Es lunes y estás nerviosa, lo sientes, es una semana especial, más corta en el trabajo, más amplia en el fin de semana, en la diversión, en la música. Es la semana del Mad Cool.
Comienza el miércoles con la Welcome Party, una treta de los organizadores para hacer más caja. No les vale con lo recaudado por cada abono (con un precio cada uno de casi 200€) y las entradas de día (llegando a costar 70€). Se inventan una fiesta después con grupos que no tocarán en el festival a la que tienes que pagar para poder asistir (30€) nombres como Rosalía, Likke Li o Metronomy copan el cartel.
Llega el jueves, primer día oficial del festival con la apertura de puertas a las 17h. Todavía algunas personas tienen que recoger su pulsera en taquilla, al no haber llegado el envío. Aún así, parece que está mejor organizado, al menos los transportes. Hace calor, y dicen que va a hacer aún más durante el finde. No quita las ganas de pasarlo bien y disfrutar de buena música.
Primera toma de contacto. El lugar es bastante parecido al del año pasado. Con más cacharritos (coches de choque, y stands para pintarte, hacerte fotos, etc).
Lauryn Hill es una de las grandes de la jornada, a su concierto aparece 20 minutos más tarde, dejándonos los primeros con una dj. Poco se puede disfrutar de la cantante que hay que coger sitio para ver a Iggy Pop. El cantante inglés sigue magnífico dando caña y se viven momentos brutales como cuando toca The Passenger o Lust For Life, para el público más inexperto en el ex stooge.

Rápido te vas al escenario Mad Cool para ver al primer cabeza de cartel del festival (y a título personal el grupo que me hizo decidir comprar la entrada) Bon Iver.
Espectacular.
Es cierto, para apreciar su música tienes que conocerla.
Es cierto, no es típico artista de festival de verano que te pones a saltar con la música y te lo pasas bomba aunque no te sepas ninguna canción.
No, a Bon Iver hay que escucharlo para vivirlo, hay que callarse y dejar que su sonido te envuelva, hay que estar atento y pendiente. Tienes que escucharlo. Y cuando lo haces descubres al genio musical de Wisconsin, al tipo de Skinny Love, y descubres mucho más, un sonido que juega con la electrónica, con los sintetizadores, con ruidos que convergen en melodías y canciones que emocionan. Una experiencia musical especial.
Momento de receso y decisión. ¿Qué ver después? Los inteligentes de los organizadores han puesto los mismos horarios para Vampire Weekend, Disclosure y The Hives. Hay muchas ganas de ver a Vampire Weekend, pero The Hives son tan divertidos…
Momento para el pogo, saltar locamente, gritar y disfrutar del espectáculo y del frontman y showman de The Hives. Divertidísimos, cañeros, nunca fallan. Este sí es el típico concierto de festival, que aunque no te sepas ninguna canción te lo pasas bomba y disfrutas como una enana, aunque haya momentos en los que temas por tu vida, o por tu bien físico o por tus gafas graduadas.
Y cuando termina te vas corriendo al segundo escenario más grande, que está al otro lado del recinto, que no es pequeño, para bailar con la electrónica de The Chemical Brothers, con quién termina la primera jornada del Mad Cool.
Vuelta a casa para descansar y disfrutar del segundo día del Mad Cool.

Te levantas cansada de haber trasnochado, pero no puedes dejar de pensar en lo bien que te lo pasaste anoche y lo bien que te los vas a pasar esta noche (a pesar de que según tus horarios hoy es el día más flojito para ti, te quejas internamente: “ya podían haber puesto algunos grupos hoy” pero no importa, porque hay mucho para disfrutar en el Mad Cool. Quizá hoy incluso puedas cenar).
Segundo día de festival y mientras escuchas a Soirse y esperas a que empiece Tourist te vas a los coches de choque y por un segundo es como si estuvieras en una feria.
Disfrutar de la electrónica relajada de Tourist antes de ir a ver al rockero inglés Miles Kane. Previo magnífico para ver a uno de los grandes grupos de la noche: The National.
El concierto del grupo americano liderado por Matt Berninger es fabuloso, con el buen hacer en la melodías, las cantantes de lujo que les acompañan y el carisma desbordante de Matt, que no duda de disfrutar de la marea de cariño en sus propias carnes en cuatro ocasiones, cantando entre el público. Sensacional concierto, especialmente para los que adoramos a The National.

Momento para refrescarte, ir al baño y pedirte algo de bebida antes de que comience el segundo grande de la noche: The Smashing Pumpkins. Brutales. Una noche para recordar. Una conversación nostálgica con tu yo adolescente mágica.
Cambio de escenario rápido, como si fueras la bola del pinball para retornar al Mad Cool Stage y presenciar en el escenario grande del Mad Cool Festival el regreso, tras su actuación en la primera edición del festival, de uno de los mejores grupos indies españoles de la década: Vetusta Morla.
Después un poco de rock Cañero con Wolfmother para volver a la electrónica dance más esotérica en la performance de Empire of The Sun antes de disfrutar de la sesión Dj del ocho y medio para acabar la noche bailando por todo lo alto.
En el tercer día del Mad Cool los estragos del festival hacen mella, te levantas más cansada, más dolorida, con moratones, con sueño y con ganas de darlo todo en el último día del Mad Cool 2019.

Tercer día de festival, y te preparas para bailar. Con la impresionante voz de Cat Power de fondo pillas cervezas y vas a cogiendo sitio para ver a Gossip. Beth Ditto sale enfundada en vestido y pelucas negros y se presenta como The Cure, la líder del grupo cuenta que está mala y que le disculpemos su voz. Se la ve pachuchillas y aún así ofrece un espectáculo divertidísimo con bromas y una voz que aún estando perjudicada es impresionante.
Termina el concierto, dos horas hasta ver a The Cure, los grandes cabezas de cartel del día y la razón de que hoy haya mucha más gente que en los dos días anteriores. Momento para disfrutar de la carpa y la música más patria. Así, sin más, en la carpa de los coches de choque se monta un concierto cual feria nacional.
Al lado suena la electrónica de Jon Hopkins en un espectáculo de luces y sonido. Y cuando todo acaba las hordas de góticos, modernos, emo y culturetas nos dirigimos al escenario principal, pasando por los baños y las barras primero, para ver a The Cure.
El mítico grupo inglés se hace esperar, la gente va llegando y el público que estaba sentado comienza a levantarse. Se apagan las luces y aparece un tímido Robert Smith y comienzan los acordes de Plainsong, y después Pictures of You, y después miras atrás, al océano de gente que tienes que atravesar para llegar al otro extremo del recinto y ver a The 1975.
Menuda putada les han hecho los del Mad Cool a The 1975 (y Bonobo) haciéndoles tocar su horita de concierto al mismo tiempo que The Cure. Si no hubieran coincidido mucha más gente habría visto el concierto de este joven y talentoso grupo. Era una de las coincidencias junto Vampire Weekend y The Hives de las que más se quejaba la gente. Todos comprendemos que no quieren que se formen aglomeraciones pero a alguien que le gusta The Hives también le gusta Vampire Weekend, lo mismo que The Cure y The 1975. Además, fueron los primeros grupos que anunciaron allá por noviembre-diciembre para hacer que la gente comprara las entradas, y luego los ponen al mismo tiempo. Mal, muy mal. Los organizadores de festivales grandes deberían saber, si tanto adoran la música, que el público quiere ver a todos sus grupos favoritos sin tener que elegir o perderse parte de los conciertos, porque también quieren ver los conciertos completos.
En fin…
The 1975 estuvieron grandiosos, fueron divertidos, bailables, un poco moñas, como son ellos, fantásticos. Eligieron un setlist magnífico e hicieron que el público no echará de menos ver The Cure, aunque estuviera presente de un modo u otro. Un concierto muy bueno que se disfrutó de muy buen grado.
Termina The 1975 y aún te da tiempo de volver al concierto de The Cure, encontrar a tus amigas entre la marabunta de gente y bailar y cantar a grito pelado Close To Me, Friday I’m in Love y Boys Don’t Cry con el que termina el concierto con un Robert Smith emocionado.
Momento para el baile de la mano del pop electrónico de Robyn, que pierde la fuerza de Honey al ser el primer tema en tocar y el estallido de júbilo de Be Mine al hacer una versión extraña del clásico bailable. Robyn se disfruta bailando con un bailarín que se ha traído pero no es hasta los últimos 20 minutos del concierto que se disfruta realmente, aquí hemos venido a bailar y por fin lo podemos hacer con Missing U, Dancing On My Own y Calle Your Girlfriend. Por supuesto el directo termina con With Every Heartbeat.
Y por enésima vez vuelve al Mad Cool Stage y disfrutas del dance de Years&Years. Divertidísimo concierto, en el que no paras de bailar, da igual si te conoces las canciones o no, estas son como electricidad que inunda tu cuerpo y aunque estés machacada de los tres días de festival hacen que tu cuerpo se mueva alegremente y con gusto. Suena Ties, Take Shelter, Worship… Y termina, como no podía ser de otra forma, con el estallido de júbilo, alegría y locura de King.
Maravilloso final para el festival.
¡Qué bien me lo he pasado! ¡Qué recuerdos! ¡Qué conciertos! Sí supieran organizar el festival y hacer horarios bien, el Mad Cool sería un festival excelente. De momento lo son los grupos que traen, deberían ponerse al nivel de los músicos, pues el público disfruta mucho a pesar de las putadas de la organización. Aunque este año hayan mejorado cosas sigue siendo una locura y les queda todavía mucho por mejorar.