A sabiendas de que otras cadenas han cancelado cosas también, hoy voy a centrarme en ABC y la escabechina que ha hecho su parrilla – que no dudo yo de que tengan sus razones, pero eso no implica que tenga que estar contenta con el resultado – y en MTV y su cancelación de Faking it. Más que nada porque ponerle fin a algunas de esas series me parece un error garrafal, en plan confiarle a Madalena las llaves de tu reino, o darle acceso a Hydra a los ordenadores del pentágono. Que no todo son las audiencias. O no debería.
En una cadena poblada por melodramas resultones pero prototípicos (sí, te estoy mirando a ti Scandal), y divertidas comedias pero que nuevamente no tienen nada nuevo que contar (ahem, Modern Family), Galavant y Agent Carter eran algo especial. Por razones distintas ambos eran igual de necesarios. Y ambas se merecían algo mejor que el tratamiento que han tenido.
A veces la calidad de un producto, lo que aporta y lo que significa deberían ser suficientes para mantener algo en antena. Señores ejecutivos de abc ya tenéis otras series que os dan dinero, el cual seguro que te da para mantener una serie que te de prestigio aparte de para comprarte una mansión en Miami. Por muy bonita que sea la mansión.
De verdad que he perdido la cuenta de las veces que he oído decir aquello de “ya no se hace nada original”, “la televisión al final es siempre lo mismo” o que “quieren ver algo diferente”. Bien, Galavant era ese algo. La comedia estaba perfectamente medida, la música era maravillosa e hilarante y tenía un plantel de personajes que le daban una vuelta de tuerca sus propios tópicos. Alan Menken estaba detrás del proyecto y eso sólo puede ser señal de cosas buenas. No había ninguna razón para no ver esta serie, excepto quizás si odias la diversión.
Y Agent Carter complementaba a la perfección el universo de Marvel. Tanto el de Agentes de SHIELD como el de la pantalla grande. Y además cuenta con un plus: Hayley Atwell. ficción que es una efectiva combinación entre los seriales cinematográficos y radiofónicos de los años 40 y 50, ese encanto ingenuo pero no estúpido propio sobre todo del cine de los 80 y Alias. Comprometida. Con una química entre actores de esas que son difíciles de encontrar e imposibles de fabricar. Con una heroína femenina compleja, un personaje redondo que ha significado tanto y ha representado tanto en el universo cinemático de Marvel que no se podría entender sin ella.
Y por último, MTV (sí, también tenemos para ti, querida) y Faking it. Esa serie era especial. Para empezar era honesta – que no es algo tan fácil de encontrar- pero es que además era divertida y trataba sin tapujos lo confuso que puede llegar a ser el mundo del amor y de la sexualidad cuando eres adolescente pero sin caer en ni tremendismos ni paternalismos. Y además representaba, entre otras muchas cosas, al colectivo lésbico, ese que tantas veces queda olvidado en la pequeña y la gran pantalla. Si MTV no ha sabido ver lo importante que es tener una serie como esa en su parrilla en los tiempos que corren… bien, aquí estamos nosotros para decírselo: Faking it es necesaria en la televisión actual. Como Galavant. Como Agent Carter. Tres series que gracias a estas cadenas han pasado a estar junto con Firefly y Pushing Daisies, en el cielo de las series que nos quitaron demasiado pronto.
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