En “The Wild Rover” descubrimos cosas del pasado y futuro de Kevin. Ah! y nos metemos en una peli de mafia irlandesa. ¡Por fin! un episodio de Castle centrado en Ryan.

Me vais a permitir la licencia porque tengo cierto cariño especial por el detective Kevin Ryan y llevo esperando este episodio toda la temporada. “The Wild Rover” no me ha defraudado a pesar de esperarlo como agua de mayo y tener perspectivas muy altas.

En este decimoctavo episodio de la quinta temporada de Castle nos cuentan una historia irlandesa bonita y triste. Porque siempre que nos cuentan historias irlandesas tienen ese aire melancólico y amargo. Ryan vuelve a trabajar de encubierto porque quiso a Shioban y aún queda algo de ese cariño, porque se siente responsable, porque lo que tuvo con ella fue real y necesita darle una salida, compensarla por el daño que la hizo 7 años atrás, y porque es lo correcto. Por otro lado tenemos a Jenny, con quién quiere formar una familia, a la que no le ha contado lo más oscuro de su pasado, a la que quiere y no quiere hacer daño. Pero como le dice Beckett a Jenny “Hay varias razones por las que lo hace, principalmente porque es lo correcto, porque Kevin es así, el hombre del que te enamoraste”.

El último episodio de Castle nos permite, a espectadores y colegas detectives,  sorprendernos descubriendo el pasado del detective irlandés y viendo lo badass que es. Impagable la escena entre Esposito y Castle “¿Nuestro Ryan estuvo infiltrado en la mafia irlandesa?” También gran interpretación de Seamus Dever, que debe hacer de delincuente irlandés sin deshacerse del personaje de Kevin Ryan, vemos los dos papeles pero la esencia del detective se mantiene durante las escenas de Fenton pues no interpreta dos personajes distintos si no un papel distinto dentro de un personaje, magnífico.

Gran episodio de Castle que precede al número 100 de la próxima semana, yo no me lo pienso perder ¿y vosotros?