Esta semana he pensado mucho en Sin Rastro, serie protagonizada por Anthony LaPaglia, Poppy Montgomery, Eric Close, Enrique Murciano y Marianne Jean-Baptiste.
Sin Rastro es una serie que se emitió entre 2002 y 2009 y que sigue a un equipo de agentes especiales del FBI en su trabajo, que no es otro que encontrar a personas desaparecidas. No parece que el tema dé para mucho ¿Cuántas formas hay de desaparecer? Pues muchas porque la serie duró 7 temporadas de 24 episodios, excepto la sexta que tiene 18 debido al parón que hubo por la huelga de guionistas.
Recuerdo ver la serie en Antena 3 por las noches, a las 22:00, cuando todavía el Prime Time no era a horas intempestivas para alguien que tiene que madrugar. Ahora Energy la emite los fines de semana en formato maratón.
Sin Rastro es un drama procedimental que salió de la fábrica de Jerry Bruckheimer que atendía las funciones de productor, al igual que su éxito mundial CSI. Lo que diferenciaba a Sin Rastro de otros procedimentales, especialmente la mencionada CSI con quién tuvo un crossover y todo, es que además de los casos las tramas también dejaban ver la vida personal de los agentes del FBI, Jack Malone, Vivian Johnson, Danny Taylor, Samantha Spade y Martin Fitzgerald, equipo al que más tarde se uniría la agente especial Elena Delgado, interpretada por Roselyn Sanchez.
La serie era bastante dramática, para que nos vamos a engañar, era oscura y no te dejaba con una sonrisa en la boca precisamente. Algunos casos eran realmente tristes. Pero contaba cosas interesantes e importantes, en ella se habló del bullying en un episodio magnífico, del trato de la sociedad y los medios de comunicación a las distintas clases sociales y razas, en otro episodio en el que habían desaparecido dos adolescentes, una chica rubia de clase alta y un chico negro de clase baja. Hablaron de la homosexualidad y las personas transgénero en dos episodios llenos de sensibilidad y tolerancia. Hablaron de abusos, de la pena de muerte, de los canones de belleza superficiales (en una época en la que muchas personas se sometían a operaciones de estética, a veces en lugares no legítimos) y de otros temas de actualidad por aquella época y algunos que siguen estando de actualidad ahora.
Aunque Sin Rastro era un drama sobre el FBI en dónde había escenas de acción y disparos supieron trasladar muy bien cómo es una investigación. Las entrevistas a los testigos, conocidos y sospechosos, las largas horas revisando cuentas bancarias, de correo, conocidos, sospechosos…Es más, lo normal en cada episodio es que las escenas en la oficina y fuera de ella sean la misma cantidad, si no más las de los agentes examinando papeleos y pistas. Hay tensión pero no es una serie en la que se eleve la adrenalina, no hay peleas espectaculares, y muy pocas persecuciones en coche, por no decir casi ninguna. Es una serie muy realista. También incluyeron ciertos detalles humorísticos, principalmente venidos por los comentarios de los protagonistas y sus interacciones entre ellos y con los sospechosos.
Hacía mucho tiempo que no pensaba en ella y la verdad es que Sin Rastro es una serie que me gustó mucho en su momento y que me sigue gustando cuando la he vuelto a ver, a pesar de ser una serie triste, ocura y melancólica, es una serie bastante interesante.