Análisis de Batman Arkham Knight

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Es indudable que el trabajo de Rocksteady durante el último lustro ha catapultado al héroe de DC al Olimpo de los videojuegos como nadie en la industria moderna había logrado al hacerse con el control de una franquicia de estas características. Su visión y su buen hacer podrían compararse en cierta manera con la trilogía cinematográfica del Caballero Oscuro de Christopher Nolan, no porque ambas producciones guarden paralelismos a nivel de diseño o conceptual, sino más bien por haber sido capaces de revitalizar un personaje plasmando en la pantalla lo mejor de su esencia, esa que algunos parecían haber olvidado.

Como Nolan, los creadores de la saga Arkham merecían acabar su obra con libertad y a su manera, y lo cierto es que es lo que han hecho. Han puesto el punto y final a un viaje que, como en las cintas protagonizadas por Christian Bale, se han acotado a un arco argumental que ha sido desarrollado cuidadosamente con el fin de cerrar aquello que comenzó en aquel lúgubre asilo y que poco a poco ha ido trasladándose a las calles de Gotham. De hecho, en esta tercera entrega –no tomaremos estrictamente en cuenta a Origins al ser una precuela firmada por Warner Bros. Games Montreal– el protagonismo no solamente recaerá en Batman, sino también en su némesis, aquel que hace unos años habíamos dado por muerto pero que se resiste a dejarnos para dar sentido a la cruzada del justiciero.

Sí, en cierto modo no ha habido valor para desprenderse del Joker, cuya sombra es tan alargada que también abarcará esta aventura. Lo hará de forma un tanto rocambolesca, algunos quedarán complacidos con el enfoque comiquero del que se ha dotado a su “resurrección” y otros acusarán al guión de cierto desgaste, aunque lo que es seguro es que una vez más volveremos a deleitarnos con su sonrisa y la malevolencia de todos y cada uno de sus comentarios.

Sin querer desvelar demasiado, el eje central de la historia lo acaparará un viejo conocido, El Espantapájaros, que amenazará con convertir la ciudad en un caos gracias a su mejorada toxina del miedo, acompañado por un misterioso personaje que ha sido creado especialmente para el juego al que pone nombre: el Caballero de Arkham.

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Los dos villanos, obsesionados con destruir al hombre-murciélago, tomarán la ciudad haciendo uso de un formidable ejército con lo último en tecnología armamentística que pondrá al maltrecho departamento de policía contra las cuerdas. Y aquí será donde entren en juego Batman y sus incombustibles esfuerzos por proteger la metrópoli en una noche que pasará a la historia y de paso descubrir los secretos de sus enemigos, que son muchos.

A partir de aquí se desarrollará una historia convincente, entretenida y que homenajea constantemente el universo del personaje. Cada detalle en los elementos de los escenarios, los comentarios de los pandilleros o los archienemigos dispersos han sido colocados en el tablero de juego con este propósito, lo cual hará las delicias especialmente de aquellos que hayan leído las historietas, aunque dicho sea de paso puede que ciertas revelaciones les parezcan un tanto obvias y aten cabos antes de tiempo, algo que estará al alcance de todo el mundo una vez se haya alcanzado la mitad del relato.

El título vuelve a apostar por el mundo abierto que, estando muy lejos del tamaño del de otros grandes del género, sobresale en diseño. Tres islas asombrosamente recargadas y llenas de detalle donde más allá de la trama principal deberemos atender a encargos secundarios relacionados con las actividades delictivas de criminales muy conocidos –aquí sí hay varias sorpresas muy de agradecer- y que han sido creadas con mimo, resultando a veces tan entretenidas como las principales y en las que contaremos con ayuda de aliados también controlables.

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El resto de tareas están destinadas a devolver el control de la ciudad a las autoridades, ya sea atacando puntos de control de la milicia, desactivando explosivos o rescatando bomberos entre otras muchas. No cabe duda de que serán éstas las que más tiempo demanden al jugador más completista, aunque nada comparado con los acertijos y coleccionables de Enigma, un clásico de la saga que no podían faltar.

En este punto hay que decir que aunque su grado de desafío fluctúa, los puzles se resolverán siempre usando las habilidades del protagonista y sus gadgets, por lo que no tardaremos en comprender las mecánicas de los mismos. Todos ellos están repartidos por la ciudad y, aunque no son tan intrusivos como en otras ocasiones, son igualmente numerosos. Resolverlos todos es esencial para capturar definitivamente a su autor y, aquí viene lo más polémico, desbloquear el final completo del juego. Requerirá mucha paciencia, lo cual es evidente que no gustará a todo el mundo, sobre todo teniendo en cuenta que en las anteriores entregas tenía un carácter más opcional.

Batman Arkham Knight es continuista en cuanto a las mecánicas, especialmente en lo que se refiere al combate. El sistema de golpeo y esquivo se mantiene intacto, por lo que a los fans les resultará muy familiar desde el primer minuto, mientras que el sigilo sí que tiene novedades de cierto calibre como las eliminaciones en cadena. Claro que el punto fuerte del capítulo es sin duda la inclusión del batmóvil.

Es la principal novedad y su uso ha sido implementado a todos los niveles. Es cierto que podremos movernos libremente enganchándonos de azotea en azotea, pero la conducción por las calles tiene una importancia capital. Es esencial dominarlo en la resolución de acertijos, a la hora de desbloquear nuevas áreas, afrontar misiones principales y cómo no en el combate. Y es que el vehículo, que hace gala de una gran velocidad y capacidad de maniobra, es convertible en un tanque realmente letal. Con él haremos añicos los blindados de la milicia esquivando sus disparos con un sistema de marcación de lo más visual. Un sistema muy sólido y divertido que deberemos dominar, lo cual no será difícil. Puede que algunos, acostumbrados a los controles predefinidos del género de conducción, tarden en acostumbrarse al uso del gatillo, normalmente reservado para los frenos y que en esta ocasión se utiliza para cambiar de forma, aunque la adecuada curva de aprendizaje hará que le cojamos el tranquillo sin demasiados problemas.

Es criticable, en todo caso, que los responsables del título fuercen en muchos momentos el uso del coche. A aquellos que no les convenza esta mecánica corren el riesgo de sentirse frustrados, aunque la jugabilidad tan depurada de la que hace gala merece al menos una oportunidad.

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A nivel gráfico, que no quepa duda de que nos encontramos ante uno de los juegos más impresionantes del momento, cuyo proceso de producción ha apuntado a la nueva generación en todo momento. Las texturas de los personajes son sobresalientes y la iluminación es simplemente fabulosa, desde los reflejos en los entornos a los efectos de partículas en cada explosión representada.

Las animaciones, el apartado sonoro que incluye dobladores de lujo… todo está acorde con lo que se espera de una gran producción que en consola presenta un rendimiento óptimo y alejado de los problemas que ha presentado la versión de PC en su lanzamiento.

Como todas las grandes obras, va a dar mucho que hablar. Su final ya apunta a revolucionar las redes con teorías de lo más diversas y los combates con los jefes finales son los que menos brillan de todos los Arkham. Olvidaos de esos enfrentamientos que requieren de toda la habilidad del jugador que vivimos en Origins, curiosamente los más satisfactorios y desafiantes. Aquí aquellos de la opinión de que las consabidas bossfights están sobrevaloradas se llevarán una alegría, aunque no podemos obviar que varias de las peleas han sido profundamente desaprovechadas, especialmente la de cierto mercenario que vuelve a hacer acto de presencia.

Pero más allá de la controversia que le acompañe, Batman Arkham Knight es un título rematadamente sólido y espectacular, a día de hoy el juego definitivo que todo aficionado al personaje debería probar. El legado que deja este sello nos reconfortará si efectivamente es la despedida definitiva del murciélago, aunque es difícil creer que vaya a ser la última vez que escuchemos esas palabras que ya son leyenda.

Yo soy la Noche. Yo soy la Venganza. Yo soy Batman.

 

2 comentarios

  1. ¡Vaya análisis compañero! Entre tu artículo y el vídeo ¿quién se resiste a sentirse Batman por unas horas?

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