Bipolaridad, depresión, esquizofrenia, trastorno post-traumático… existe una amplia variedad de enfermedades mentales que, a pesar de ser diagnosticadas de manera habitual en la actualidad, no siempre gozan de una representación acertada en sectores como el de los videojuegos. De ahí que con motivo del Día de la Salud Mental queramos hacer un recorrido por cinco títulos que quisieron desligarse de los convencionalismos y volcarse en una temática que, lejos de considerarse tabú, constituyó la piedra angular de sus propuestas. Ya avisamos que esta problemática no tiene por qué ir siempre ligada al villano de la función, sino que los héroes también son susceptibles de sufrirla en sus propias carnes.
Hellblade: Senua’s Sacrifice
Calificado de “triple A independiente” dada su extraordinaria producción y el mérito de Ninja Theory al asumir su distribución digital, este juego de terror psicológico consiguió una enorme notoriedad gracias a un apartado artístico de lo más impactante y una temática nada habitual en el mundo de los videojuegos. El personaje principal, una guerrera picta llamada Senua, se embarca en un peligroso viaje a Helheim –el reino de la muerte en la mitología nórdica- con el fin de rescatar el alma de su amante de las garras de Hela. Afectada por un severo trastorno psicótico, la joven deberá enfrentarse a la oscuridad que alberga su propia mente y abrirse paso a través de una realidad alterada, donde las alucinaciones y las voces susurrantes (atención al excelente uso del sonido en el juego) serán una constante.
Si la obra de Yager Development es a día de hoy considerada como un juego de culto no sólo es por su excelente ambientación o por esos combates intensos en el corazón de una ciudad de Dubái arrasada por las tormentas de arena. El guión de Spec Ops: The Line iba un paso más allá de lo que se espera de un título de estas características, ahondando en los estragos que la guerra puede causar incluso en los más aguerridos combatientes. El protagonista de la historia, el capitán Martin Walker, era incapaz de lidiar con una desafortunada decisión que había costado la vida a un gran número de civiles sumiéndose en una espiral autodestructiva que desembocaba en un clímax de lo más sobrecogedor. En los instantes finales de la aventura el jugador asumía con resignación que gran parte de la misión había sido en realidad una alucinación post-traumática del soldado que, resultándole imposible asumir su culpa, luchó hasta el final contra sus propios demonios perdiéndose para siempre en su infierno particular.
Utilizando como referente la obra de Lewis Carroll el diseñador America McGee quiso revisar el relato clásico desde un punto de vista mucho más macabro y desarrollar un videojuego de estética gótica en el que la pequeña Alice debía luchar por sobrevivir en una versión mucho más retorcida del País de las Maravillas. Este mundo de pesadilla era la consecuencia directa del profundo trauma que padecía la protagonista tras presenciar cómo un terrible incendio consumía su hogar y a su familia. Internada en un terrible psiquiátrico y maltratada por los empleados del lugar, Alice permanecía en un estado catatónico mientras libraba una sangrienta batalla en lo más profundo de su psique.
Heavy Rain
Quantic Dream debutó en PlayStation 3 con un absorbente thriller policial en el que se nos instaba a descubrir la identidad del llamado Asesino del Origami y de esta manera rescatar al pequeño Shaun Mars de su cautiverio. El juego, de factura cinematográfica y tintes psicológicos, no sólo hacía hincapié en el sentimiento de culpa del padre del niño secuestrado o los problemas de adicción del detective al cargo de la investigación, sino también en el pasado del criminal. De esta manera descubríamos que nuestro némesis había quedado marcado por un terrible suceso durante su infancia, la muerte por ahogamiento de su hermano al que le fue imposible salvar. Culpándose él mismo por su debilidad y a su progenitor por su comportamiento negligente, este personaje obsesivo y desquiciado había diseñado un malévolo juego de pistas para comprobar si otros padres sí serían capaces de darlo todo por recuperar a sus hijos en situaciones límite.
Far Cry 3
La saga de Ubisoft tiene en su haber una larga lista de entregas, sin embargo pocas consiguieron ser tan memorables como la tercera. Gran parte de la culpa la tiene Vaas Montenegro, uno de los villanos más carismáticos que se recuerdan y cuyo comportamiento violento e impulsivo era buena prueba de la locura que imperaba en el título y que constituía su premisa. “¿Te he contado alguna vez cuál es la definición de locura? La locura… es… es hacer exactamente la misma mierda una y otra vez. Y esperar que algo cambie. Es de locos…”, señalaba durante uno de los puntos álgidos de la trama este infame pirata que hacía mucho tiempo que había perdido el juicio y había convertido la isla en un paraíso tropical sin ley. Sin embargo, su gusto por poner constantemente en tela de juicio el orden natural de las cosas hacía que cada una de sus apariciones resultaran cuanto menos interesantes.
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