Lagertha, queremos tu crema hidratante


Lo hemos estado haciendo mal toda la vida. No hay que ir a comprar la crema hidratante ni una gran superficie, ni a la droguería del barrio. Yo a partir de ahora voy a pedir que me la traigan de Kattegat, que he visto yo que en la serie de Vikings lo de las patas de gallo, si eres fémina, no son más que una leyenda urbana.

De verdad de la buena, ser mujer en Kattegat es una ganga porque mientras Ragnar temporada a temporada siente el peso de la edad transformado en una barba cada vez más canosa y larga, un cuerpo menos esbelto y unas ojeras que llegaban hasta el mismísimo reino de Mercia; ahí tenemos a Lagertha, más fresca que una lechuga. Ni una triste pata de gallo, da igual los saltos temporales que veamos en la serie que el único cambio físico que vemos en la vikinga es que sus trenzas se van volviendo mucho más intrincadas, que a mi ya me saca hasta de la historia verla igual con 20 años que con 50. Y lo mismo podemos decir de Aslaug que según pasaban los años lo único que era distinto en su rostro es que cada vez llevaba más eyeliner. O las mujeres de Vikings son descendientes de las mismas valquirias, o tienen una hidratante por la que muchos famosos matarían.

Esto de no envejecer es una costumbre que tienen muchos personajes femeninos en las series,de ahí que me haga siempre tanta ilusión ver los primeros planos de Alicia Florrick con sus marcas de expresión en The Good Wife,pero no son las únicas. A Enrique VIII en Los Tudor – Hirst, comenzamos a notar un patrón- sí le salía alguna que otra cana y una barba muy bien recortadita, pero en aras de mantener la sensualidad que era marca de la casa, los kilos de más y la gota que sabemos de sobra que le trajeron los años de regalo al famoso monarca, en la ficción protagonizada por Jonathan Rhys Meyer brillaban por su ausencia. Así cuando el rey inglés era un cincuentón, en su versión televisiva aparentaba tener cuarenta y poco. Que el frío inglés conserva muy bien el cutis y se ve que además previene la gota y adelgaza.

Pero no entréis en pánico, que no hace falta que nos vayamos a tierras vikingas ni a la campiña inglesa para gozar de un rostro eternamente lozano. Nuestra Isabel la Católica en Isabel se conservaba admirablemente bien en cualquier etapa de su vida en la producción de televisión española. Se ve que a la monarca le sentaban muy bien los aires castellanos porque hasta en su lecho de muerte tenía una piel tersa sólo mancillada por unas, eso sí, eternas aunque discretas ojeras. Cosas de tener que organizar la reconquista, lidiar con carrillo y con Fernando así todo en uno, que quita horas de sueño.

Y no es la única de la televisión patria en evitar el envejecimiento, porque los habitantes de Puente Viejo, que también está en tierras castellanas, sobreviven impertérritos a los cambios de época. Doña Francisca Montenegro sigue igual que el primer día, lo mismo que Don Raimundo, Dolores, Candela y Emilia. Sólo me queda suponer que el Secreto al que hace referencia el título de la serie es que la fuente de la plaza del pueblo es en realidad la fuente de la eterna juventud…

Debe ser la manera de compensar tanto disgusto argumental. Tu vida es un desastre pero tu piel es una maravilla y nunca envejecerás. Eso o que a las series no les gusta un pelo que sus protagonistas envejezcan. Misterios de la televisión. ¿O no?

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