Parece que últimamente solo escribimos para decir adiós. En esta ocasión de The Newsroom. Cierra la mejor facultad de periodismo vista en televisión después de tres temporadas. Comentamos la última con spoilers.
La tercera temporada de The Newsroom comienza con el episodio titulado ‘Boston’. Un gran episodio. Muy triste, muy duro, pero con una calidad sublime. Es en estos episodios donde se muestra la maestría de Sorkin y Mottola. El principio de The Newsroom, como fue en El Ala Oeste, es mostrar la teoría, lo que debería hacer un periodista íntegro, profesional y con principios. The Newsroom es la mejor facultad de periodismo ya que enseña lo que debería ser el periodismo de verdad.
Esta tercera temporada nos tiende varios debates: periodismo amateur/periodismo profesional, nuevos formatos/viejos formatos, números/calidad y contenido. Lo curioso es que los hacen chocar pero no tendrían por qué. Si eres un profesional que sabe, sabes lo que puedes decir venga de donde venga. Puedes comprobar la fuente de un tuit. Y si no quieres salir y afirmar algo sin la confirmación oficial siempre puedes contar lo que sabes. Puedes pensar ¿Por qué salir si no sabes nada? Y esa es exactamente la razón por la que no salen al aire. Pero eso no significa que no puedas salir y contar lo que está pasando.
De lo que trata este primer episodio es de contar la verdad sin especular, ni rumorear. Contar los hechos tal como son. Es un homenaje a la profesionalidad periodística. Y era lo que se esperaba tras la segunda temporada. Tenían que recuperar la confianza del público y es lo que hacen.
También comenzaba la trama principal con ese mensaje que pide a Neal que mejore la seguridad de encriptación de su ordenador y la segunda trama principal con la venta de “algo”. Son seis episodios por lo que un episodio normal de The Newsroom se convierte en el árbol de las ramas por las que crecerá esta temporada.
Una temporada de The Newsroom que ha sido rara. Cada temporada de la serie es completamente diferente a las otras dos. No tienen nada que ver y aún así tienen el mismo estilo, siguen siendo The Newsroom. En la última no ha tratado eventos reales, ha pasado sobre ellos superficialmente. La única noticia que se ha tratado ha sido la de Boston.
Lo que sí podemos ver es que Sorkin y su sala de guionistas querían terminar cerrando todas las tramas personales de sus personajes y dejándoles en un buen lugar. Se han centrado más en las historias personales: Will y Mac, Don y Sloan, Jim y Maggie. La pareja más aburrida de las tres. Han sabido llevarla y solo les han unido al final contando sus historias personales pues la pareja que estaba predestinada a estar junta acabó cansando al final de la primera temporada y eran mejor cuando trataban temas periodísticos y profesionales. Los Lansing se han convertido en los nuevos personajes de nuestro lado. Porque quieren que la cadena funcione y saben que hay que dejar a los periodistas hacer su trabajo porque saben que pueden unir números y calidad. Como dice Leona “Si no peleas con tu presidente de noticias no estas haciendo tu trabajo, si el presidente de noticias no pelea contigo no está haciendo el suyo”.
Se esfuerzan tanto en que Maggie mole que no queda natural y la convierten en una pedante pesada que va de guay. Así la becaria con la que empatizabamos en el piloto de la serie se va haciendo insoportable episodio a episodio. Eso no significa que de vez en cuando recupere nuestro cariño, especialmente cuando no va de guay.
Quizá el único personajes fallido, junto con Jim, de la serie. Mientras todos los demás avanzan y se van ganando nuestro aprecio y cariño ellos se mantienen donde habían comenzado. Eso en una serie donde empezabas detestando a Don o a Reese y Leona y los terminas queriendo como miembros de tu familia es importante. Porque se ve el desnivel, una cosa que no se había notado en la anteriores series de Sorkin.
Esta no ha sido la mejor temporada de The Newsroom, aún así ha tenido grandes momentos, y sigue siendo mejor que muchos de los productos que vemos todos los días y que se las dan de productos de calidad. Un ejemplo es la segunda mitad del episodio ‘Boston’ cuando hablan de la desinformación que producen las redes sociales y medios que no hacen sus deberes. Porque lo que hace a un periodista no es dar las noticias, es dar las noticias bien, basadas en fuentes fidedignas.
Durante los últimos seis episodios de The Newsroom se ha hablado de fuentes oficiales, on the record/off the record, background…Cuándo es buena una fuente, cuándo es mala, qué diferencia hay entre robar unos documentos y grabar una conversación a escondidas, y por supuesto, por qué no revelar nunca una fuente.
En el tercer episodio, ‘Main Justice’, comienza lo grave, el nudo de la temporada, la investigación federal, la posibilidad de que Will vaya a la cárcel y también van cerrando las tramas personales. Comienza el momento en que The Newsroom deja de ser una serie de periodistas para convertirse en una serie sobre abogacía, ética y moral. Es algo que siempre ha sobrevolado la serie desde el principio y esa misión de civilizar a las masas. Y aunque en la segunda temporada se contaba desde el punto de vista de la preparación para un juicio es en esta en donde la ley se ha cruzado con ACN y por ende la historia.
Otro punto que ha tratado The Newsroom es el de los bonus por visitas en webs y blogs que lo que quieren es conseguir número de cualquier forma, yendo al cotilleo, al morbo. Todos queremos que nuestras webs tengan visitas pero eso no significa que tengamos que vendernos y es a eso a lo que se refiere Jim en su discusión con Hallie. Aunque, todo sea dicho, este tema se trata de forma muy altiva, pues es cierto que Jim se cree mejor que ella.
Critican los blogs y las columnas personales. Se puede hablar en primera persona, se puede contar tu vida. Seria una invasión de la privacidad y un reality show, pero sobre todo es cotilleo, no las noticias. Es entretenimiento.
Una de las tramas más divertidas de esta temporada ha sido la de Don y Sloan. Primero decidiendo si son pareja, y una vez definidos intentando ocultar su relación del jefe de Recursos Humanos.
En la segunda mitad de la última temporada de The Newsroom hemos visto a un Charlie Skinner derrotado. Ha dejado de luchar. Fue él el que comenzó esta historia quijotesca, quién se enfrentaba a los Lansing, y quien soportaba la muralla de los números para que sus periodistas hicieran su trabajo, dar las noticias y hacerlo bien. Ahora se ha dado por vencido, o es que está cansado y les deja a sus periodistas ser quienes luchen, pero le dice que si a todo a Pruitt para que su gente no pierda el trabajo y la cadena por la que ha luchado se mantenga en pie.
El personaje de Lucas Pruitt es lo peor que te puedes echar a la cara. Sin embargo, debe haber muchos tipos así, de los que se creen lo más, innovadores y que van a comerse el mundo no importa a quién pisen. Marca la lucha entre lo peor de lo nuevo contra lo mejor de lo viejo. Y quizá en esta temporada de lo que se trataba era de exaltar los viejos tiempos, de recuperarlos. Obviando la combinación. Principalmente porque esa combinación es Neal Sampat, a quién han enviado bien lejos. Pero que dejan esperanza a esa unión con la vuelta del editor jefe de ACN Digital. Porque lo que no cuenta la última temporada de The Newsroom es que Neal aunaba los viejos tiempos con los nuevos de forma correcta, con calidad y profesionalidad, como se deberían hacer la cosas.
Como venimos contando la tercera temporada de The Newsroom es un ensayo sobre ética, moral, noticias, lo que se da como noticia pero es entretenimiento o cotilleo, profesionalidad frente a ameteurismo, dinero frente a contenido y calidad. Nos exponen las ventajas y desventajas de unos y otros, lo que tienen de bueno y lo que tienen de malo. Los confrontan y dan razonamientos a todos, y de paso nos hacen pensar y ponernos en uno y otro lado o en ambos. Porque este ensayo ve los blancos y los negros pero no los grises. Eso se lo dejan al espectador. Porque, aunque la gente no lo crea, Sorkin y los suyos sí creen que los espectadores somos inteligentes, sabemos lo que vemos, entendemos uno y otro lado y podemos generar nuestra propia opinión. Eso es lo que hace buena The Newsroom. No piensa que el público sea idiota y no nos trata como tal.
Toda la trama de los seis episodios finales de The Newsroom juega en torno a las fuentes y a la integridad periodística. Will McAvoy, Mackenzie MacHale, o Neal Sampat no desvelan la fuente porque ese es el principio, derecho y deber de un periodista, no desvelar nunca una fuente sin su permiso. Un periodista nunca desvela sus fuentes. Por desgracia en Estados Unidos y otros países periodistas han ido a la cárcel por defender este derecho, deber y principio. The Newsroom se hace eco de esto al enviar a Will a la cárcel.
Un golpe a la redacción de News Night, a Mac y a Charlie que con impotencia ve como desmantelan su cadena, su castillo, su sueño. Porque Charlie es Quijote en The Newsroom y aunque Charlie muere su legado permanece en Will, Mac, Don, Jim, Neal, Sloan, Maggie y el resto de la redacción. Dando esperanza en continuar el sueño de Charlie de dar las noticias bien. Porque ahora les toca a ellos.