Muchos de nosotros todavía recordamos con especial nostalgia Los hombres de Harrelson, una serie estrenada en 1975 y que a pesar de contar con sólo un par de temporadas supo ganarse la simpatía del público más dado a las series policíacas. Protagonizada por Steve Forrest en el papel del teniente Hondo Harrelson, la ficción giraba en torno a las operaciones de un grupo de agentes perteneciente al cuerpo de los S.W.A.T., verdaderos expertos en tácticas y armamento a los que se recurría para hacer frente a las situaciones más peligrosas.
De hecho, y al igual que ocurría en tantísimas ficciones, sus episodios seguían a rajatabla un esquema tan simple como efectivo: ocurría alguna emergencia en la ciudad, las circunstancias comenzaban a escapar al control de las autoridades, se llamaba al bueno de Harrelson y él y su equipo solucionaban el entuerto con toda la precisión y profesionalidad de la que solían hacer gala. ¿Quién no recuerda aquel “¡T.J., al tejado!” que el cabecilla repetía semana tras semana?
Más de cuatro décadas después, la mítica ficción vuelve a la vida como una de las grandes apuestas de AXN para la temporada otoñal y convenientemente rejuvenecida gracias a un nuevo reparto encabezado por Shemar Moore, un actor cuyo rostro no es precisamente ajeno a los espectadores gracias a su dilatada trayectoria en Mentes criminales y que asume con gusto el rol de toda una leyenda televisiva.
El argumento de la renovada producción da comienzo cuando el teniente Daniel Harrelson es ascendido a líder de su equipo S.W.A.T. tras un fatídico incidente que causa la destitución del que hasta entonces había sido su superior. Su nueva posición le dejará en una situación muy delicada, en primer lugar al ser consciente de la decepción de su compañero Deacon (Jay Harrington) al no haber sido considerado para el puesto a pesar de ser uno de los miembros más veteranos. Por otro lado, Harrelson mantiene un romance en secreto con Jessica Cortez (Stephanie Sigman), de quien comenzará a recibir órdenes directas con todo lo que eso conlleva a nivel personal y profesional.
A juzgar por lo visto en el episodio piloto, la conexión del protagonista con las personas que conforman su entorno será el verdadero leitmotiv de una serie donde los conflictos se sucederán al mismo ritmo que las imprescindibles escenas de acción. Todo ello quedará patente a través de múltiples casos que nos demostrarán que este grupo de especialistas no tiene miedo de ensuciarse las manos realizando investigaciones a pie de calle y hostigando sospechosos, precisamente uno de los vínculos más claros con el clásico en el que se basa.
Tal vez lo más interesante de Los hombres de Harrelson sea su afán por tender puentes con la actualidad poniendo el foco sobre una problemática tan significativa en la sociedad estadounidense como es la violencia racial y en la que el papel de las autoridades ha quedado en entredicho de manera reiterada. El hecho de que Daniel sea afroamericano no es ni mucho menos casual, como tampoco lo es que la acción tenga lugar en Los Angeles o que el detonante de la trama sea un disparo a un adolescente de raza negra que no había hecho nada para merecerlo.
A causa de tales acontecimientos, Harrelson no sólo tendrá por delante el desafío de mantener unido a su equipo, sino también lidiar con todos aquellos ciudadanos que le ven como el adalid de su lucha contra la discriminación y los abusos de poder. Gente con la que creció y que podría comprometer su lealtad al cuerpo.
El arranque de la ficción nos ha dejado un buen sabor de boca y seguiremos con interés el transcurso de su primera temporada para comprobar si cumple con las expectativas depositadas en una producción que parece tener muy claro que no puede quedarse anclada en los viejos tiempos. Todavía tiene escollos que superar, como son la acumulación de procedimentales en la parrilla televisiva y un reparto que no va sobrado de carisma. Sin embargo, tiene los suficientes elementos como para convertirse en un estupendo entretenimiento enriquecido con suculentos guiños a la realidad social más preocupante.