Análisis de Submersed, terror en el océano azul y profundo

Parece que el survival horror está calando hondo en la línea de juegos de PlayStation Talents. Si hace unas semanas desgranábamos la propuesta de Intruders: Hide and Seek ahora le toca el turno a Submersed, otro juego de terror en primera persona desarrollado en España. El trabajo del estudio bilbaíno Main Loop ha ido dirigido a proporcionar una experiencia claustrofóbica y en la que la sensación de amenaza será constante gracias a una premisa claramente inspirada en la película Deep Blue Sea, aquel filme de Renny Harlin en el que un grupo de científicos experimentaba en una base sumergida con enormes escualos a los que dicho sea de paso no les sentaba nada bien ser tratados como meros conejillos de indias y se dedicaban a sembrar el caos en las instalaciones.

Si bien el argumento del título y su ambientación guardan grandes similitudes con aquel blockbuster tan entretenido, cabe decir que sus responsables han introducido múltiples elementos de cosecha propia no sólo para conferir a la historia cierta personalidad, sino también para adecuarla a las mecánicas jugables dispuestas para la ocasión. En primer lugar decir que el protagonista de la historia será un especialista en rescates de alta mar llamado Jack Ballard, que tras acudir al lugar siguiendo una llamada de auxilio se encontrará completamente aislado y a merced de los peligros que aguardan bajo el agua.

Mientras estemos en los niveles de superficie nuestra principal preocupación será encontrar el equipo necesario para explorar cada rincón del complejo, lo que implicará hacer acopio de pilas para mantener encendida nuestra linterna, palitos fluorescentes, botiquines para regenerar nuestra salud siempre que sea necesario e incluso medicamentos ansiolíticos, vitales para rebajar nuestro nivel de estrés cuando éste se dispare ante la amenaza de sufrir un colapso.

Para alcanzar nuestros objetivos también deberemos buscar el modo de acceder a las zonas que en un principio encontremos bloqueadas, ya sea recuperando tarjetas de acceso de los empleados, colocando fusibles nuevos en aquellos generadores que no estén suministrando electricidad o simplemente utilizando los conductos apropiados con los que salvar los diversos obstáculos. En contados momentos será preciso resolver sencillos rompecabezas que aportan algo de variedad al conjunto, por lo que sin tener demasiado peso en la fórmula escogida su presencia es de agradecer.

Porque sí, el verdadero reto dará comienzo una vez nos sumerjamos y recorramos el fondo marino, un entorno vigilado celosamente por temibles depredadores. En cuanto nos pongamos el traje de buzo tendremos que esforzarnos por pasar desapercibidos, ocultándonos tras los paneles de las instalaciones y apagando las luces cada vez que el sónar nos indique que algo se acerca a nosotros. Este artilugio funciona de manera similar al indicador de proximidad de Alien Isolation, un juego que parece haber marcado un género cuyos nuevos exponentes han demostrado haber tomado buena nota de sus ideas más brillantes. Y es que las bestias que nos acechan no sólo tienen un hambre voraz, sino que como ocurría con el icónico xenomorfo una vez nos localicen podemos darnos por muertos.

Si hay algo en lo que Submersed cumple con lo prometido en sin duda la capacidad de construir una atmósfera llena de tensión y que no deja de susurrarnos que algo impredecible puede ocurrir a cada paso. Sin embargo, gran parte de esta incertidumbre tiene mucho que ver con algunos apartados en los que el juego no acaba de resultar tan satisfactorio como era de esperar.

En primer lugar, la oscuridad que impregna la mayoría de los escenarios por los que nos moveremos es excesiva, incluso para una obra de estas características. Teniendo en cuenta que ni siquiera el haz de nuestra linterna consigue que percibamos con claridad algunos elementos de nuestro alrededor, el peligro de desorientarnos es casi tan temible como los dientes de un tiburón. Si a esto le sumamos que en cualquier momento nos podemos quedar sin los medios necesarios para iluminar nuestro camino, deberemos tener cuidado si no queremos quedarnos irremediablemente trabados en mitad de un trayecto y sin capacidad de reacción.

Por otro lado, la lentitud implícita en nuestro personaje puede llegar a desesperar al más pintado. Es comprensible que al caminar por el fondo marino con el traje de buzo puesto nuestra velocidad sea moderada, un recurso que se antoja muy válido para potenciar esa angustia demandada por los amantes de este tipo de juegos. Claro que si el bueno de Jack tiene a bien desplazarse con semejante parsimonia incluso estando en la superficie, pues entendemos que este aspecto de la jugabilidad debería haberse revisado. A esto hay que sumarle algunas dificultades para avanzar por algunas rutas submarinas, pasajes estrechos en los que a menudo nos hemos encontrado muros invisibles que nos han obligado a desandar algunos tramos hasta dar con la trayectoria adecuada.

Juzgar un juego bajo el sello de PlayStation Talents por su apartado técnico puede resultar un tanto espinoso. Hemos de tener en cuenta que se trata de trabajos que no cuentan con los presupuestos de algunas de las superproducciones que acostumbramos a disfrutar en las consolas, de ahí que su acabado suela resultar cuanto menos humilde. En todo caso, no podemos obviar que puntualmente nos hemos topado con bugs que han comprometido la continuidad de la partida y que a nivel visual algunos efectos tan nefastos como el de los fogonazos saliendo de las tuberías de gas empobrezcan un conjunto que en ningún momento pasa de lo correcto.

Lo irregular de la propuesta también es extrapolable a otras vertientes, desde una narrativa que intercala momentos excitantes con otros que rozan lo absurdo al sonido, parcela en la que lo único que podemos destacar es el doblaje de Juan Amador, conocido por poner voz a Rick Grimes en The Walking Dead.

Submersed consigue mucho de lo que se propone, es inquietante y despierta con facilidad el interés del jugador. Sin embargo sus muchos errores pueden provocar que caigamos sin remedio en la frustración, algo muy peligroso en esta industria. Su precio reducido, 14,99 euros en PlayStation Store, pueden incitarnos a hincarle el diente. Comprobar si es lo que estábamos buscando sólo nos llevará apenas un puñado de horas, que es lo que dura esta breve aventura.

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