Análisis de Tom Clancy’s Ghost Recon Breakpoint – Lobos con piel de cordero

Hace un par de años Ghost Recon debutó en la actual generación con un título monumental, en el que Ubisoft quiso aplicar algunos de los estándares de sus producciones más ambiciosas. Wildlands impresionó a propios y extraños gracias a ese mundo abierto tan bello como realista que podíamos recorrer con total libertad y así llevar a cabo una gran variedad de operaciones militares contra un despiadado cartel de la droga que había logrado hacerse con el control del país.

La propuesta difería notablemente con la de otras sagas de la compañía gala como Far Cry gracias a ese componente táctico tan acusado del que hacía gala, instándonos a evaluar minuciosamente cada situación y hacer un uso inteligente de nuestro escuadrón para alcanzar nuestros objetivos de la manera más eficaz posible.

Ghost Recon Breakpoint recupera la fórmula de la anterior entrega tratando de refinarla pero sin asumir demasiados riesgos. Aquellos que disfrutaran de las misiones de este grupo de combatientes en Bolivia no encontrarán apenas diferencias en la jugabilidad o en el diseño de misiones, siendo un producto dirigido a prolongar una experiencia que sigue siendo altamente satisfactoria en compañía.

La historia nos llevará al ficticio archipiélago de Aurora en lo que parece una misión de rescate después de perder contacto con un buque de guerra estadounidense. Una vez allí nuestras fuerzas serán atacadas por un ejército de mercenarios que se hacen llamar los Wolves y que se han hecho con el control de la zona gracias a la tecnología de vanguardia de Skell Technology, cuyas instalaciones se encuentran en estas islas. Diezmados en número y malheridos, los supervivientes de la emboscada no sólo deberán lidiar con esta inesperada amenaza sino también descubrir cuál es su propósito.

Si bien el argumento a priori no resulta especialmente original, será el villano de la función el que aporte algo de picante a los acontecimientos de la campaña. El actor Jon Bernthal, visto en series como The Punisher o The Walking Dead, retoma el personaje que conocimos en Wildlands dotándole de sus rasgos endurecidos y su carisma. Un antiguo Ghost que no guarda simpatía alguna hacia sus viejos camaradas de armas y que empleará todos los medios a su alcance para darlos caza.

Estamos ante una entrega que ha visto enriquecida su vertiente narrativa, de ahí que las misiones principales estén mejor justificadas y que las secundarias hayan ganado en interés y atesoren una gran variedad historias casi siempre provenientes de nuestros encuentros con las distintas facciones que habitan en la región. Cabe destacar que el número de cometidos que podremos emprender una vez vayamos explorando el mapa es simplemente exorbitante, de ahí que nos hayamos sentido algo abrumados durante las primeras horas de juego.

Por desgracia Ghost Recon Breakpoint vuelve a caer en uno de los puntos más criticados de su predecesor que no es otro que la sensación de que todo lo que hacemos está cortado por el mismo patrón. Y es que cuantas más horas le dediquemos al título, que serán muchas si queremos explotar todo lo que nos ofrece, más repetitivos nos parecerán nuestros objetivos que suelen implicar infiltrarnos en algún recinto fuertemente protegido y extraer la información que necesitamos para emprender la siguiente operación.

Jugar en cooperativo con nuestros amigos ayuda y mucho a no caer en el tedio, ya que coordinarnos adecuadamente y planificar con cuidado nuestras acciones no sólo es sumamente excitante sino también la verdadera razón de ser del título. Esto no significa que disfrutar de la aventura en solitario no merezca la pena, pues encontrarnos solos y vulnerables frente a semejante ejército y en parajes de naturaleza virgen aporta tensión a nuestro viaje y por momentos resulta sobrecogedor.

Sorprende en todo caso que si optamos por esta opción nuestro personaje sólo gozará de la compañía de su dron y no del resto de sus camaradas como sí ocurría en Wildlands, en el que nos prestaban su apoyo bajo el control de la máquina. Aunque en términos de argumento está bastante bien justificado se trata de una decisión un tanto extraña y que no gustará a todos, algo así como un paso atrás que podría estar motivado por los problemas de los que adolece la saga relacionados con la inteligencia artificial y que visto lo visto están lejos de solucionarse. Se espera, eso sí, que el estudio habilite esta opción próximamente pero se trata de una carencia a tener en cuenta por aquellos que lo adquieran de lanzamiento.

La fórmula de Ghost of Recon Breakpoint hace alarde de una gran flexibilidad para que cada jugador pueda hacer frente a sus desafíos sea cual sea su estilo de juego. De ahí que cualquier confrontación pueda resolverse pasando desapercibido y con técnicas de sigilo o abriendo fuego a las primeras de cambio, algo que no es demasiado recomendable si jugamos en las dificultades más altas pero muy efectivo en las más básicas. De hecho, en muchos momentos hemos tenido la impresión de que el título apenas nos penaliza si prescindimos de un enfoque táctico, lo cual le resta personalidad a la propuesta por mucho que se haya intentado llegar a un público más amplio.

Estamos ante una entrega cuyo concepto adolece de cierta indeterminación que se hace patente en múltiples aspectos entre los que cabe destacar su vertiente de supervivencia, precisamente una de las principales novedades. Nuestro personaje no es un golem de piedra y acusará tanto el cansancio como las heridas, que dificultarán nuestros desplazamientos y nos harán más lentos en combate. Beber agua para refrescarnos, montar campamentos o recolectar plantas para curarnos son algunas de las mecánicas a través de las cuales conseguiremos reponernos, ideas que nos entusiasmaron pero que en la práctica no tienen el peso que deberían si lo que querían era apuntar a una experiencia orientada a la simulación más profunda e inmersiva.

Lo mismo ocurre con el componente rolero del juego, con un árbol de habilidades bastante básico y un sistema de armamento dividido por niveles con el que ir haciendo frente a los enemigos mejor pertrechados pero que morderán el polvo si somos lo suficientemente hábiles como para colocarles una bala entre ceja y ceja independientemente del arma que sostengamos. En todo caso sí tendremos que elegir alguna de las especializaciones que el juego nos propone y que son Médico, que despliega drones que curarán a nuestros compañeros; Pantera, muy efectivo en la lucha cuerpo a cuerpo y las eliminaciones silenciosas; Asalto, que otorga mayor resistencia al daño y potencia de fuego; y Francotirador, que como su propio nombre indica nos facilitará abatir enemigos desde una gran distancia.

Donde Ghost Recon Breakpoint sí acierta de lleno es en el modo exploración, muy similar al visto en los últimos Assassin’s Creed y que en vez de marcarnos en el mapa la localización exacta de nuestro objetivo -también hay un modo guiado para aquellos que no quieran andar más de la cuenta- nos anima a escudriñar distintas áreas y dar nosotros mismos con la ubicación exacta en base a la información obtenida previamente.

Es divertido y además una gran oportunidad para sacar el máximo partido al gigantesco mundo abierto que los desarrolladores han puesto a nuestra disposición y por el que nos podremos mover a pie o en una gran variedad de vehículos terrestres y aéreos. Dado que al diseñar Aurora no se han visto tan limitados como con Bolivia, que guardó una gran fidelidad con los entornos reales, el archipiélago aglutina territorios mucho más heterogéneos y que nos sumergirán en pantanos, junglas, bosques, montañas nevadas o zonas urbanas, quizás las más genéricas y menos atractivas.

Más allá de la historia principal, Ghost Recon Breakpoint ofrece un modo competitivo online llamado Ghost War que los aficionados más fieles sabrán disfrutar gracias a su nivel de exigencia. Se trata de combates 4 contra 4 que van de los simples duelos por equipo (Eliminación) a operaciones en las que mientras unos tratarán de colocar y detonar unos explosivos sus rivales deberán frenarlos (Sabotaje).

Técnicamente el juego cumple con lo esperado, manteniendo el nivel visual y sonoro de Wildlands. Sigue siendo vistoso aunque le cuesta impactar y más teniendo en cuenta que la actual generación ha llegado a su madurez y los títulos con los que irremediablemente se le comparará son cada vez más potentes. De todos modos su rendimiento es más que notable y más allá de problemas puntuales de iluminación y algo de popping no presenta problemas reseñables.

Para terminar hay que mencionar que el juego necesita de conexión permanente a internet para funcionar, un requerimiento en la línea de otros juegos de Ubisoft como For Honor o The Crew 2 en los que se pone especial énfasis en las funciones online. Sobra decir que volverá a generar debate, y más teniendo en cuenta que Wildlands no obligaba a estar conectado a menos que quisieras disfrutarlo acompañado. El otro gran fuego que se cernía sobre el lanzamiento, el de los micropagos, ha sido extinguido por la compañía al haberlos suprimido antes de llegar a las tiendas.

Ghost Recon Breakpoint no ha querido revolucionar la saga y se ha conformado con ser la secuela directa de uno de los juegos más notables de 2017. Si lo que os gusta es jugar en compañía lo cierto es que sigue siendo una de las experiencias cooperativas más completas que se pueden encontrar en el mercado, lo cual no quita que se haya mostrado muy indulgente en varios aspectos. Esperábamos un endurecimiento de la fórmula, un desafío de altura para todos aquellos que exprimieron al máximo las posibilidades de Wildlands. A veces no se puede complacer a todo el mundo, y aunque sus responsables se han esforzado en que la aventura resulte divertida a todo aquel que ansíe alistarse en los Ghosts no han podido evitar perder algo de carácter por el camino. Cosas de la guerra.

Consigue aquí Ghost Recon Breakpoint
 

Invítanos a un café. Ayúdanos a continuar.

Deja un comentario