Nuevo sello, nuevos sistemas, nuevo estudio. Activision lanza su entrega anual de su franquicia superventas con la mirada puesta en PS4 y Xbox One para alejar los “fantasmas” de hace un año y que dejaron a la comunidad en un mar de dudas. Nosotros ya lo hemos jugado largo y tendido y os contamos las 5 claves de Advanced Warfare, un título muy sólido y que demuestra su esfuerzo por innovar.
Visualmente, por fin un salto adelante
Por fin la saga ha plantado su bandera de manera firme en la nueva generación. Tras la decepción que supuso Ghosts a nivel técnico, Sledgehammer ha tenido la posibilidad de hacer uso de una versión mejorada del Engine que queda patente nada más comenzar a jugar.
Se nota en las texturas de los soldados, en la definición de sus rostros –atención a la captura de los actores en los vídeos prerrendizados- y sobre todo en el tratamiento de partículas. El humo, la ceniza cayendo del cielo y los fogonazos de las armas al disparar o de las explosiones está a un altísimo nivel, que además potencia algunas escenas que requieren de múltiples elementos en pantalla como el enjambre de drones revoloteando a lo largo de una gran avenida.
Impresiona también la iluminación, excelente a la hora de representar los distintos momentos del día y en las fases nocturnas. Además, nos ha dejado algunos de los escenarios más bellos que hemos visto últimamente en fases como la de la Antártida, nos fijemos en la superficie nevada o en las paredes de hielo de las grutas que visitamos a la luz de una bengala.
Como siempre, hay margen de mejora. Por ejemplo, en ciertos capítulos algunas panorámicas como la de Seúl desde un rascacielos podrían haber lucido mucho más y seguimos esperando ciertas mejoras técnicas en aspectos como la destrucción de los escenarios o al menos de sus elementos –disparar a una botella de cristal en las calles de Santorini sigue sin dar el resultado esperado- o el comportamiento de los cuerpos al caer en función de los puntos de impacto.
No cabe duda de que, a día de hoy, Call of Duty: Advanced Warfare es el shooter de nueva generación más potente del mercado, solamente acompañado muy probablemente por Killzone: Shadow Fall. No ha decepcionado para nada.
Tecnología del futuro por fin al servicio de la jugabilidad
Cuando se lanzó Black Ops 2, posiblemente una de las entregas más completas de los últimos años, muchos notaron que pese a que parte de la acción transcurría en un futuro cercano, eran muy pocas las ventajas tecnológicas que los soldados utilizaban para sus operaciones, y la mayoría de ellas hacían acto de presencia más para envolver al jugador en la ambientación del juego que como parte de la propia jugabilidad.
Esto ya cambia en Advanced Warfare que, con cierto cuidado de que todos los elementos de corte futurista se mantengan en ese estrecho margen de ‘lo posible’, sí encontramos importantes características que se ajustan con su premisa y que cobran relevancia desde el primer momento en el que nos sueltan en el campo de batalla.
El traje Exo, entendido como el complemento perfecto para el combatiente que lo dota de una mayor fuerza y capacidades, tendrá un protagonismo crucial en la campaña principal y también en el multijugador. Entre las habilidades disponibles hay que destacar en primer lugar el propulsor, que nos permitirá esquivar obstáculos, llegar a lugres a priori inalcanzables y tomar posiciones ventajosas en los tiroteos, algo potenciado en ciertos niveles como el del puente de San Francisco, que juega con la verticalidad a la hora de avanzar.
Amortiguar las caídas desde cierta altura, utilizar un dron en el espionaje y el combate, el gancho, coberturas móviles y el dispositivo de ocultación son otros artilugios que nos ayudarán y mucho para salir con vida de las peores situaciones.
Además, se ha diseñado un amplio abanico de granadas cada cual con una función distinta y que por fin pasan a ser un elemento realmente eficaz en las refriegas. Aparte de las cegadoras y de fragmentación, que no podían faltar, las hay marcadoras con las que localizar a nuestros enemigos posibilitando acertarles disparando a través de las coberturas más endebles, otras que lanzan un PEM con el que deshabilitar los drones enemigos, o las inteligentes que volarán teledirigidas hacia el blanco. Gusta, especialmente porque aunque parezca mentira este aspecto no se ha explotado demasiado en el género de la acción en primera persona, no solamente en la franquicia de Call of Duty.
Sigue siendo Call of Duty
La fórmula sigue intacta, de eso no hay duda. Le pese a quien le pese, Activision y sus estudios tienen todo el derecho del mundo a apostar por aquello que ha sido la seña de identidad de la franquicia y los valores de producción que tan bien les han funcionado durante todos estos años.
No busquéis la libertad de acción de Far Cry 4 o el balance entre acción y sigilo de propuestas como Killzone: Shadow Fall. Call of Duty es, ante todo, espectáculo en pantalla y tiroteos cuanto más intensos mejor, y de eso hay para dar y tomar.
El modo individual, pese a cierto nivel que coquetea con la idea de cumplir los objetivos utilizando la ruta que más no convenga, es un paseo militar que no tiene pérdida, en el que avanzaremos abatiendo a decenas de enemigos mientras a nuestro alrededor nuestros compañeros lanzan por los aires a soldados haciendo valer la fuerza de su Exo, caen cápsulas de transporte del cielo o una enorme central nuclear colapsa ante nuestros ojos.
8 horas de pura diversión, no aptas para aquellos que busquen un alto componente táctico pero el paraíso de aquellos con gusto por el gatillo fácil. Sí, en las misiones de sigilo deberemos ejecutar las órdenes de nuestros camaradas para continuar sin pensárnoslo dos veces y de vez en cuando nos asaltarán algunos quick time events no demasiado brillantes, pero resultan tan sobrecogedores y avanzaremos tan ágilmente que es casi imposible aburrirse en algún momento. Todo a los 60 frames que ya son marca de la casa.
Y para darle todavía más intensidad al asunto vuelven las fases en vehículos, que si bien es cierto que resultan un poco breves, son más numerosas y responden mejor a los controles que en las últimas visitas a la saga. Eso sí, las motos voladoras, la lancha, el coche y sobre todo los drones nos han dejado mejores sensaciones que el jet, un tanto acelerado y cuyo manejo puede producir algún que otro dolor de cabeza.
La historia tiene nombre propio: Kevin Spacey
La trama del juego gira en torno a Michel, un soldado que es herido en una misión de los Estados Unidos en territorio norcoreano y en la que uno de sus camaradas acaba perdiendo la vida. El padre del soldado, Jonathan Irons, es el dueño de Atlas, un ejército privado con lo último en tecnología que vende sus servicios a gobiernos de todo el mundo, y no tardará en reclutar al joven para sus operaciones sobre el terreno. Misiones que como es costumbre en la saga nos llevarán a recorrer medio mundo y visitar localizaciones tan diversas como Bagdad, Seattle o la ciudad de Lagos, en Nigeria.
Que la historia sirve muy convenientemente a los propósitos del juego es evidente, sin embargo todo quedaría en una excusa más al servicio del verdadero espectáculo de no ser por el fichaje estrella del juego, el actor Kevin Spacey.
Para el personaje de Irons, Spacey realiza una excelente interpretación dejándonos algunas escenas en las que su cinismo y severidad nos recordarán sin duda a las de la serie House of Cards, por no hablar de su idéntico doblaje al castellano. El carismático actor tiene la capacidad de captar nuestro interés por los acontecimientos y es el verdadero hilo conductor de un guión que en ciertos puntos amenaza con perderse pero que tiene los suficientes giros como para mantenerse fresco e incluso regalarnos hacia el final de la campaña algunos momentos visualmente perturbadores.
Un multijugador con nuevos aires
Pero jugar a Call of Duty durante meses ha sido siempre el mérito del multijugador. En esta ocasión ha conseguido alcanzar un altísimo nivel, muy firme y por fin con algunas ideas que vienen a innovar el sistema que todos conocemos.
Preparaos porque se premia y mucho el juego en equipo, especialmente en algunos de los 12 modos incorporados como Dominio o Buscar y destruir, gracias a las Rachas compartidas, que nos obligarán a estar pendiente de los movimientos de nuestros compañeros. Las sacaremos mucho partido en partidas tan desenfrenadas como las de Iniciativa, una de las novedades junto a Enlace, una especie de partido de rugby con un dron como pelota que habrá que anotar en la meta rival muy del estilo de lo visto en Halo.
Como es comprensible, la verticalidad ha ganado muchos enteros ya que aquellos artilugios de los que hacemos uso en la campaña como el jetpack del Exo, sin olvidarnos del escudo o el camuflaje óptico que no podían faltar en el juego en línea y que hacen de Advanced Warfare un experiencia muy particular y que intenta mantenerse en un estilo mucho más sobrio y realista respecto a competidores como Titanfall.
Hay mucho que ha gustado: que no muramos tan fácilmente como en la entrega del año pasado, añadidos como el campo de tiro para practicar antes de iniciar el combate, el amplio arsenal y la personalización de las armas que llegan a su máximo esplendor en la categoría Élite y el Pick13 –una nueva vuelta de tuerca al Pick10 de Back Ops 2– que hace que el jugador siempre se vea recompensado tras cada partida y la progresión sea muy coherente.
Sin embargo, ha sido el cooperativo el que nos ha dejado un tanto fríos. Supervivencia Exo es exigente, sí. Sin jugar en equipo es imposible sobrevivir a las oleadas de enemigos, que cada vez son de una clase. Sin embargo es poco inspirado y nos da en la nariz que pronto veremos nuevos añadidos para insuflarle algo de vida en forma de DLCs que den a los jugadores lo que ya están pidiendo: zombies.
Se necesitaban nuevos aires. Ghosts estaba bien, pero los gráficos y el juego en sí eran igual que Black Ops. Y las versiones next gen por lo que vi tampoco eran muy espectaculares.
Juego muy entretenido y espectacular. Verdaderamente no sabes si estás inmerso en un juego o viendo una película en alta definición porque los gráficos son de lo mejor que se ha visto hasta ahora. Y si alguno dudáis de esta afirmación solo tenéis que ver la perfección de las facciones de Kevin Spacey y la naturalidad de sus expresiones. La pera.
Con este juego han intentado no convertirlo en simplemente mas de lo mismo y combina mecánica con ideas conocidas y elementos para explorar la ciencia ficción tomando como base la realidad mas cercana. Me ha gustado mucho exoesqueleto con sus saltos dobles y poder moverse para los lados..