Arcade Fire se suben al ring del WiZink y se ganan al público

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El pasado 24 de abril Arcade Fire presentó en Madrid su último álbum en un concierto espectacular.

He de confesar antes de iniciar este artículo que no soy muy fan de Arcade Fire. Por supuesto llevo en mi MP3 canciones clásicas del grupo, puedo identificarles si salgo de marcha y el DJ pone un tema suyo, y sigo más o menos su carrera en plan “Ah,sí han sacado nuevo disco“. Vamos, lo suficiente para saber que venían a España a tocar en directo.

Cuando supe que venían a tocar en directo pensé: bueno puedo ir a verles, me gusta la música en directo y me lo pasaré bien. Entonces vi el precio de las entradas, primer obstáculo, eran un poco caras para mi gusto, también es cierto que hacía años que no les veía, y aunque fueran un poco caras me iba a dar mucha envidia la gente que fuera y ver todos los Stories y publicaciones en Redes Sociales de la gente. Así que a por las entradas que fuí.

Recuerdo ver a Arcade Fire hace años, la primera o segunda vez que vinieron a España. Tocaron en el Summercase (cuando existía ese festival que compartía cartel y ciudades entre Madrid y Barcelona, nada ha hecho más por conciliar estas dos ciudades que ese festival, ni siquiera el puente aereo). El caso es que todos los modernos del lugar y algún que otro güiri nos congregamos en el escenario principal del Summercase para ver a Arcade Fire. Lo único que puedo recordar son pogos, brazos, piernas, luces cegadoras, y querer respirar. Recuerdo pensar “aguanto hasta que toquen Rebellion (Lies) y luego salgo como pueda”. Recuerdo alejarme en busca de aire, de oxigeno, recuerdo que aunque fuera un concierto al aire libre tarde varios minutos en salir de la masa y pensaba que me ahogaba.

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Así que ir a ver este año a Arcade Fire iba a ser un ejercicio de reconciliación con el grupo y con la previa y única experiencia que he tenido viéndoles. Y sí, la reconciliaición se produjo y mereció la pena pagar el elevado precio de las entradas. (No tan elevado si tenemos en cuenta que costaban parecido a las de Imagine Dragons y el concierto duró dos horas).

Arcade Fire se presentó con un ring de boxeo en medio del WiZink Center, fueron presentados como púgiles en lucha por el campeonato mundial de pesos pesados y lo ganaron. Empezaron fuerte saliendo entre el público y cantando sus grandes himnos, se atrevieron a interpretar temas en medio del público, que les trataba como héroes. La gente en pie aclamándoles, cantando con ellos las canciones, dando palmas y bailando. Los miembros del grupo no pararon de moverse en el escenario, de modo que nunca dieran la espalda a ningún sector del público. Animaron a la grada y a la pista que les respondían con vítores.

El escenario en forma de cuadrilátero y el juego de luces y videos estaban diseñados al detalle y sincronizados con los temas al segundo, para que el espectáculo creara la atmosfera correspondiente: a veces divertida, otras metáforica, otras nostálgica pero siempre épica creando un show inteligente y perfecto.

Arcade Fire nos dejó llenos de satisfacción, cantando sus himnos, se fue como entró con una banda de jazz saliendo entre el público tocando la última canción, muy a modo desfile de New Orleans, tocando hasta en la calle. La forma más original, divertida y festiva que he visto salir a un grupo de un concierto nunca.

¡Fantásticos!

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