Final de la primera temporada de ‘El Ministerio del Tiempo’: poetas, fotos y pérdidas

El ministerio del tiempoCuajar una serie con viajes en el tiempo es muy difícil, siempre corres el riesgo de que las curiosidades del entorno al que se trasladan se coman a los personajes protagonistas, o al revés, que éstas aventuras no estén a la altura de los mismos.

Este no ha sido el caso de ‘El Ministerio del Tiempo’ en dónde han sabido utilizar todos los recursos que este género podía a su alcance para darnos un final que además de acercarnos a probablemente uno de los grupos de artistas más brillantes que hemos visto en nuestro país, ha aprovechado para hacer crecer a sus personajes y dejarnos con un cliffhanger  emocionalmente muy potente. ¡Cuidado, spoilers!

Además de los secundarios la serie cuenta con un gran equipo de intérpretes fijos que dan vida a unos personajes interesantes y complejos. Los capítulos han dado oportunidad a cada personaje de lucirse y desarrollar su personalidad. Julian y su tormento por no poder salvar a Maite y su posterior descubrimiento de que en realidad él es el causante de la misma. Amelia y su incapacidad para  salvar a los suyos porque no los perderá, serán ellos los que la pierdan. Lo único que puede hacer es impedir que se haga real aunque se le rompa el corazón en mil pedazos. Irene y su rebeldía (tarde, mal y nunca) hacia el Ministerio después de perderlo todo en el episodio anterior.

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Pero no todo iba a ser doloroso para nuestros protagonistas y es precisamente Alonso, el que hasta ahora ha mostrado más remilgos a la hora de interactuar con su pasado y saltarse las reglas del ministerio, el que  solucione los problemas de su familia, en una secuencia que ha combinado a la perfección la emotividad y el toque ligero, mientras homenajeaba a Zorrilla y su ‘Don Juan Tenorio’.

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Aunque el trío protagonista ha estado impecable y el resto de funcionarios del ministerio acompañaban perfectamente su labor, también hay que destacar el cuidado y el cariño que se ha puesto a la hora de recuperar nombres tan ilustres de nuestra Historia y nuestra literatura como Federico García Lorca. El homenaje al escritor granadino y a la Residencia de Estudiantes del último capítulo fue magistral.

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Cuando Julián abraza al autor de ‘Poeta en Nueva York’ era imposible que no se te rompiera un poco el corazón por ese hombre enamorado de su mejor amigo, lleno de sensibilidad, de talento y de visión. Que vivió lo peor de las dos Españas que Machado ya sabía que iban a partirnos el corazón y aún así logró  hacer del mundo un lugar más hermoso gracias a su arte. Un hombre que se merecía cosas mucho mejores de las que le deparó el destino y al que querías gritar durante todo el episodio que nunca, nunca volviera a Granada. Porque todos sabíamos lo que le esperaba y era inevitable poner “carita de adiós”.

Este último episodio sirvió para recordarnos que viajar en el tiempo es cruel. Cruel porque hay cosas que no puedes o que no debes evitar aunque quieras, porque el tiempo es el que es y hay cosas que también son como son por muy injusto que resulte. El final de temporada de ‘El Ministerio de el Tiempo’  ha ido de poetas, de fotos y de pérdidas.  De paradojas temporales y malas decisiones. En definitiva, de aquello que construye las buenas historias.

“El sueño va sobre el tiempo

flotando como un velero.

Nadie puede abrir semillas

en el corazón del sueño” (Federico García Lorca)

2 comentarios

  1. Enamorada de la serie, de la historia y de cada ilustre personaje que nos emociona con una fugaz aparición o un par de palabras que nos dan horas para reflexionar. Estoy deseando que empiece la segunda temporada cuando todavía estoy disfrutando y sufriendo el final de la primera. Un saludo. Muy buen blog.

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