5 juegos de acción que no tuvieron la acogida que merecían
La generación de Xbox 360 y PS3 llega a su fin, aunque es probable que muchos todavía os resistáis a adquirir las nuevas máquinas especialmente teniendo en cuenta el dilatado catálogo que las veteranas consolas tienen a sus espaldas tras tantos años en el mercado. Y no es ninguna tontería, y aunque seguramente en vuestra estantería ya figuren esos grandes títulos de los que Sony y Microsoft se enorgullecen todavía, es probable que algunos juegos de lo más entretenidos se os hayan pasado por alto. No son juegos redondos, pero ni falta que hace. Es dificil que os podáis resistir a sus encantos una vez los probéis si sois aficionados a la acción y, aunque en el momento de su lanzamiento puede que no os convenciera realizar una gran inversión en ellos, ahora con el precio más ajustado no hay excusas que valgan.
A continuación, os dejo cinco juegos que he disfrutado mucho y que en su día no llegaron a triunfar ya sea porque pasaron desapercibidos para el público o porque sus defectos pesaron más en las críticas que sus grandes virtudes.
Remember me
La saturación del género en el mercado no dejó brillar como merecía a este juego de Dontnod Entertainment. De hecho es uno de esos juegos incomprendidos que dentro de unos años aparecerá en las listas de las joyas ocultas de la generación porque, pese a que no es perfecto, más allá de su planteamiento enfocado a la acción directa y un sistema de plataformas totalmente guiado que tantos puntos le restó en los análisis, presentaba ideas tremendamente interesantes y que, de haber continuado a modo de franquicia, podrían haber evolucionado en algo muy a tener en cuenta.
Nilin, una errorista que lucha contra una mega corporación dedicada a manipular los recuerdos de los ciudadanos, nos permitía visitar el Neo Paris de 2084, un lugar decadente y mecanizado que cuenta con uno de los diseños más cuidados de los últimos años. Un espectáculo visual respaldado por el buen hacer del Unreal Engine 3 y por una banda sonora absolutamente magistral y compuesta de tal modo que logra fusionarse maravillosamente con la acción y el universo del juego dotándole de un halo de misterio y sobrecogimiento que brillan desde que introducíamos el disco.
El sistema de combate tenía como principal reclamo la posibilidad de crear tus propios combos, algo que pese a su simpleza te instaba a definir de manera inteligente cada una de las combinaciones de botones con el fin de sacar el máximo partido a las habilidades de Nilin. Los llamados pressens podían regenerar la energía necesaria para utilizar los Sensen disponibles, recuperar vitalidad o potenciar los ataques, indispensable para acabar con grupos grandes de enemigos, inhabilitar sus características especiales y superar los jefes finales.
Por último, la verdadera genialidad de Remember me eran algunos puzzles memotécnicos que surgían tras robar los recuerdos de un determinado sujeto y muy especialmente aquellos tramos en los que debíamos modificar determinados acontecimientos grabados en la memoria de algunos secundarios de la aventura hasta conseguir redefinir su personalidad y su postura respecto a ciertos temas. Comprobar cómo la alteración de ciertas vivencias que les marcaron hace años les convierten en alguien completamente diferente no tenía precio a nivel argumental y desplegaba un abanico de posibilidades y giros para la aventura.
Singularity
Una joya de Activision que quedó eclipsada por el éxito mundial de las últimas entregas de Call of Duty. El estudio responsable, Raven Software, demostró su eficiencia fuera de toda duda para crear shooters de gran solidez, permitiéndose explorar efetos de lo más interesantes relacionados con la manipulación temporal como arma para el combate.
Gracias a una historia tan oscura como su ambientación, en una base secreta soviética donde antaño se realizaron peligrosos experimentos que lo han convertido en un lugar inhóspito y peligroso, el jugador avanzaba en una trama saltando entre dos épocas en lo que podría definirse como un festival de disparos ya fuera contra soldados de élite o despiadados mutantes sin descuidar algunos jefes finales de esos a los que podríamos llamar de la vieja escuela.
Pero por supuesto, lo más interesante llegaba una vez conseguíamos un pequeño artilugio que acoplado en nuestra mano podía producir efectos sobre el terreno de lo más variados, desde una onda que atrapaba enemigos en la que el tiempo se ralentizaba dejándolos a merced de nuestro rifle o directamente el envejecimiento acelerado de nuestros oponentes que se convertían en polvo delante de nuestras narices. Por si fuera poco, el buen uso de este artefacto era esencial para abrirnos paso por las entradas de la isla Katorga-12.
Binary Domain
Capcom sabe bien lo dificil que resulta lanzar al mercado una nueva franquicia mientras cruzas los dedos para que consiga dejar un poso entre los jugadores que justifique seguir apostando con ella. Binary Domain hizo todo lo que pudo para conseguirlo: nos dio una historia con guiños a joyas de la ciencia ficción como Blade Runner con esos Hijos del Éter capaz de hacerse pasar por humanos en un mundo que ha conquistado los límites de la robótica con todos los dilemas morales y éticos que eso conlleva. También diseñó un escuadrón militar variopinto, muy “peliculero” y con personalidades enfrentadas capaces de dar todo el juego posible a lo largo de la aventura. Y por si fuera poco, se esforzó al máximo para que en un juego de acción en tercera persona se diera una considerable variedad de situaciones.
Todo esto, unido a un apartado gráfico más que decente, una realización espectacular, decenas de robots centinelas con los que acabar, jefes finales de gran tamaño y las opciones cooperativas disponibles, hacían de este título algo sumamente entretenido para los amantes del gatillo facil y los universos futuristas con relativa credibilidad. ¿Qué se le puede echar en cara entonces? Puede que le faltase ese puntito de brillantez que hace grande a un juego y un empujoncito más en su desarrollo para convertirlo en un grande. Además, claro está, que el sistema de avance y búsqueda de cobertura que inauguró Gears of War en esta generación, aunque aquí está replicado con esmero, no deja de ser eso, una réplica. Y ya son demasiadas. Pero dicho esto, merece una oportunidad porque no decepciona a la hora de hacernos pasar un buen rato frente a la pantalla.
007: Blood Stone
El señor Bond no ha conseguido pisar Xbox 360 y Ps3 con la brillantez de algunas de sus incursiones para sus hermanas mayores. Lo intentó con Quantum of Solace y más tarde volvió con un lavado de cara del mítico Goldeneye que en Nintendo 64 colaboró al crecimiento del género más allá del teclado y el ratón. El último título de la franquicia fue el decepcionante Legends, sin embargo hay uno del que muchos no se acuerdan. Se trata de 007: Blood Stone, que trató de recuperar la magia de las películas del agente del MI6 con un juego que presentaba una historia original, desvinculada de las películas pero atendiendo a los nuevos tiempos representados por el incombustible Daniel Craig.
El juego recuperó la perspectiva en tercera persona para dar la posibilidad de abordar los combates de diferentes maneras, desde el sigilo hasta el enfrentamiento directo siempre buscando la mejor cobertura desde donde disparar. También se procuró enviar a Bond por todo el mundo para no dar lugar al tedio, desde Mónaco a Estambul pasando por Bangkok y Siberia, localizaciones propias de sus aventuras en la gran pantalla y que dotaban al producto de cierta familiaridad muy de agradecer por los fans. En muchos de estos lugares encontrábamos niveles en los que los chicos de Bizarre Creations daban lo que muchos jugadores llevaban pidiendo a gritos desde hacía varios años, las añoradas fases de conducción, de gran espectacularidad y llenas de explosiones en lancha y automóvil. Persecuciones marca de la casa que nunca, y digo nunca, pueden faltar.
Un título muy disfrutable que inexplicablemente, pese a contar con una licencia cinematográfica de primer nivel, no contó con el apoyo debido de Activision, que trajo a España el juego íntegramente en inglés. Una pena.
Capitán América: Supersoldado
El juego de Sega es todo un guilty pleasure, si se permite utilizar un término normalmente vinculado a las series de televisión, de esta selección. Con motivo del estreno en cines de la película, algo que ya de por sí suele ser un mal signo en este mundillo, se optó por lanzar este juego que se mantenía paralelo a los sucesos que pudimos ver en la gran pantalla para contarnos un poco más sobre las operaciones de Steve Rogers y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial en su lucha por desbaratar los planes de Cráneo rojo y la organización Hydra.
Hay que reconocer que el juego no era excesivamente desafiante, con puzzles sencillos y áreas de plataformas muy guiadas. Tampoco contaba con unos gráficos punteros, aunque se mantenían dentro de los estándares con algún modelado notable como el del personaje principal. En definitiva, un juego que no destacaba en cuanto a valores de producción pero que, por algún motivo, resultaba un pasatiempo de lo más entretenido.
Gracias a la aparición del sobresaliente Batman: Arkham Assylum sus desarrolladores tomaron buena nota de cómo lograr un sistema de combate con animaciones fluidas y movimientos que encajaban como un guante con el estilo de lucha del Capitán. El lanzamiento del irónico escudo, capaz de rebotar en varios adversarios hasta volver a su mano, una de las habilidades que podríamos ir desarrollando, te arrancaba una sonrisa mientras jugabas.
En definitiva, un juego que sin lugar a dudas tiene como principal público a los fans del universo Marvel, que eran recompensados con una historia que, sin grandes aspiraciones, recuperaba algunos personajes que muchos echarían en falta en el cine sacados directamente de los cómics, tales como el Barón Von Strucker, Madame Hydra y la versión robotizada del doctor Zola.