‘Defiance’ finaliza su segunda temporada con los deberes a medio hacer

La serie de ciencia ficción pone punto y final a una segunda temporada con luces y sombras y que no acaba de alcanzar el nivel esperado. Veamos qué ha sido lo mejor y lo peor.

Teníamos muchas esperanzas puestas en la segunda temporada de la serie de SyFy, tal vez porque su episodio piloto, efectista y rezumando aventura y ciencia ficción con ese sabor a western que a muchos les hizo acordarse de Firefly, no fue correspondido con una primera tanda de capítulos a la altura, dándonos la sensación de que nos encontrábamos ante un producto terriblemente irregular.

Pero para eso están las continuaciones, para redibujar aquellos personajes que no dieron suficiente juego y pulir aquellas tramas que no acababan de cuajar. Sin embargo, mucho nos tememos que una vez más se han dejado parte de los deberes sin hacer en algunos aspectos clave de la ficción, aunque no es descabellado pensar que la serie ha ganado algunos enteros.

Por un lado, por fin se ha conseguido rebajar ese tono de misticismo que tan mal le venía y se ha reconducido muy correctamente hacia una explicación mucho más asumible, la de esa misteriosa nave enterrada en las entrañas de la ciudad que intenta servirse de Irisa para cumplir la misión que tenía durante la guerra y terraformar el planeta llevándose a sus enemigos por delante y dando lugar a una nueva sociedad compuesta por sujetos cuidadosamente seleccionados. Una trama central que, aunque va y viene y en ciertos momentos resulta un tanto frustrante, finalmente consigue no desentonar con el conjunto y explicar en mayor o menor medida el final tan confuso de la primera temporada.

Por otro, las nuevas incorporaciones al reparto y ciertos giros en las historias de algunos viejos conocidos han conseguido nutrir a la serie con un plantel de secundarios en el que nadie es ni blanco ni negro. Nos referimos, por ejemplo, a la doctora Yewll, una verdadera superviviente que no duda en mirar hacia adelante mientras arrastra los pecados de su pasado; al Mayor Niles Pottinger, un hombre turbio y que no deja ver sus verdaderas intenciones respecto a Amanda que oscilan entre la oscura obsesión y los intereses de la República; y sobre todo a la no tan modosita Christie, quien ha demostrado a su esposo Alak que puede que al fin y al cabo sí se haya casado con una joven versión de su intrigante madre. Pese a que sus escenas eran por mucho las más molestas de la serie con ese tono crepusculiano y esa búsqueda de la mutua satisfacción, el asesinato de Muñequita y la consiguiente conversación en el baño han sido de los más intrigante que hemos visto en Defiance. La risita nerviosa de Stahma al resolver el caso por un simple ejercicio de deducción lo dijo absolutamente todo.

Y es que definitivamente la cultura castithan nos ha resultado fascinante, aunque precisamente gran culpa de ello la tienen el matrimonio formado por Datak y Stahma Tarr, una de esas parejas cuya atracción visceral supera incluso las más graves afrentas. Ella se ha erigido como el verdadero cerebro para los negocios de la familia, aunque ya nos lo imaginábamos. Astuta, sibilina y letal, sin escrúpulos a la hora de proteger a su hijo, incluso si eso significa humillar y apartar a su marido, que a su vez tiene la encomiable costumbre de volver a levantarse da igual lo fuerte que le hayan golpeado.

Son personajes con muchas posibilidades, que necesitan un último empujón por parte de los guionistas para que sus tramas comiencen a ser más coherentes y queden mejor hilvanadas las unas con las otras. La verdadera sal de una ficción a la que le acompaña un presupuesto a la altura, que sigue sin estar bien repartido –no todos los capítulos gozan de los mismos esfuerzos a nivel visual- y ciertos arquetipos de los que deberían desprenderse lo antes posible para sumar interés y, por qué no decirlo, factor sorpresa.

El bueno de Nolan ya nos había dejado claro su carácter heroico y socarrón, como todo buen sheriff de las películas del Oeste que se precie. Un antiguo militar que no se lo piensa dos veces a la hora de saltarse las normas para, curiosamente, hacer cumplir la ley. Además, un padre soltero con cierta debilidad por su hija adoptiva Irisa, la cual suele ser el centro de todos sus problemas.

No hay matices, es el protagonista y se le necesita perfectamente acotado en su papel, de ahí que, tal y como hemos comentado, aquellos que le rodean necesiten ser lo suficientemente interesantes como para justificar todas y cada una de las tramas. Con algunos de ellos bien podría haber dado un paso más allá, caso de Amanda, que ya no es alcaldesa y que tras la desaparición de su hermana ha optado por mantener a flote el negocio convirtiéndose en una madame muy solvente que pedía a gritos dejar de ser el objeto de deseo de medio Defiance para adquirir un rol más determinante.

Algunos de los nuevos personajes también traen consigo cierta decepción. Berlín, la joven militar que se pasea cámara en mano por toda la ciudad, sabe arreglárselas por sí misma pero su participación ha ido viéndose cada vez más comprometida según el guión iba ganando en transcendencia limitándose finalmente a saltar de cama en cama y poner cara de mal genio a sus compañeros.

El Virrey Mercado, interpretado por un William Atherton al que creíamos desaparecido desde finales de los ochenta, resulta enigmático y otorga cierta estabilidad a aquellas escenas en las que aparece, aunque no acabe de tener un protagonismo real en los asuntos de la República, que parecen divididos entre la figura de Pottinger y la suya, por no mencionar esas perturbadoras sesiones interraciales en los clubs castithans.

El fugaz regreso de Kenya, la hermana de Amanda, tampoco ha sido demasiado satisfactorio. Una resurrección un tanto forzada que nos imaginamos responde más al interés por mantener a la actriz Mia Kirshner en la serie que a lo puramente argumental. En todo caso, parece que volveremos a saber de ella en un futuro, posiblemente en una tercera temporada que sí es cierto nos ha dejado algunas puertas abiertas muy prometedoras.

Nos quedamos pendientes de saber cómo será el despertar de Irisa, una de las piezas más interesantes de los próximos capítulos, dado que, aunque se encontraba bajo control de la nave irathient, se ha cobrado muchas vidas incluyendo la de su buen amigo y ex amante Tommy, algo de lo que no se va a reponer con facilidad y que Berlín no le va a perdonar.

También estamos deseando conocer la verdad tras la aparición de Pilar, un personaje que simplemente por correr a cargo de Linda Hamilton ya merece toda nuestra atención. Tuvimos que esperar para verla en la serie y no más de tres capítulos, pero resultó una de las grandes sorpresas de la temporada. ¿Qué se traerá entre manos? Sabemos que su marido Rafe la alejó de sus hijos tras dar muestras de un profundo desequilibrio mental que los ponía en peligro, aunque ella parece no guardarle rencor. Más bien al contrario, aunque los planes trazados con su hijo Quentin sean un misterio. De momento, ya ha mentido y raptado a Christie y Alak y están siendo perseguidos por los Tarr y McCawley.

En definitiva, esperamos mucho más de Defiance. Poco a poco parece que van encontrando el camino, pero necesita un revulsivo para aspirar a ocupar su lugar en la ciencia ficción televisiva y dejar de ser el guilty pleasure de muchos. Con Almost Human cancelada y Falling Skies subida en una montaña rusa a una temporada del punto y final, los fans del género la necesitamos como el agua.

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