Mi primo pequeño me dijo hace nada que Guns n’ Roses estaba sobrevalorado. Así, sin pestañear con esa seguridad tan maravillosa que da la juventud, la certeza de no estar equivocado porque tu visión es nueva. Nirvana es mucho mejor y no hay más que hablar. Y aunque yo soy tan fan de las rebequitas de Kurt Cobain como la que más, puse ese tono que ponemos los adultos a veces, ese con el que Gandalf despachaba a Merry y a Pippin cuando se estaban poniendo muy hobbits. Ya sabéis cuál, ese de la seguridad tan maravillosa que da la edad, la certeza de que la experiencia te da la razón. Le dije que en mi casa se respetaba a los Guns y que recordábamos la chistera de Slash y la cara perfecta de Axl Rose como si las drogas y las malas decisiones no hubieran pasado por ellos.
Conclusión, que yo tengo que convencer a la familia de que Guns n’Roses se ha ganado a pulso su puesto entre las grandes bandas del rock de la historia y Madrid todavía sigue con la resaca de su concierto en el Download Festival. ¿Y qué mejor manera de aunar ambas cosas que hacer un repaso por las 6 canciones que convirtieron al grupo en lo que es hoy?
Reckless life
El quinteto formado por Axl, Slash, Duff, Izzy Stradlin y Steven Adler era uno de los muchos grupos que tras miles de cambios de formación, andaba de bolo en bolo por los locales de Los Ángeles en busca del Santo Grial en forma de contrato discográfico. Lo consiguieron en 1986 con Geffen Records que les animó a lanzar un EP de calentamiento antes de su primer álbum. Lo anunciaron como grabación en directo aunque era una grabación en estudio. Para qué os vamos a mentir, eran otros tiempos con menos escrúpulos.
Welcome to the Jungle
Comenzaba el mito. El 21 de julio de 1987 lanzaban el debut del grupo Appetite for Destruction. El éxito llegó cuando MTV – en aquellos tiempos en los que emitían música- comenzó a retransmitir en bucle el videoclip de Welcome to the Jungle por petición popular después de que lo estrenaran de tapadillo a las cinco de la mañana. Un grito de guerra que subió libidos, bajó inhibiciones y que convirtió al álbum en el debut más vendido en toda la historia del rock con más de 32 millones de copias despachadas.
Sweet Child O’Mine
Un año más tarde, en 1988, la banda seguía de gira como teloneros de Aerosmith, Alice Cooper, The Cult y Mötley Crüe. Mientras ellos iban de una localidad a otra por carretera y cada vez eran más indulgentes con sus propios excesos borrachos de recién estrenada popularidad (entre otras cosas) la canción Sweet Child O’Mine, llegaba al número 1 de Billboard. Un regalo que ya quisiéramos muchas y muchos para la que por aquel entonces era la novia de Axl, Erin Everly , a quien está dedicada la canción.
Paradise City
Le había costado arrancar pero ya era un hecho. Appetite for Destruction era un éxito tremendo y seguía produciendo hits como si fueran gominolas. Era el caso de este temazo que confirmó que Guns n’ Roses se había convertido en la última gran esperanza del rock.
You could be mine
Las grabaciones del nuevo disco de Guns n’Roses no se libraron de una buena dosis de drama: tensiones internas, sustancias de todo tipo, y choques de egos eran el pan nuestro de cada día. Pero luego llegó en julio de 1991 el primer single You could be mine. La canción casi había formado parte de Appetite for Destruction y ahora reclamaba su lugar con videoclip protagonizado por Arnold Schwarzenegger incluido. Que para algo tenía que servir que fuera banda sonora de Terminator 2.
Don’t cry
Después de You could be mine llegó el turno de brillar de la que se iba a convertir en un baladón del rock de los que marcan a toda una generación. En realidad es el primer tema que compusieron Axl e Izzy para la banda y es sin género duda uno de sus mejores singles.