Cuando el delicado estado de salud de Andy Whitfield obligó a los productores de la serie a retrasar la grabación de la segunda temporada de ‘Spartacus’, mucho se debatió sobre el cambio inmediato del protagonista con el fin de no demorar demasiado la continuación de aquella rebelión de los gladiadores que tan buena acogida había tenido por miedo a que la audiencia se olvidase del producto. Ya se sabe, no todos pueden permitirse los plazos de la BBC y menos en una industria tan competitiva como ésta.
Sin embargo, finalmente se optó por darle a la serie un respiro aguardando el regreso de su estrella, que lamentablemente nunca llegaría perdiéndose así el rostro del tracio que todos conocíamos hasta la conclusión, pero de una manera que fue a la vez ingeniosa y reconfortante para los fans más acérrimos. Una precuela de lo visto en apenas 13 capítulos que componían la primera temporada, aunque como aquellos que la hayan disfrutado sabrán, ‘Spartacus’ suele dar la impresión de que en un par de capítulos han ocurrido más cosas y su trama ha sufrido más giros que en los primeros compases de la mayoría de ficciones.
Y eso significaba correr un gran riesgo, primero porque por evidentes cuestiones cronológicas no se podría contar con el guerrero que da nombre a la serie y que en definitiva era el principal reclamo, aunque aquí podríamos entrar en debate. Segundo, porque ahondar en los años que precedieron la caída de la casa de Batiatus podría suponer un interés muy relativo para el público conocedor el cruel final del lanista y los suyos.
Por suerte para todos, se puede decir sin miedo alguno que lo que se hizo en ‘Dioses de la arena’ fue un trabajo excelente, superando todas las dificultades y enganchándonos con una emocionante historia, muy del corte de lo que ya habíamos visto, eso sí, gracias a los constantes guiños a ciertos acontecimientos que marcaron ‘Sangre y arena’. Referencias que son extraordinariamente divertidas de comentar, como por ejemplo aquella observación sobre lo problemáticos que suelen ser los tracios que hacían dos de los personajes principales mientras supervisaban una subasta de esclavos en busca de buenos candidatos a gladiador.
La temporada, algo más corta con sus seis capítulos, realiza un retrato alternativo de algunos ilustres de la serie, empezando por Oenomaus, todavía convaleciente de sus heridas tras su lucha con el gigante Theokoles (un ejemplo de la fidelidad y el detalle con el que han escrito los guiones), un esposo feliz y amigo fiel que acabará convirtiéndose en el Doctore del ludus aunque careciendo de aquella fiereza y confianza en sí mismo que hasta ahora le habían caracterizado.
Crixus tampoco se encuentra en su mejor momento y desde luego está muy lejos de ser el Campeón de Capua que recordamos. El galo acaba de ser comprado y deberá aprender a manejar la espada para ganarse la marca, algo que hará con bastante rapidez como os podéis imaginar. Eso sí, el pelo largo, la delgadez y su humildad ante los mejores gladiadores contrastan poderosamente con la imagen que acabará adquiriendo.
Vuelven otros personajes que creíamos que ya no volveríamos a ver combatiendo en la arena, como Barca o muy especialmente Ashur, esa víbora de gran talento para la manipulación y la traición que sí, en su día fue gladiador, aunque no demasiado brillante. Puede que más de uno justifique algunos viejos odios que han forjado el destino de tantos en esta serie, pues su reclutamiento estuvo lejos de ser agradable.
Pero sobre todo, conoceremos los orígenes como lanista de Batiatus, siempre a la sombra de su severo padre y muy unido a su esposa Lucretia, cuyos lazos son todavía más fuertes de lo que pensábamos. Una pareja que ya antes de la llegada de Spartacus había sido empujada a actos de rematada crueldad, un matrimonio víctima de su tiempo y de su mefítico entorno, que para sobrevivir uno al lado del otro deberán dejar sus escrúpulos a un lado y afrontar todas y cada una de las humillaciones a las que les someterán en pos de elevar su posición. Claro que ellos no son de los que olvidan, o si no que se lo digan al intrigante Solonius.
Hay rostros nuevos, por supuesto, entre los que destaca uno por encima del resto: Gannicus. El celta es el gladiador más prometedor de Batiatus al que solo le falta probar su valía en unos grandes juegos. Es vividor, mujeriego, poco disciplinado y se ríe de la muerte, aunque con una espada en cada mano es él quien suele invocarla en cada enfrentamiento. Un personaje distinto y un buen contrapunto a la honorabilidad de su amigo Oenomaus o la cólera de Crixus, aunque como no podía ser de otro modo al final también deberá cargar con su propia maldición.
¿Por qué hay que ver esta temporada en vez de saltarla para continuar con la historia de Spartacus y sus compañeros de armas? Es difícil dar una razón más allá de que si disfrutasteis con ‘Sangre y arena’, ‘Dioses de la arena’ os atrapará. Es cierto que no es necesario verla obligatoriamente para saborear del resto de la serie, sin embargo sí lo es para asimilarla al cien por cien, puesto que algunas de las historias que se cuentan simplemente las hemos vivido en la precuela y algunos personajes serán recurrentes en las dos últimas temporadas, por no hablar de sus motivaciones.
Nos encanta, como hemos dicho, que absolutamente todo lo que ocurre en este puñado de capítulos es respetuoso con lo visto anteriormente. Hasta el más mínimo detalle para que no podamos poner en duda su coherencia, por lo que lo ideal es optar por el orden de emisión de la serie. Aquel que nunca haya visto ‘Spartacus’ y piense que lo lógico es comenzar por ‘Dioses de la arena’, acabará arrepintiéndose aunque solo sea por los spoilers en el primer y en el último capítulo o la oportunidad de paladear algunos pequeños momentos que tienen un mayor significado si conoces de antemano a los personajes.
La expresión de Crixus la primera vez que derrota a un enemigo en combate y siente el calor del aplauso del público no tiene precio, al igual que el instante en el que Oenomaus se decide a imponer de una vez por todas su autoridad utilizando el látigo que ha heredado de su mentor.
Dadle una oportunidad, no defrauda y mucho menos cuando los complots dan paso al espectáculo puro y duro.
[…] digitalización y el maquillaje que lleva encima pocos reconocerán en el temible Azog al heroico Crixo de ‘Spartacus‘. pero el caso es que ambos personajes comparten actor. También hemos podido verle en ‘Street […]
[…] no, también hay grandes cantidades de desnudos femeninos – hasta tal punto que los de ‘Spartacus’ parecen justificados por guión y los de ‘Juego de tronos’ pecata minuta- creo que no pasan […]