Batman Arkham Asylum fue todo un antes y un después en la industria en muchos sentidos. Con un apartado gráfico simplemente impresionante, unas mecánicas muy frescas en las que se mezclaba sigilo con acción directa, una jugabilidad extraordinatia y un personaje que resucitaba en el mundo de los videojuegos en un universo hecho a la medida y que se distanciaba de lo anterior con gran acierto y personalidad, el juego de Rocksteady sentó las bases de cómo realizar un juego de calidad dentro del deficiente subgénero de los superhéroes.
¿Qué cambió desde entonces? Muchas cosas, comenzando por la percepción del consumidor de que para ponerse en la piel de su héroe favorito ya no había que conformarse con adaptaciones genéricas de las películas de moda que tan malas críticas cosechaban año tras año pese a su rentabilidad, y terminando con la aceptación del concepto de juego AAA tal y como debería ser, grandes producciones llevadas a cabo por estudios con talento, libertad para desarrollar el producto tal y como lo tienen en mente y sobre todo tiempo para pulirlo convenientemente antes de que llegue a las estanterías.
Su segunda parte no se hizo esperar. Arkham City se introducía en el concepto de mundo abierto y en la mitología del universo DC, abriéndose a los cameos de muchos más personajes y con un plantel de villanos bien conocidos y de lo más variado. No es que evolucionara demasiado a nivel jugable, pero sí fue tremendamente disfrutable.
Con Arkham Origins se cumple esa tendencia casi obligada de cerrar los ciclos con una trilogía coincidiendo con la despedida de los actuales sistemas de entretenimiento. El relevo ha pasado de Rocksteady, ya inmerso en la nueva generación, a Warner Bros Games Montréal, que ha heredado los medios y la responsabilidad de que el Caballero Oscuro siga destacando por encima de sus competidores con el mismo buen hacer de siempre.
Y sí, Batman sigue tan en forma como de costumbre, protagonizando una precuela que cuenta con un guión mucho más intrincado y acertado que el de sus predecesores, aunque apostando por la continuidad más absoluta. Tampoco es que esto sea un punto negativo, los que quedaron prendados de los anteriores juegos no cabe la más minima duda de que disfrutarán de la experiencia de siempre porque por suerte el trabajo que se ha realizado es muy notable, refinando la fórmula conocida hasta donde les ha sido posible homenajeando en distintos tramos a las anteriores aventuras del hombre-murciélago.
La historia nos situará en la que va a ser la Nochebuena más ajetreada de un Bruce Wayne todavía novato en lo que se refiere a la lucha contra el crimen y que deberá atender a una fuga en la prisión de BlackGate orquestada por Máscara Negra, quien ha puesto precio a la cabeza del murciélago. Para acabar con él, el gangster ha hecho llamar a 8 de los mejores asesinos del mundo, y aunque podríamos dar algunos detalles más de las primeras horas de juego preferimos dejarlo ahí para no desvelar muchas de las sorpresas que guarda el título.
Batman Arkham Origins nos da una de cal y otra de arena a la hora de enmarcar esta aventura en el a priori interesantísimo Año 2 del enmascarado. Sí es cierto que a nivel puramente contextual, disfrutaremos y mucho de los primeros pasos del juticiero en las calles de Gotham, especialmente porque se pone especial cuidado en representar la corrupción policial que corroe los cimientos de la urbe en un departamento en el que el Gordon todavía no es comisario y cuya colaboración con el protagonista está todavía lejana.
La figura de Batman es por el momento una leyenda urbana tanto para las autoridades como para los criminales callejeros, a los que escucharemos habitualmente hablar de ese murciélago que aterroriza a sus congéneres. Por supuesto su desconcierto es similar al del Caballero Oscuro a la hora de escuchar nombres como Enigma o el Joker, villanos con los que todavía no ha cruzado los puños. De hecho, otros viejos conocidos de los jugadores como Bane, El Pingüino y Cocodrilo asesino tendrán un aspecto mucho menos terrorífico al no haberse convertido aún en su versión más grotesca tras sus sucesivas contiendas con Batman.
La parte vieja de la ciudad de Gotham todavía no es esa prisión sin barrotes que vimos en Arkham City, y la recorreremos en todo su explendor eso sí en solitario, pues se ha recuperado la esencia del original en el que Batman debía lidiar con los problemas solo con la ayuda de su fiel mayordomo Alfred al otro lado de la línea.
En definitiva, atmósfera y narrativa se esfuerzan en respetar la premisa de los orígenes de Batman cogiendo claras referencias de algunos de los comics más célebres del personaje e incluso de sus primeras apariciones en el cine, pero siempre respetando ese universo tan personal creado con tanto acierto por Rocksteady. Sin embargo, es a nivel jugable donde el juego se plantea inconsistente por el simple hecho de que el protagonista sigue siendo la misma máquina letal de los anteriores, por no decir que goza de prácticamente todos los gadgets que ya hemos visto como la batgarra o la tirolina. Y si bien es cierto que se nos cuenta cómo algunos de ellos los ha ido recuperando tras duros combates con feroces oponentes, no deja de sorprendernos ya que siendo fieles a la linea temporal deberíamos controlar a un Batman que todavía está perfeccionando habilidades tan simples como planear con su capa.
Si bien la limitación de las capacidades del protagonista hubiese sido de lo más atractivo y una oportunidad perfecta para aumentar la dificultad de las mecánicas de la aventura, se entiende el motivo por el que el estudio ha querido mantener al personaje en todo su esplendor. Lo contrario hubiese sido dar un paso atrás importante que podría no haber sido bien recibido por la comunidad tras las entregas de Arkham Asylum y Arkham City. La forma de mitigarlo es la escritura de algunas escenas como esas en las que veremos cómo a Batman le resulta complicado mantener el equilibrio entre la fuerza bruta y la intimidación inteligente a la hora de realizar un interrogatorio, puesto que su inexperiencia configura un carácter mucho más indómito y que no le hará ningún favor a su investigación.
La ambientación vuelve a ser fundamental, con esa Gotham oscura y deprimente ahora llevado al extremo por el temporal de nieve y los adornos propios de la temporada navideña, algo muy recurrente también en las historietas y que encaja a la perfección con el conjunto. No es que sea un mapa demasiado grande, sobre todo comparándolo con los últimos sandbox que han saltado a la palestra estos últimos meses, aunque ésto posibilita que los diseñadores hayan podido recrear los entornos con un nivel de detalle muy satisfactorio, aunque el juego siempre gana en los interiores, a los que normalmente se accede en las misiones principales.
La ciudad se divide en dos partes bien diferenciadas unidas por un enorme puente, algo que seguramente tenga más razones técnicas que prácticas aunque también es cierto que el juego no presenta tiempos de carga ni apenas ralentizaciones, solo en algunos momentos puntuales al regresar a las calles donde los efectos climatológicos pasan factura aunque por lo general todo se mueve con gran solidez.
Nos hubiese gustado mucho que Gotham estuviese más viva, al no encontrarnos ya anclados a un escenario tan particular como el de Arkham City. Y es que aunque los criminales de las diversas facciones campan a sus anchas e incluso reñirán con la policía en momentos puntuales en los que podremos intervenir, no hay atisbo de presencia ciudadana. La interacción con los viandantes habría abierto un gran abanico de posibilidades sobre todo a la hora de dar mayor variedad a los objetivos, aunque no ha podido ser seguramente debido a que hemos llegado al límite de las capacidades de las actuales consolas. El juego, eso sí, lo disimula con solvencia al avisar de que se ha establecido el toque de queda en la ciudad por el temporal.
En todo caso, sobrevolar Gotham nos dará acceso a un buen número de misiones secundarias que alargarán la vida del juego notablemente. En cualquier momento la radio de la policia nos avisará de delitos que se están cometiendo en las proximidades, podremos ir en busca de dementes que amenazan la seguridad ciudadana, recoger bonificaciones y una vez más, afrontar los acertijos de Enigma. No han ganado en complejidad o variedad, pero gusta y mucho que no sean tan intrusivos como los de Arkham City, donde su elevado número y su colorido estridente resultaba excesivo yrompía la atmósfera urbana. También será importante ir hackeando las diversas torres de radio en cada uno de los barrios para posibilitar el viaje rápido a esas zonas y marcar sus puntos de interés en el mapa, algo similar a lo visto en los Assassin’s Creed o Far Cry 3 aunque algo más limitado.
Si en algo sigue brillando esta franquicia es sin duda en el sistema de combate, tan fluido y de fácil acceso como siempre. Los jugadores habituales ya estarán familiarizados con el juego de golpeo y contraataque vital para salir airoso de cualquier confrontación, asistido también por las acciones de rodar y cegar con la capa, necesario para poder superar la defensa de los oponentes más duros o acorazados. Eso sí, este sistema alcanzará su máxima expresión a la hora de enfrentarnos a los jefes finales, en los que se pondrá a prueba lo aprendido y deberemos esquivar los ataques en el momento justo y pasar a la acción cuando nuestro adversario esté más expuesto. Aunque algunos contrincantes utilizarán mecánicas un tanto simplistas, otros como Deathstroke nos plantearán un combate por fases alejado de otras propuestas basadas en machacar botones y alzándose como uno de los mayores retos de la saga.
Un aspecto en el que Warner Bros Montréal sí ha conseguido dejar su huella es la investigación de la escena del crimen con el conocido modo detective. Examinando cuidadosamente el perímetro donde se ha cometido un asesinato podremos encontrar pistas con las que reconstruir lo que ha sucedido. Incluso dispondremos de una representación virtual de los hechos que podremos rebobinar y pausar con el fin de captar cualquier detalle que ha pasado desapericibido. Un añadido muy bien recibido, que enriquece la narrativa y hace hincapié en la faceta más detectivesca de Batman que muchos echaban en falta. Lástima que el personaje haga buena parte del trabajo por nosotros simplificando mucho el proceso, por lo que ojalá se añada algo más de profundidad en el futuro ya que tiene muchas posibilidades.
El apartado sonoro sigue estando a un gran nivel, con una banda sonora estupenda y un doblaje al castellano que vuelve a contar con la voz de Batman en las películas de Christopher Nolan. En cuanto al multijugador, realizado por Splash Damage, es más un buen extra que un modo que vaya a enganchar por méritos propios. Batallas campales con Batman y Robin contra algunos supervillanos y una buena cantidad de matones con armas de fuego. Ésto, unido a los desafíos online y a un nuevo nivel de dificultad desbloqueable conforma un buen paquete de contenido para el jugador.
Batman cierra de manera más que correcta su andadura por PS3 y Xbox 360. Las pocas novedades de esta entrega las suplen las propias virtudes de la saga, que siguen estando ahí y hacen que todo sea tan divertido y espectacular como siempre. Indispensable para los fans de Batman y recomendable para aquellos que ya hayan visitado este universo así como para los nuevos visitantes.
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