscuro de los cuentos: la Reina ha perdido un aliado justo en el peor momento: cuando Emma rompe la maldición y todos recuerdan quienes son.
Ese ha sido el mejor momento del final: la apuesta porque el amor romántico no sea el que rompe la maldición, que sea el amor de una madre el que libere a todos los personajes de los cuentos. Porque es necesario que Emma esté a punto de perder a su hijo para empezar a creer. Y aún así el comportamiento de Emma es decepcionante. ¿Qué clase de persona confía en Rumplestinkin la vida de su hijo? Entiendo que confíe en Regina, porque si algo hemos visto esta temporada es que la Reina quiere de verdad a Henry ¿Pero confiar en el rey de los tratos con trampa? Eso sólo demuestra que Emma no piensa antes de actuar.
Gran aportación la del sombrerero loco, un gran personaje que espero que veamos en la temporada que viene, al igual que la de Bella.
En definitiva, la serie ha perdido el gran potencial que tenía en el piloto pero ha conseguido terminar dignamente aunque arrastra errores de guión que ya se veían en Perdidos, la anterior serie de Adam Horowitz y Edward Kitsis. Aunque alguien debería mandar a un concejal de urbanismo a vigilar todas las construcciones subterráneas de Storybrooke.