Horizon: Zero Dawn, el renacer de la humanidad

Guerrilla Games se ha ganado a pulso ser uno de los estudios internos de referencia para Sony. La compañía nipona nunca ha dejado de confiar en su equipo para nutrir al catálogo de PlayStation de producciones exclusivas de gran envergadura, buen ejemplo de ello es su flamante saga Killzone, la cual siempre ha tratado de exprimir al máximo las capacidades del hardware que ha tenido a su disposición convirtiéndose en uno de los buques insignias de la consola.

Sin embargo, y tal vez debido a que su segunda entrega dejó el listón muy alto, la franquicia ha ido perdiendo paulatinamente capacidad de sorpresa dejando cada vez menos margen para su evolución, de ahí que sus responsables sintiesen la necesidad de plantearse nuevos retos, reinventarse haciendo algo muy diferente pero manteniéndose en esa vanguardia tecnológica en la que hace ya años se acomodaron y apostando por un producto muy del gusto del gran público y de acuerdo a las tendencias que dicta la propia industria.

Con Horizon: Zero Dawn no sólo han vuelto a realizar un impresionante despliegue de recursos para crear un universo como pocos hemos visto en nuestros monitores, sino también una encomiable labor de diseño artístico a través del cual han dado forma a entornos post apocalípticos y criaturas propias de la ciencia ficción que dan sentido a un relato con mucha personalidad. Porque sí, el peso que adquiere la narrativa en esta aventura está muy por encima de algunos de los principales exponentes del género y ya no digamos del resto de trabajos firmados por los chicos Guerrilla.

El futuro que nos plantea el título no es para nada convencional. La civilización, tal y como la conocemos, hace milenios que se extinguió debido a una catástrofe global que no sólo redujo su forma de vida y sus logros a meros mitos y leyendas, sino que provocó que la humanidad retrocediese a un estado primitivo forzándola a sobrevivir en un hábitat en el que hombres, bestias y máquinas conviven en un delicado equilibrio.

Es en este nuevo mundo en el que deberá desenvolverse la protagonista indiscutible de la historia, una joven llamada Aloy a la que su propia tribu, los Nora, ha mantenido apartada desde el día de su nacimiento. Convertida en una cazadora tenaz gracias a la tutela de Rost, otro paria al que los suyos hace mucho que dieron la espalda, Aloy sólo ansía superar la prueba a la que todos los jóvenes deben someterse para pasar a formar parte de los llamados valientes y así poder formular a las matriarcas de la aldea las preguntas que llevan años afligiéndola. ¿De dónde procede? ¿Quiénes son sus padres? ¿Por qué se le prohibió unirse a los Nora como al resto de sus semejantes?

El épico viaje en el que está a punto de embarcarse no sólo buscará dar respuesta a todas estas incógnitas, sino también desentrañar los misterios vinculados a los últimos días de los Antiguos y a la proliferación de máquinas cada vez más imponentes y agresivas.

Bajo esta premisa, descubrir todo lo que Horizon: Zero Dawn nos depara implicará explorar un vasto territorio con zonas de lo más variopintas y en las que siempre hay algo que hacer. La apuesta por la cada vez más socorrida fórmula del mundo abierto no es sólo una manera de dotar a esta producción de una dimensión que sólo podemos calificar de colosal, se trata de una decisión perfectamente justificada en base a toda una serie de mecánicas que buscan exprimir todo su jugo, aportando una gran cantidad de contenido lo suficientemente relevante como para hacer que la experiencia resulte tan inmersiva como satisfactoria.

A medida que vayamos avanzando en la aventura nos encontraremos recorriendo las verdes praderas que se extienden en torno a los asentamientos Nora, desiertos de aspecto desolador cortados por inmensos cañones esculpidos en la roca, ciudades majestuosas, instalaciones en ruinas y valles cubiertos por la nieve. Cada uno de estos terrenos tendrá sus particularidades, especialmente en lo que se refiere a la fauna. Cuanto más al norte viajemos, más accidentado será el paisaje y mayores peligros correremos, ya sea por la presencia de bandidos o de la oscura secta de los Eclipse, o por máquinas de muy diversa índole. Normalmente su forma recordará a la de los grandes saurios o a animales procedentes de la época prehistórica, como el Dientes de Sable, siendo algunas más agresivas que otras. Aun así, más nos valdrá ir con pies de plomo pues cualquiera de ellas podría provocar nuestra muerte en un abrir y cerrar de ojos.

En este sentido, el juego suele penalizar a los jugadores menos calculadores. Enfrentarnos a cada situación requiere planificación, trazar estrategias de acuerdo a la amenaza frente a la que nos encontramos, la disposición del escenario y nuestros objetivos finales. Adquirir un cierto sentido de la pausa es fundamental dado que, aunque Horizon: Zero Dawn puede confundirse a simple vista con un juego de acción puro y duro, el componente de rol está muy marcado.

Aumentar el nivel de nuestro personaje cumpliendo tareas, ir bien equipados y conocer las opciones que brinda nuestro arsenal puede ser determinante a la hora de salir victoriosos de cualquier enfrentamiento. Por esta razón, es indispensable que la recolección de recursos se convierta en una de nuestras principales rutinas, ya que recoger madera, plantas o las preciadas esquirlas de metal es un requerimiento esencial a la hora de fabricar munición que disparar, pociones para restaurar la salud o trampas con las que emboscar a nuestros enemigos.

Haciendo uso del foco, un artefacto con el que escanearemos todos los elementos que nos rodean, además de seguir rastros o recopilar documentación deberemos catalogar los diferentes tipos de máquinas e identificar sus puntos débiles. De este modo, podremos prepararnos adecuadamente, concebir tácticas para eliminar aquellos componentes que dejen ciertas partes de su cuerpo más vulnerables e incluso seleccionar el tipo de flecha que más daño pueda producir.

Como puede intuirse, el combate a distancia es el punto fuerte de un sistema en el que el uso del arco nos será imprescindible para abatir a la mayoría de nuestros oponentes, dándonos la oportunidad de hacernos con varios tipos de arcos y de un gran surtido de municiones que producirán efectos muy diversos. Por supuesto también nos las podremos arreglar en el cuerpo a cuerpo, pues en ningún momento nos separaremos de nuestra fiel lanza, aunque su manejo puede resultar un tanto impreciso tanto a la hora de encarar a nuestros rivales como en el golpeo.

Sí resulta mucho más fiable a la hora de movernos con sigilo. Estas mecánicas, en la línea de lo visto en otros juegos como Assassin’s Creed, se han implementado de manera más que correcta dándonos la posibilidad de ocultarnos entre la hierba alta, atraer a los guardias con silbidos o lanzando rocas y finalmente ensartarlos en silencio acabando con ellos de manera rápida y eficaz.

También habrá algo de plataformeo, aunque en términos generales su contribución a la acción es muy poco significativa más allá de alguna que otra escena bastante espectacular durante la campaña. Su presencia cobra especial sentido durante la exploración, pues nos servirá para atravesar puntos determinados del mapa e incluso para alcanzar algunas áreas donde recoger ciertos coleccionables. Dado que saltar de saliente en saliente es un ejercicio bastante automático y lineal, la principal dificultad residirá en encontrar aquellas paredes susceptibles de escalar especialmente en los escenarios naturales, donde no siempre nos será sencillo distinguirlas.

Aunque la trama principal consta de veinte capítulos, según vayamos descubriendo nuevos asentamientos nos irán surgiendo multitud de misiones secundarias, la mayoría de las cuales poco o nada tienen que envidiar a las principales. Los personajes que conoceremos, la información y la experiencia que nos reportarán sobre el mundo de Horizon, los objetivos que deberemos cumplir… todo ha sido tratado con el suficiente mimo como para que no parezca una mera excusa para ampliar la duración del título, la cual a decir verdad se dispara sobre todo si atendemos a otros encargos menores, participamos en los desafíos de los terrenos de caza o asaltamos los campamentos de bandidos.

Más allá de la diversión que podamos encontrar en todas estas tareas, es muy recomendable realizarlas con el fin de ir aumentando nuestro nivel y ganar valiosas recompensas con las que comerciar. Las reliquias que encontremos o las piezas más preciadas que obtengamos de las máquinas con las que acabemos nos servirán para comprar nuevas armas y armaduras, las cuales podremos mejorar para hacerlas más poderosas y así continuar nuestras andanzas con mayores garantías.

Una de las habilidades más importantes con las que contará Aloy será la de piratear las máquinas que vaya encontrando a su paso, sirviéndose de ellas a modo de montura para desplazarse con mayor rapidez o lanzándolas contra otros enemigos para sembrar el caos. Por supuesto nos será imposible controlarlas a todas desde un principio, de modo que deberemos buscar ciertas instalaciones denominadas Calderos que no son más que fábricas automatizadas donde, si somos capaces de llegar hasta su núcleo, obtendremos la información necesaria para imponerles nuestra voluntad.

Como podéis comprobar, las posibilidades del título son cuantiosas y muy variadas, aunque muchas de ellas no hubiesen sido posibles si no nos encontrásemos ante todo un portento técnico. Y es que el hecho de tratarse de un juego de mundo abierto no hace sino dar mucho más mérito a la excelencia que ha alcanzado Guerrilla a la hora de crear los entornos naturales, vivos y llenos de elementos, y en general de dotar a todo lo que se muestra en pantalla de un fotorrealismo pocas veces visto en un videojuego. El detalle en las facciones de los principales protagonistas o los efectos de luz que bañan los escenarios dependiendo del momento del día en el que nos encontramos son dignos de elogio, meros ejemplos del poderío gráfico del que hace gala el juego y que le permite mirar de tú a tú a otros grandes como Uncharted 4. Y es que si hiciéramos una comparativa entre estos dos gigantes, mientras que la aventura de Nathan Drake es posible que ganara el pulso en las distancias cortas, teniendo en cuenta todo lo que Horizon es capaz de abarcar y el nivel que mantiene en todo momento no nos queda más remedio que quitarnos el sombrero ante su buen hacer.

A esto hay que sumarle la contribución de un apartado sonoro de altura, con una banda sonora marcada por la melancolía de su composición principal pero cuyos ritmos tribales saben acompañar a la acción en todo momento. También cabe destacar que todos los diálogos han sido doblados al castellano de manera muy profesional, siendo la actriz Michelle Jenner la encargada de poner la voz a Aloy.

Sería un tanto exagerado decir que Horizon: Zero Dawn es una propuesta que brilla por su originalidad o que sus aportaciones van a suponer un antes y un después en el género. La influencia de sagas como Far Cry, Assassin’s Creed o Mass Effect por citar tres muy claras son innegables, pero eso no quiere decir que todo lo que el juego de Guerrilla ha cogido no lo haya hecho con acierto y con vistas a conseguir un conjunto muy sólido, que funciona y divierte mucho.

Tiene sus fallos, como todos. Hemos encontrado problemas en la sincronización labial en algunas escenas puntuales, notado algún breve desajuste en los ciclos de día y noche y la inteligencia artificial de los humanos no es nada del otro mundo. También nos hubiera gustado que hubiera incluido puzles más complejos, o que los diferentes tipos de respuestas de Aloy a la hora de interactuar con ciertos personajes nos hubiesen posibilitado definir su personalidad o que hubiesen variado de alguna manera el devenir de los acontecimientos, pues en definitiva ser más o menos diplomático no modifica la historia en absoluto.

En todo caso, son puntualizaciones menores que no empobrecen una experiencia muy completa. Un juego que por momentos puede resultar exigente pero que te invita a sumergirte en un relato de ciencia ficción que sabe mantener el interés hasta el final y que nos ha dejado al que está llamado a ser uno de los iconos de la nueva generación de PlayStation. Aloy, sin ser el personaje más carismático de este año, es todo lo que podríamos esperar de una heroína que no cede ante los estereotipos más discutibles del sector y a la que auguramos una larga trayectoria. Su debut, al menos, nos ha convencido.

 

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