La Momia: Tom Cruise intenta parar un apocalipsis light

En el fondo me da un poco de pena lo de La Momia de Tom Cruise. Porque no es tan mala como la pintan, ni mucho menos. Tampoco es que sea buena, pero no resulta ofensiva ni nada de eso. Sale Tom Cruise y eso siempre es garantía de al menos dos o tres escenas espectaculares, y Sofia Boutella es una momia  más que digna. El problema es que vas con la de Brendan Fraser en la cabeza y aquella – aparte de no tener nada que ver- era casi, casi, la película de aventuras perfecta.

Así que el mejor consejo que puedo daros si queréis acercaros a ver esta película es ese, que las comparaciones son odiosas así que si no queréis que se os estropee la experiencia no esperéis de ella más de lo que ofrece: efectos especiales, escenas de acción espectaculares y mucha carrera de un lado a otro de Londres. Porque esta momia Egipto lo pisa sólo en los flashbacks.


Ya os digo, la película no pasará a la historia del Séptimo Arte: Nada de descubrir la historia de la princesa momificada, a los 5 minutos de película ya te ha contado todo lo que necesitas saber Russell Crowe, que hay que ponerse a explotar cosas cuanto antes y los blockbuster cada vez van con más prisa a todo. Nada de aprovechar la cultura egipcia para desarrollar un sólo personaje, aquí se aplica el efecto Batman vs Superman: Tengo que crear un universo completo apropiado para una saga de películas y lo tengo que tener hecho para ayer. Y Annabelle Wallis está desaprovechada hasta niveles ofensivos porque no hace absolutamente nada. Ella, que ha sido Jane Seymour; ella, que apunta a ser la nueva Sean Bean.


Pero no todo es malo. La idea de un universo donde las criaturas de los cuentos de terror victorianos y las películas de la Hammer campan a sus anchas, aunque ya está visto (Hola, Penny Dreadful, te echamos de menos) siempre es interesante y da juego. Boutella nos deleita con todo un alarde de control sobre su propio cuerpo y de expresión corporal, hasta un punto que te hace lamentar que, de nuevo las prisas, esta momia consiga en 10 minutos lo que al pobre Imhotep le costaba una película completa: regenerarse. Aparte podemos disfrutar de un buen chute de adrenalina con, por ejemplo, la escena del avión, o la del agua en las catacumbas. Y es interesante el punto de partida, aprovechando la destrucción real de monumentos de un gran valor histórico y artístico en la que fuera la cuna de la humanidad.


Vamos, que si el cine no estuviera tan caro en realidad no dolería tanto gastarse el dinero en una película que es eso: perfecta para pasar la tarde.

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