
Orígenes secretos es un thriller simpático. Aunque parezca un oxímoron. Buenas ideas pero, en ocasiones, un poco torpe y burda a la hora de llevarlas a cabo. Estaremos todos de acuerdo en que sí, es difícil lanzarse a hacer el género super heroico en España, no por lo que dice – con mucha competencia y buen hacer, eso sí- Resines en la película. No porque los españoles no crean en los héroes, no porque mientras otros países escribieran sobre el rey Arturo nosotros estuviésemos ocupados escribiendo el Quijote, porque en realidad estábamos ocupados con el Cid que “tanto monta, monta tanto” con Arturito.
Es más bien porque somos conscientes de que todos los héroes tienen pies de barro, o una kriptonita esperándoles a la vuelta de la esquina. Y porque durante mucho tiempo el honor que caracteriza a un Capitán América, aquí iba de otra cosa, más en la línea Rorschach o Batman que del bueno de Steve Rogers. Y si no, ahí está El castigo sin venganza y todos los dramas de honor del siglo de oro. La deconstrucción del héroe de Alan Moore o de Miller, sí que estábamos haciéndola nosotros ya con don Cervantes. Porque para ser un héroe hay que estar un poco loco y dispuesto a llevarse unos cuantos golpes en el camino. Aquí sabemos que el héroe, aunque gane, sale perdiendo.

La película de David Galán nos sitúa en un Madrid prepandémico (ay, que envidia verles campar a sus anchas sin mascarilla ni gel hidroalcohólico) en el que un asesino en serie campa a sus anchas recreando los orígenes de los superhéroes más conocidos de los cómics en sus asesinatos. Una especie de Seven del frikismo. Cosme (Antonio Resines) es el mejor detective de su comisaría, y está a punto de jubilarse contra su voluntad. David (Javier Rey) es su relevo, y es joven e impulsivo. Ambos tendrán la misión de encajar las piezas en un juego del que desconocen las reglas. En su aventura contarán con la ayuda de Jorge Elías (Brays Efe), hijo de Cosme, entrañable friki y dueño de una tienda de cómics y de Norma, jefa de ambos y amante del manga y del cosplay. Y aquí hago un inciso para pedir algo a los futuros cineastas o creadores que quieran crear historias con coleccionistas de personajes principales: ¿Podéis parar de ponerlos ya como personas sucias y descuidados? No he visto a nadie con mayores TOC de limpieza y organización que a los coleccionistas. Fundas de plástico para que los cómics no se estropeen con el polvo ni la grasa de las manos, estantes ordenados por editoriales, sagas, y ediciones, figuras minuciosamente pintadas a mano con vitrinas para protegerlas de cualquier eventualidad… Son casi como bibliotecarios de las películas de los años 50, hagan el favor de dejar de escribirlos como si no supieran lo que es el orden.
Dicho esto. La película alterna unos escenarios del crimen extremadamente creativos y algunas referencias y chistes muy apropiadas… con otras que parecen metidas con calzador. Y esto viene derivado muchas veces de que la película no asume que, aunque beba de fuentes americanas, no todo lo que funciona allí funciona a nivel de verosimilitud aquí. Javier Rey, Resines y Brays sin regalarnos unas interpretaciones de Oscar hacen un trabajo más que digno, a la pobre Echegui, el guion no le da ni la oportunidad de hacer algo más que lucir lo bien que le quedan los cosplay. El suyo es, sin duda, el personaje a nivel de escritura peor perfilado de todos, que además arrastra la (flojísima) parte romántica del largometraje y la pobre hace lo que puede con lo que le han dado.
Quitando esos detalles y si te gusta el mundo de los cómics y el cosplay, Orígenes secretos es entretenida, perfecta para desconectar un rato la mente y reírse un poco. No es extremadamente original y a veces, como Batman, se toma demasiado en serio a sí misma, pero a la vez hay que reconocerle que plantea cosas interesantes, que se hace muy amena y que le han puesto mucho corazón al asunto.