The Boys: lo que ocurre cuando privatizamos a los dioses

Las revisiones del mundo superheroico son constantes. Desde aquellas que se mantienen bien pegadas al arquetipo – el universo cinemático de Marvel o DC- hasta aquellas que se plantean dónde están los límites de los vigilantes – el ya mítico “who watch the watchmen” de Alan Moore- pasando por las que apuestan  por preguntarse qué pasa cuando el que tiene los poderes no está preparado psicológicamente para usarlos (Hola, Doom Patrol y Umbrella Academy). Todas estas revisiones tienen sentido por una sola casa: los superhéroes, los vigilantes y los mutantes son nuestra nueva mitología. Y The Boys, en Amazon Prime, se pregunta una cosa muy interesante: ¿Qué ocurre cuando privatizamos a los dioses? ¿Cómo afecta al hombre ordinario que Zeus, Poseidón, Atenea o Mercurio (o lo que es lo mismo Patriota, Deep, Maeve y A-Tren) paseen entre ellos? ¿Qué supone que unas divinidades con personalidades aterradoramente humanas se sepan invencibles?

Son cosas que llevan preocupando a Kripke desde Supernatural. Ahora cambia el enfoque y se deja llevar por un material mucho más aficionado a la violencia, al desfase y a lo grotesco. No es que sea revolucionario – lo cierto es que hoy en día lo revolucionario sería crear un héroe sin más oscuros que claros y que no parta a sus enemigos por la mitad-, pero sí plantea las preguntas correctas. y lo más importante, como los griegos, Kripke tiene muy claro que tanto los dioses (Los Siete) como los herejes que se enfrentan a ellos (The Boys) tienen como característica personal su humanidad. Patriota es Superman sin la cariñosa guía de los Kent, Deep es un misógino despreciable mientras se preocupa genuinamente por el mundo marino, el carnicero quiere poner un coto a la inmunidad de los superhéroes matando a cuantos más mejor, Frenchie es medio poeta medio asesino a sueldo… y la lista sigue y sigue. Los dos grupos se mueven por odios, amores y, sobre todo, temores. Y por encima de todos el verdadero poder: la corporación y sus intereses.

Lo más interesante de The Boys son sus personajes y las dinámicas que se establecen entre ellos, por eso no pesa que, quitando el primer episodio, no vemos a los superhéroes en acción tanto como nos gustaría. En el fondo es lo de menos, más cuando en el momento en el que aparece una escena en la que utilizan sus poderes siempre es una espectacular (y en ocasiones, absurdamente hilarante) explosión de violencia.

The Boys imagina un mundo en el que la gente con poderes existe y en el que las líneas entre héroe y villano de cómic se borran de forma preocupante. Pero al final, la mejor idea de la serie de Amazon Prime es que el jefe final, la archinémesis real de todos los personajes es esa gran corporación económica que persigue a cualquier precio el beneficio… y que se sale con la suya porque aunque todo el mundo lo sepa, prefieren mirar hacia otro lado. Porque cualquier otra opción se antoja terrorífica o imposible. Y creo que todos podemos sentirnos familiarizados con la sensación.

 

The Boys puede verse en Amazon Prime Video

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