No todos los juegos amparados por el sello de PlayStation Talents son capaces de generar la expectación de la obra de Tessera Studios. El estudio español se ha volcado en el desarrollo de una intrigante aventura en primera persona en exclusiva para PlayStation 4 que, si bien se puede disfrutar de un modo convencional, ha sido concebida para ser experimentada a través de PS VR, el dispositivo de realidad virtual de la consola.
Y no es ninguna tontería, pues si en algo brilla la propuesta de Intruders: Hide and Seek es en su capacidad de inmersión, en su acierto a la hora de generar tensión en el jugador mientras explora entornos oscuros y se afana por pasar desapercibido entre las sombras. Es por ello que pese a que el desarrollo de la aventura permanece invariable con independencia del modo en que la juguemos, es evidente que hacerlo con las gafas puestas añadirá un plus a la experiencia simplemente irresistible, sobre todo teniendo en cuenta que no existen tantos títulos en el catálogo de VR que nos ofrezcan sensaciones similares.
La historia que nos plantea esta producción da comienzo cuando Paul, un reputado científico que trabaja en los laboratorios de investigación Crysalys, decide tomarse unos días de descanso y conducir hasta su casa de la montaña junto a su esposa Jane y sus hijos Ben e Irene. Una vez allí, la familia verá impotente cómo la vivienda es asaltada por una banda de delincuentes formada por un bruto de colosales dimensiones, una hacker que no tarda en dejar el lugar completamente incomunicado y un sujeto de lo más perspicaz pero visiblemente perturbado que parece asumir el rol de líder.
Mientras sus padres son maniatados y torturados, los niños logran encerrarse en la habitación del pánico quedando lejos de las garras del grupo de indeseables, que no tardará en comenzar a buscarlos. Sin embargo, si quieren tener una oportunidad de salvar a sus padres y pedir ayuda al exterior alguno de ellos tendrá que salir del refugio, una tarea que asumirá el pequeño Ben. No estará sólo, ya que su hermana estará pendiente de todo lo que ocurra en la casa a través de las cámaras de seguridad y le irá dando indicaciones con su walkie talkie sobre la ubicación de los intrusos y sus objetivos inmediatos. Como os podéis imaginar, descubrir lo que en verdad ha motivado a los criminales a tomarlos como rehenes es el principal misterio a resolver de una trama que consigue interesarnos desde un primer momento y que se siente bien urdida.
La jugabilidad del título se centra en el sigilo, por lo que no esperéis una aventura en la que la acción tenga cabida. Tomaremos el control de un niño de 13 años que no es rival para ninguno de sus perseguidores, de ahí que debamos concentrarnos únicamente en esquivarlos y ocultarnos en aquellos lugares dispuestos para tal fin. Nuestro patio de recreo será una amplia residencia que consta de un total de tres plantas que incluyen un sótano, una biblioteca, un salón de juegos, el garaje y múltiples habitaciones. Dado que la electricidad ha sido cortada, toda la casa está a oscuras por lo que nos será más fácil movernos a hurtadillas y localizar a nuestros oponentes gracias al haz de sus linternas.
Si alguno de ellos nos encuentra y acorrala, la partida llegará a su fin. Sin embargo, en muchos casos tendremos la oportunidad de salir corriendo y escondernos en alguna estancia para despistarlos, para lo cual deberemos estar muy atentos a los armaritos o a cualquier otro escondrijo en el que podamos meternos sin que nos vean. A decir verdad la inteligencia artificial de los enemigos no es nada del otro mundo y cuentan con unos patrones de búsqueda predefinidos –no, no resultan tan imprevisibles como el xenomorfo de Alien Isolation precisamente- según el momento del juego en el que nos encontremos, por lo que si somos cuidadosos no será difícil esquivarlos. Correr cerca de ellos delatará nuestra posición, así como encender nuestra linterna cuando estemos muy expuestos, aunque por el contrario no prestarán demasiada atención a si dejamos puertas abiertas o si interactuamos con otros elementos del entorno.
Pese a que seremos nosotros quienes maduremos la mejor ruta para llegar hasta nuestro siguiente objetivo, lo cierto es que los capítulos avanzan de una manera sumamente lineal. De hecho, aquellos que busquen un desafío mayúsculo no verán con muy buenos ojos que el juego destaque aquellos objetos del escenario que resulten indispensables para continuar la partida, como por ejemplo la rejilla del conducto de ventilación por la que debemos colarnos o el ordenador portátil que tendremos que desbloquear. Sentimos que al juego le hubiese venido bien introducir algunos aspectos asociados a las aventuras gráficas, que motiven la exploración minuciosa de los escenarios hasta dar con la herramienta idónea para realizar una determinada acción o dar sentido a algunos de los objetos de la casa que podremos escudriñar y que finalmente se quedan en algo meramente decorativo.
Intruders: Hide and Seek cuenta con un apartado técnico muy convincente. Se nota que se ha puesto especial énfasis en el diseño de los entornos, que lucen detallados y lo suficientemente complejos para resultar tan laberínticos como exige la fórmula por la que se ha optado. La iluminación también deja un gran sabor de boca, y más teniendo en cuenta la importancia del tratamiento de la luz y las sombras a cada paso que damos. Donde sí se notan las limitaciones del proyecto en términos de presupuesto es en las animaciones de los personajes, algo desfasadas, y en el modelado de los mismos, que difícilmente soportan los estándares de la actual generación. En todo caso, creemos que lo que ha logrado Tessera Studios tiene mucho mérito, sobre todo teniendo en cuenta que sus imperfecciones son más palpables jugando frente al monitor que con PlayStation VR.
En lo que respecta al sonido, la banda sonora compuesta por Xabi San Martín –teclista y compositor de La Oreja de Van Gogh- incomoda y acompaña a la perfección los acontecimientos del juego mientras que el doblaje al castellano es de primer nivel, destacando la labor de Artur Palomo poniendo voz a Dennis, el desequilibrado líder de los intrusos.
Llegar hasta los créditos finales nos puede llevar una media de tres horas, algo más si nos dedicamos a buscar algunos coleccionables en forma de documentos o piezas de puzle, aunque la verdad es que aportan muy poco a la historia que se nos cuenta. En todo caso, la duración de sus ocho episodios es un tanto escasa, y más teniendo en cuenta que los primeros compases del juego se presentan a modo de tutorial, en el que a través de tareas cotidianas aprenderemos los fundamentos para desenvolvernos más adelante. Eso sí, su precio por debajo de los 20 euros tal vez compense a aquellos que anhelen una tarde llena de tensión e inevitables sustos.
Intruders: Hide and Seek nos ha resultado divertido, y desde luego cumple con lo que promete. A nivel argumental resulta de lo más atrayente, goza de una estupenda atmósfera y cuenta con unas mecánicas que, pese a ser algo limitadas, funcionan a la perfección. Lástima que en algunos compases del juego, en especial en sus capítulos finales, tengamos la sensación de que al equipo se le agotaron las ideas, y que no se haya conseguido sacar el debido partido a alguno de sus planteamientos. Como prueba, ese minijuego para contener la respiración mientras estamos ocultos y que finalmente se queda en nada. En todo caso, cuenta con los alicientes suficientes como para llamar la atención de los amantes del género, que deberían considerarlo como un serio candidato para llenar su tiempo de ocio.
A mi me ha gustado. La trama coge un ritmo muy bueno, sobre todo en la parte final que la encuentro muy pero que muy buena. Acompañada con doblaje y buena banda sonora. Da gusto jugar indies con esas cosas cuidadas.