El mundo se va al carajo. Y no es solo que se vaya por el sumidero, es que lo hace a unas velocidades apabullantes. Antes del siglo XX esta carrera hacia la autodestrucción en la que parece que ha emprendido la humanidad desde que anda por el planeta azul tenía algo de artesanal. Ahora parece que a nuestros males endémicos les hemos dado anabolizantes pensando que son pastillitas para la tos.
De eso va Years and Years. Porque parece que la ciencia ficción ha decidido aterrorizarme a base de soltar distopías de las que no estamos tan lejos, por mucho que yo quiera pensar que a base de siglos de historia, de errores, de tropezones, de dolor y de guerras algo habremos aprendido. Pero no, el miedo sigue sacando lo peor de nosotros, solo que ahora podemos twittearlo y unirnos a una ola de temor tan grande como el nuestro, porque la masa sigue siendo tan reconfortante como siempre, especialmente cuando hay alguien dispuesto a surfear la ola dirigiendo ese odio, ese miedo a lo de fuera, al otro, al diferente al que no es como nosotros. Lo que está lejos no nos afecta ¿no? Y en invierno sigue haciendo frío así que el calentamiento global no será para tanto. En Years and years no hay nadie esencialmente malo, no son malas personas. Aún así están dejando que el mundo se desmorone a su alrededor. Tampoco es que puedan hacer mucho para arreglar algo que cambia tan rápido que no lo consiguen aprehender y a la vez que es tan viejo como el mundo. Como todos supongo.
Así, los episodios de la serie de Russell T Davies siguen a tres generaciones de una familia de Manchester, los Lyons desde 2019 a 2034. Los Lyons son tan raros y tan normales como podemos ser cada uno de nosotros y las vidas de los hermanos Steven (asesor financiero y padre de familia, interpretado por Rory Kinnear), Daniel (Russell Tovey) funcionario de Vivienda que se da cuenta de que igual el amor de su vida no lo es tanto; Rosie (Ruth Madeley) una amantísima madre soltera que no podría alejarse más de los tópicos que solemos asociar a esa situación y la activista Edith (Jessica Hynes) que al principio no es más que un misterio. Algunos de ellos tienen descendencia y todos tienen a la matriarca del clan, la abuela Muriel (Anne Reid) con la que sus nueras y yernos tienen sus más y sus menos). Y esto es lo más terrorífico de Years and Years. Todo es tan normal, todo es tan plausible que pone la piel de gallina.
En unos años los filtros habrán saltado de los stories y los adolescentes que se sienten con nosotros a la mesa parecerán dibujos animados, Trump irá por su segundo mandato y una nueva crisis de refugiados se está forjando en Ucrania. Y la vida debe seguir, aunque sea al desastre absoluto y vemos como los Lyons – y con ellos nosotros- deben recalibrarse una y otra vez en busca de una estabilidad que nunca llega.
La empecé el otro día y qué mal rollo da todo y como me gusta!