Final de la cuarta temporada de Juego de Tronos, es la hora de pagar deudas

C’est fini. Ya no hay más ‘Juego de Tronos’ hasta la próxima temporada y aquí nos vamos a encargar de desmenuzar el último episodio.

Eso sí, recomiendo no leer el último párrafo de la entrada a aquellos que no hayan leído los libros no queremos spoilear a nadie. ¿estamos listos? ¡Pues al ataque!

Primero, el Norte. Cada vez más importante y centrando el foco este final de temporada: la aparición de Stannis, con esos planos aéreos impresionante y preciosa. Stannis es uno de esos personajes que espero que aprendan a aprovechar en las sucesivas temporadas, porque puede dar mucho juego y el pobre casi no ha aparecido.  Jon Nieve cada vez más cerca de comandar la Guardia de la Noche ya sea de facto o como Lord Comandante sus últimas escenas – y las del capítulo anterior- nos dejan claro que a los ojos de los que le rodean se ha revestido de autoridad. A Jon Nieve le respetan en el muro, le respeta Mance y le respeta Stannis. Le respeta hasta Tordmund aunque no le guste la idea de respetar a un cuervo.

Y mientras Jon Nieve prueba el sabor y el peso de la autoridad recién adquirida, Arya Stark completa su primera etapa de evolución para convertirse en la asesina perfecta abandonando a Perro mientras éste suplica por una muerte rápida. Maisie Williams sigue destacando como la mejor actriz entre los mini-Starks. Excelente también la batalla entre Brienne – mucho más entretenida que en los libros sin duda- y perro por la custodia de Arya. Brienne le muestra a la pequeña de los Stark que las mujeres pueden luchar perfectamente y ganar. El último empujón que necesitaba para lanzarse a ir en solitario.

Los Lannister por su parte comienzan a hacer honor a su nombre y a pagar deudas, en este caso de sangre: Tywin muere humillado por el único hijo que alguna vez intentó ganarse su aprobación, Cersei ve impotente como Tommen queda cada vez más fuera de su alcance e intenta dañar a su padre con lo único que le queda: su relación incestuosa con un Jaime al que cada vez conoce menos y que arriesga mucho junto con Varys– que al final abandona Desembarco-  para salvar a Tyron.  Breve pero intensa también la muerte de Shae, que así paga su traición. Cuatro muertes en este episodio y ninguna es la del condenado a muerte. Match Set y partido para un Tyrion que aún así pierde su alma en el proceso.

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Daenerys también comienza a pagar las consecuencias de sus actos. Y es que la Kahleesi es bienintencionada pero gobernar no es tan fácil como parece y sus dragones se han vuelto ingobernables. Gran trabajo de Emilia Clarke en la escena en la que la Targaryen se ve obligada a encerrar a sus dragones. Sus tramas de todas formas, no han aportado mucho más que cierta sensación de tensión, de amenaza difusa en Poniente aunque ha sido interesante verla bregar con las dificultades que supone intentar gobernar de forma justa.

(¡Spoilers del libro!)

Aunque no lo puedo negar, merecíamos un final Perfecto con Stoneheart, la caída del padre y el ascenso de la madre. Una reivindicación total y absoluta del Valar Morgulis al que se aferra Arya y  un recordatorio de que el Norte no olvida. Aunque se intuye una clara decisión de los guionistas a la hora de reservarse esa gran carta de cara a una quinta temporada, basada en un libro muy por debajo del nivel que Tormenta de Espadas nos tenía acostumbrados a los lectores, así que se lo perdonaremos… de momento.

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