Earl  Hickey es un raterillo sinvergüenza que un día es atropellado cuando gana la lotería. En su estado comatoso tiene una epifanía que se resume en que el Karma tiene muy mala leche. Así, cuando despierta decide compensar sus malas acciones con buenas porque “si haces cosas buenas te pasarán cosas buenas”.

Me llamo Earl es una comedia gamberra pero con corazón, es una tontería inteligente. En la serie creada por Greg García (Hope) no existe el drama aunque acaben en la cárcel, o deportados, o buscados por el FBI, o se encuentren en situaciones de vida o muerte.

Sus personajes son lo mejor. Earl (Jason Lee), el héroe, que antes de reformarse robaba todo lo que no estuviera enganchado al suelo y a veces incluso eso, cuya exmujer se lío con un tío mientras estaba con él, y cuando se separaron consiguió lo poco que tenían, es decir la caravana. Su hermano Randy (Ethan Suplee), fiel escudero, tontorrón buenazo y enamorado de la limpiadora del hotel de mala muerte en  el que viven, Catalina (Nadine Vazquez).  Joy (Jaime Pressly), la exmujer de Earl que es el personaje  más odioso pero con el que más te ríes de la serie.  O Darnell  “Hombre Cangrejo” (Eddie Steeples),  marido de Joy que es imposible que no te caiga bien, parece un fumado pero guarda un gran cerebro. Y esos son solo los principales. Me llamo Earl tiene una lista de personajes secundarios casi tan larga como la de Los Simpsons e igual de memorables y carismáticos.

Es una serie que todo el mundo puede disfrutar, que logra una carcajada con las situaciones más variopintas y ridículas. Me llamo Earl es original, se ve de forma fácil, no cansa y cuando terminas de verla te vas a la cama con una sonrisa.

¡Cómo no íbamos a recomendarla!