Jack Ryan: Temporada 2 – Agente caído

Recuperar al célebre personaje creado por Tom Clancy concediéndole su propia serie de televisión resultó ser una estupenda idea, y más teniendo en cuenta la mediocridad de sus últimas correrías en la gran pantalla. El acierto de su propuesta no sólo residía en la elección de su intérprete, un John Krasinski que combinaba a la perfección ese recato que el autor le confirió en las novelas con otros elementos propios de los héroes de acción, sino también en su manera de abordar los conflictos contemporáneos.

Si en la primera temporada el intrépido analista debía truncar los planes de un terrorista islámico obsesionado con atentar contra occidente, en esta segunda tanda de episodios la acción se traslada al continente sudamericano. A fin de establecer conexiones con la actualidad internacional, la serie rechaza el uso de un recurso tan común en este tipo de producciones como es presentar un país ficticio y arriesga al tomar como referencia la crisis de Venezuela para trazar una trama de espionaje que se extenderá hasta las calles de Londres.

La ficción de Amazon arranca con contundencia, con un homenaje nada disimulado a la cinta de Phillip Noyce Peligro inminente e introduciendo personajes intrigantes como el letal asesino al que da vida el alemán Tom Wlaschiha (El Submarino). No es la única incorporación a un reparto que no escatima en figuras internacionales como la actriz Noomi Rapace (Prometheus), cuyo personaje prestará apoyo a Ryan en su misión, o el actor Jordi Mollà en el rol de Nicolás Reyes, un presidente corrupto que no tolerará la intromisión de la CIA en los asuntos de estado.

A priori Jack Ryan sigue teniendo todos los ingredientes para mantener al espectador enganchado. Operaciones clandestinas en lo más profundo de la jungla, conspiraciones en las altas esferas, investigadores con afición por lo techie y sicarios acostumbrados a jugar al gato y al ratón. Una fórmula solvente que sin embargo va desgastándose a medida que avanza su desarrollo, con un devenir de los acontecimientos cada vez más previsible y un tramo final en el que se pierde la verosimilitud del relato, una falta difícil de perdonar en una serie que trata precisamente de sostener su planteamiento fijando su mirada en la realidad global.

Son varios los personajes cuyas tramas tienen una resolución acelerada o que simplemente dan la sensación de quedar inconclusas. Max Schenkel dice adiós a la serie cuando su situación se percibía más desesperada y por tanto más interesante, mientras que Harriett Baumann jamás llega a adquirir la relevancia argumental que presuponíamos. 

Reyes también hace aguas en su condición de villano, pues a los guionistas les resulta imposible establecer un conflicto coherente entre sus ambiciones políticas y su arraigo social. La pieza fundamental en esta disyuntiva se encontraba en su mano derecha Miguel, al que da vida Francisco Denis y cuya excelente labor frente a las cámaras no obtiene su justa recompensa.

Tampoco se libra el bueno de Jack, que a causa de una dolorosa pérdida renuncia a parte de su identidad. Por más que nos resulte estimulante comprobar cómo la rabia es capaz de espolear al agente convirtiéndole en alguien más seguro y resolutivo, no podemos obviar que en su afán de venganza y con un fusil en las manos es capaz de sacar los colores al mismísimo Liam Neeson. Por mucho que la serie haya sabido sacar partido a un adiestramiento militar que sale a relucir cada vez que se rinde a la acción más desenfrenada, convertir al protagonista en una máquina de matar amenaza con desdibujar un personaje cuyo encanto difiere con el de Jason Bourne o el de John Rambo.

En definitiva, y pese a que la premisa de esta temporada encajaba como un guante en el imaginario de Tom Clancy, la serie no ha sabido encontrar el equilibrio de antaño con un argumento algo insípido, que no ha logrado atraparnos como lo hizo hace apenas un año y al que le falta ambición para seguir metiendo el dedo en la llaga. Lo que debería haber sido un paso adelante hacia la consagración de una de las ficciones con más potencial del catálogo de Amazon ha acabado en un ligero resbalón que de ninguna manera debería impedirle enderezarse y seguir su andadura.

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