La segunda temporada de ‘The Mindy Project’ confirma el buen hacer de la serie con nuevas incorporaciones y tramas sólidas
Dicen por ahí que la comedia americana está en crisis, que desde que apareció Modern Family no se ha vuelto a hacer nada bueno. Podemos decir que no es verdad. New Girl, Brooklyn 99 y The Mindy Project son claros ejemplos de buenas comedias.
The Mindy Project parte con la idea de ser una comedia romántica homenajeando al género, el final con el Empire State Building recordando ‘Tu y Yo’ o ‘Algo Para Recordar’ lo hace evidente. Pero también huye de los tópicos más cursis, surrealistas y molestos del género. Mindy nunca ha dicho que no tenga una vida amorosa ajetreada para luego tener doscientos pretendientes, sin ir más lejos.
La serie tiene un buen cartel de estrellas invitadas, casi todo hombres, James Franco, Adam Pally (quién luego se incorporaría al reparto), Tim Daly, Ben Feldman, Max Minghella, Max Greenfield o Timothy Olyphant son algunos de los que han aparecido este temporada, junto con la intervención del grupo de música The National. Y ese es otro de los puntos fuertes de la serie, ver a actores relajarse y hacer papeles que no interpretan normalmente.
Pero sobre todo las tramas. Son divertidas, cotidianas pero llevadas a cierto extremo para poder hacer humor, para levantar una sonrisa al espectador. Aunque esta temporada hemos tenido algunos episodios con finales más tristes. También esperanzadores. El final de invierno con Danny besando a Mindy en el avión hizo que muchos aplaudiéramos.
Y es que la relación de Danny y Mindy ha ido despacio pero con paso seguro, con algunos obstáculos pero creciendo a un ritmo firme. No son una pareja perfecta, porque esa es la gracia de The Mindy Project, no hay príncipes azules, no hay tíos maravillosos. Solo personas con sus más y sus menos. Y les aceptas o no. ‘The Mindy Project’ consigue sin embargo que nos encariñemos con todos ellos. Especialmente con ese hombre bajito y gruñón que cuida y hace cosas adorables por Mindy.