“Stay afraid, but- do it anyway. What’s important is the action. You don’t have to wait to be confident. Just do it and eventually the confidence will follow.”
— Carrie Fisher
Medio mundo estaba en vilo esperando noticias sobre la evolución de Carrie Fisher y el desenlace no ha podido ser peor. La actriz ha fallecido hoy a los 60 años después de haber sufrido un infarto el viernes en un avión, según ha confirmado la familia en un comunicado que difundió su portavoz, Simon Halls.
Me vais a permitir que hable un momento de mi, para honrar el legado de Carrie Fisher. Como buena hija única – y con padres padres profesores para más inri- me he pasado la mayor parte de mi vida explorando mundos de ficción. No porque estuviera particularmente sola, tenía amigos y mi familia estaba muy pendiente de mi: pero no tenía hermanos con los que entretenerme en las horas muertas en las que no podías jugar con tus amigos y tampoco con tus padres. Como resultado aprendí que el cine, la televisión y los libros eran una compañía muy buena.
Entre todas esas historias, La Guerra de las Galaxias se levanta como una montaña. Estable y permanente en mi infancia. Y por tanto, en mi forma de ver el mundo. Luke, Obi-Wan y Han eran mis héroes. Con Darth Vader aprendí que hasta la persona aparentemente más terrible puede estar simplemente roto de dolor. Pero como Indiana Jones, Gandalf o Harry Potter, mis héroes eran todos hombres. Hasta que con cuatro notas maravillosas de Williams, Carrie Fisher y su princesa Leia se asomaban a un pasillo de una nave espacial y se quitaba la capucha. He leído mil veces que toda una generación se enamoró de ella en ese momento. Yo también lo hice.
Leia era lista, segura, valiente y endemoniadamente buena con un blaster. Y sé que le tengo que estar agradecida a Leia porque abrió camino a un mundo donde las mujeres podían ganar a un stormtrooper en un duelo de motojets, en el que las princesas salvaban a sus canallas de capos del crimen. Leia no fue la única heroína de mi infancia, pero definitivamente fue la primera.
Ya de adulta aprendí que Carrie Fisher era mucho más que la princesa Leia. Era una mujer extremadamente inteligente y divertida que se vio engullida por una situación ingobernable para cualquiera y más aún para una cría de 19 años. Una escritora magnífica. Aprendí que sobrevivió a la enfermedad mental y a la adicción, que luchó con todas sus fuerzas para derribar barreras y romper estigmas. Que jamás se calló cuando había que señalar que culturalmente a las mujeres, empezando por ella misma y mucho más en Hollywood, se les imponían unos estándares inalcanzables.
Más allá del cine, más allá de Star Wars, Fisher era una luchadora. Mostró que con la suficiente fuerza de voluntad puedes plantar batalla a tus demonios. Así que sí, Carrie siempre será la Princesa Leia para todos nosotros, pero fue mucho más. Uno no se convierte en icono de una generación por nada y Fisher no sólo es icono de una. Lo es de varias.
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