¡Cuidado Spoilers!
Algo dentro de nosotros ama los piratas. ¿Que tierno -o tierna- infante no ha soñado con embarcar con uno de esos piratas de los libros, de las películas y vivir grandes aventuras. Los bucaneros (desde Long John Silver, hasta el menos temible pero mucho más entrañable Pirata Garrapata) representan la libertad sin cortapisas. Tú, tu barco y el mar.
Por lo tanto, a priori, ‘Black Sails‘ juega con ventaja: todos queremos ver piratas, además está producida por Michael Bay y la dirección del primer episodio corre a cargo de Neil Marshall , director de la estupenda ‘The Descent’, ‘Black Sails’, intenta narrar de forma convincente los hechos acontecidos antes de la novela de Stevenson ‘La isla del tesoro’ , utilizando para ello personajes reales que aparecían nombrados en la novela como es el caso del Capitán Flint -a quien interpretan Toby Stephens y su barba pelirroja-, Charles Vane -Zach McGowan-que aparece el número 17 en la lista de Forbes sobre los mejores bucaneros del pasado, su contramaestre John Rackham – que más tarde se convirtió en un capitán temible y la pirata Anne Bonny, interpretada por Clara Paget y que realmente espero que haga algo más que mirar torcido por debajo del ala de su sombrero. Pero también aparecen versiones más jóvenes de piratas “irreales” como el conocidísimo John Silver – aquí aún no se había ganado el Long- interpretado por Luke Arnold, al que vemos por primera vez en el piloto y que ya nos deja claro dos cosas: que siempre había sido un truhan despreciable, y que lo de hacerse pasar por cocinero le venía de lejos.
Resulta bastante paradójico que el principal discurso que articula en este capítulo piloto el protagonista de la serie de Starz’, el astuto Capitán Flint, se centre en revelar a su tripulación que la auténtica amenaza para los de su clase, más allá de bucaneros aún más sanguinarios u oficiales británicos ansiosos por colgarse medallas, se encuentra en la llegada de la civilización. Y digo paradójico porque el principal defecto que impide que la nueva obra de la cadena Starz nos convenza sin miramientos se encuentra en un retrato demasiado “civilizado” de sus protagonistas, unos piratas que oye, son más brutos que un arado, pero hablan igual de bien que Shakespeare en día inspirado sólo que diciendo muchas más veces “fuck”.
Durante su comienzo ‘Black Sails’ es bastante entretenida, pero ni de lejos tan adictiva como lo fue ‘Spartacus’ – la joya de la corona de esta cadena- durante todas sus temporadas. Mientras la serie – la cual abre con un barco siendo abordado- tiene sus momentos de acción con disparos, cañonazos y demás parafernalia – repetimos: produce Michael Bay- en seguida nos vamos a tierra con sus complots, sus trampas y sus sorprendentemente complicadas relaciones personales. lo cual no está mal, nos gusta que los personajes se trampeen los unos a los otros, pero bueno, también nos gusta ver piratas.. bueno, pirateando.
Como no, también hay grandes cantidades de desnudos femeninos – hasta tal punto que los de ‘Spartacus’ parecen justificados por guión y los de ‘Juego de tronos’ pecata minuta– creo que no pasan 15 minutos sin que veamos unos pechos o un trasero. Con mi consiguiente preocupación por la salud de los personajes que lucen un aspecto guarrete al más puro estilo Johnny Depp – soy chic pero huelo mal- que tiene que ser caldo de cultivo para las ETS.
Por otro lado, vamos a concederles que han hecho un cierto esfuerzo por crear personajes femeninos con algo de carácter en la piel de Eleanor Guthrie que es igual a los hombres en todos los aspectos menos en el tamaño de sus bíceps. Me reservo la opinión sobre Bonny hasta ver cómo se desempeña más allá de las miradas torvas.
En definitiva, a ‘Black Sails’ le falta decidir si es pirata o corsario. Esperaremos para ver por qué opción se decide.
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