He vuelto a ver The Good Wife. Por aquello de refrescar la memoria a la hora de ver el spin off y tengo que hacerlo, tengo que hablar del que a mi me gusta llamar “el efecto Rory Gilmore” y que también campa a sus anchas en la figura de Santa Alicia.

Me explico. En Las chicas Gilmore todo el mundo se encargaba de recordarte aproximadamente cada dos minutos del episodio lo maravillosa y perfecta que es Rory, lo inteligente que es, lo lejos que va a llegar en la vida y cómo todos los hombres que aparecen en su círculo social – que misteriosamente se enamoran de ella más o menos platónicamente- simplemente no se la merecen, los pobres plebeyos. Y tú te quedas sentada ahí pensando que en realidad la hija de Lorelai Gilmore es mucho menos genial que su madre, que para leer tanto sólo menciona best sellers y que además de snob es una pija rematada que se ahoga en un vaso de agua y que en realidad es ella la que no se merece a sus pretendientes. Principalmente porque es una egoísta que los trata a todos de pena.

Pero lo más sangrante es que no se limita al aspecto amoroso: Rory Gilmore, la niña mimada de Stars Hollow parece sorprenderse cuando Yale no se pliega directamente a sus deseos, su familia se indigna cuando los Huntzberger consideran que no ella no es suficiente para su heredero cuando se han tirado todos los capítulos de la serie haciendo que los pretendientes de Rory se sintieran inferiores a ella, en el revival de la serie se sentía frustrada porque en una entrevista de trabajo ¡le piden que les convenza de por qué deberían darle el trabajo! A la más joven de las chicas Gilmore siempre le ha venido todo regalado y entra en crisis cada vez que se encuentra un bache en su camino y corre a esconderse a la casa y el dinero y los privilegios de sus abuelos. Y los que la rodean… ponen el grito en el cielo porque su preciosa Rory, por una vez tiene que ponerse las pilas.

Siempre me hizo rechinar los dientes ver como Paris una chica fuerte, independiente y que realmente se dejaba la piel para conseguir sus objetivos perdía una y otra vez delante de la niña mimada por excelencia de Stars Hollow: en serio, Harvard, ¡en qué estabas pensando para no elegirla?

Ocurría lo mismo con Sookie y True Blood pero al menos ésta tenía la excusa de que tenía sangre de hada corriendo por sus venas para volver loquitos a todos los vampiros que se encontraran en un radio de 1 kilómetro y para que todos se lanzaran de cabeza al peligro a salvarla. Era algo que sacaba de quicio a Pam y al espectador, pero en el fondo uno puede entender que cuando la magia está de tu parte… poco podemos hacer los demás.

Esto no se puede aplicar a nuestra querida Santa Alicia: la buena señora de sangre de hada no tiene una gota y aún así pese a sus puñaladas traperas, sus aires de estar siempre oliendo pescado podrido y una técnica de poner los ojos en blanco nunca igualada en la televisión actual… aún así la vida le regala victoria tras victoria y la serie intenta convencerte de que se lo ha ganado porque bueno, si la admira Eli Gold es que debe ser más lista que los demás, ¿no?

Te repiten una y otra vez que ella es la adecuada para llenar los zapatos de Will Gardner y que se puede comer con patatas a la mismísima Diane Lockhart y sinceramente no lo compro. Alicia asciende porque está inmersa en el efecto Rory Gilmore, gracias al cual todas las tramas del universo de tu serie trabajan a tu favor. Diane era mucho más inteligente que ella, Cary era mucho más honesto y Eli Gold era muchísimo mejor Maquiavelo. Que demonios, hasta su marido era mejor corrupto que ella, al menos lo abrazaba sin vergüenza ninguna.

Ay, Santa Alicia, eras desesperante, pero en el fondo yo y todos tus pretendientes te echaremos mucho de menos… con la diferencia de que al menos yo -y Jason- sabemos que, en el fondo, no te lo mereces.