Juré no volver a ver Anatomía de Grey, pero la carne es débil y con semejante final que nos dieron la temporada pasada… tenía curiosidad por ver cómo habían solucionado semejante berenjenal. Pues bien, la respuesta es que no lo han hecho muy bien aunque las audiencias hayan subido.

Pasar de puntillas por la experiencia del bosque, mandar a Christina a la otra punta de estados unidos  los primeros episodios y convertir a Arizona en ovillo de mezquindad son sólo los males menores de esta temporada. En los primeros capítulos, no contentos con haber finiquitado a Lexie, matan a Mark Sloan. Mark era uno de los pocos personajes que mantenían algo de cordura en Anatomía de Grey y se va en medio de flash-backs que parece que más que unos días en el bosque han estado en la guerra de Afganistán.  Que no entiendo yo cómo puede ser tan complicado encontrar un avión estrellado en Estados Unidos…

Por otro lado tenemos a los nuevos residentes. Y pese a lo que dice mucha gente, a mi me gustan. Los han presentado poco a poco y sirven de recordatorio de cuando la serie era sencilla sin ser calcos de los primeros protagonistas. Y además nos permiten ver las dotes como maestros de los doctores del Seattle Grey con resultados sorprendentes: Meredith es la nueva Bailey,  Christina es sorprendentemente buena,  Kepner  deja que sus estudiantes practiquen y Karev directamente les deja solos ante el peligro para que se vean forzados a actuar. Quizás, estas nuevas interacciones son lo más interesante que nos ha ofrecido la nueva temporada.

En definitiva, más de lo mismo en Anatomía de Grey.  Drama a raudales y no siempre bien entendido. Nada nuevo bajo el sol.