Con esta manía que han cogido las series de partir las temporadas por la mitad para poder estirar lo más posible el éxito de las cosas al final nos hemos encontrado viendo el desenlace de Outlander unos cuantos meses más tarde de lo que hubiera sido lo lógico dado la fecha de estreno de su primera temporada. ¿Esto en que ha repercutido? Pues para empezar en que se ha hecho competir a la serie sin ninguna necesidad con el fin de Mad Men y con la quinta de Juego de Tronos

Esta segunda mitad de temporada ha dado un giro hacia una narrativa mucho más oscura. Hasta tal punto que cuando ya pensaba que el penúltimo episodio era el más duro que había visto en la serie hasta el momento, la llegada de la finale me hizo replantearme esa afirmación. Haber leído los libros y saber lo que iba a pasar no lo hizo más fácil de ver. La serie ha dado rienda suelta al sadismo de Jack Randall y lo ha hecho dándole igual las consecuencias creando así una de las escenas más estresantes, desagradables y dolorosas que se ha visto hace mucho en la televisión. Es más todo en la estructura del episodio está pensado para fomentar esa sensación de ahogo En lugar de tener una representación de la escena de la violación en el primer acto, Outlander retrasa lo que pasó a Jamie en una serie de flashbacks. Como Jamie, somos perseguidos por la violencia que se ha promulgado sobre el protagonista.

Hay quien dice que esto es bueno y hay quien piensa que es malo. En mi humilde opinión, si bien entiendo la decisión narrativa de incluir la tortura y violación de Jamie también creo que en muchas ocasiones las series están confundiendo ser explícito con ser trasgresor, valiente y de mayor calidad. Es mucho más difícil narrar una atrocidad sin recrearse en los detalles y últimamente todas las ficciones toman el camino de enmedio. La pregunta es ¿necesitábamos todos esos flashback para entender el episodio? La respuesta es no, si uno salta todas esas escenas repletas de crueldad y dolor, se sigue entendiendo perfectamente el calvario por el que ha pasado el protagonista. Tienes un gran actor capaz de transmitir perfectamente el proceso por el que atraviesa su personaje: úsalo. Como dice el meme de Mad Max “no necesito ver por las atrocidades que has pasado porque te creo”, el torture porn no es transgresor, simplemente es más angustioso de ver.

Menos mal, la voluntad de la serie se extiende más allá de lo brutal, y por otro lado, esta temporada ha dado muchas más oportunidades a Catriona Balfe y a Sam Heughan para demostrar su trabajo como actores y ha aprovechado tramas como la de los viajes en el tiempo para ofrecernos episodios como el del juicio por brujería que eran fantásticos. La revelación de que Geillis es otra viajera temporal, procedente en su caso de 1968, abre enormemente el campo a las especulaciones sobre lo que puede estar pasando ahí.

En la escena final vemos a la embarazada Claire, Jamie y Murtagh navegando a Francia donde esperan poder empezar una nueva vida libre de las fuerzas inglesas que quieren a Jamie muerto. O ese es el plan original… en seguida nuestra protagonista admite a su marido que, una vez en Francia, ella planea usar sus conocimientos de los eventos futuros para intentar cambiar el curso de la historia, ayudar a «Bonnie Prince Charlie» asumir el trono inglés, y salvar a la cultura highlander para siempre. Y nosotros, pese a que Outlander no sea perfecta, estaremos ahí para acompañar a Claire y a Jaime durante su periplo francés.