A lo tonto a lo tonto, Crónicas Vampíricas (The Vampire Diaries) se nos ha plantado en la cuarta temporada y sigue manteniendo a flote las audiencias de la pobre CW que últimamente no levanta cabeza con otras producciones. Pero las aventuras de estos vampiros repletos de hormonas nos continúan enganchando semana tras semana.

Y es que esta serie poco a poco se ha colocado a medio camino entre True Blood y Anatomía de Grey. Los vampiros siguen sin ser muy imponentes pero tienen carisma, que es algo que no se puede decir de otros vampiros modernos, y no explotan tanto lo bizarro como la serie de Allan Ball pero tenemos dobles, vampiros originales, brujas, híbridos y esta última temporada tenemos hasta un club secreto de Cazadores que parecen tener la cura para el vampirismo.

Y por si toda esta amalgama de seres sobrenaturales no os parece suficiente ¡Nos han convertido a Elena una nueva integrante del club de vampiros de Mystic Falls! Los guionistas de esta serie tienen el mismo dominio del drama que nuestra querida Sonda Rhimes, sólo esperemos que no se les vaya demasiado de las manos porque ese pueblo debe ser el que más seres sobrenaturales per cápita tiene después de Bon Temps.

Los hermanos Salvatore siguen peleándose por el amor de Elena, que a su vez sigue indecisa. Por ese lado nada nuevo bajo el sol, para desesperación de los que queremos que Damon sea el elegido que aunque parece que hace avances se nos queda todo siempre en agua de borrajas. Y mientras se debate con sus dudas existenciales, Elena también tiene que hacer frente a su nueva condición y a haber perdido el control matando a un cazador. Amor y muerte, los componentes básicos de una historia entretenida.

En el lado de los malos las cosas no van mucho mejor.  Klaus sigue siendo rechazado una y otra vez por Caroline.  Y además al vampiro con el mejor acento británico de la CW los planes malvados no terminan de irle bien: se le escapa el cazador, Stefan y Damon no están por la labor de colaborar con él, y Tyler está intentando arrebatarle el control de sus híbridos. Un desastre para él y muy divertido para los espectadores.

La cuarta temporada de Crónicas Vampíricas no está ofreciendo nada distinto de las tres anteriores. Conocen muy bien a su público y saben lo que le gusta. Saben cuales son sus puntos fuertes y los aprovechan. Por lo tanto, si nunca has sido seguidor de esta serie ni lo intentes, pero  si te gustó la primera temporada y le perdiste la pista o no te has puesto a verla por falta de tiempo ¿A qué estás esperando?