‘Mythic Quest’ nos da el episodio que necesitábamos con ‘Everlight’

El episodio comienza con un cuento que bien pudiera haber sido el último corto de Pixar, así de bonito es, que nos narra la historia de un reino que cae en la oscuridad y cuyos ciudadanos van cayendo en la desesperanza uno a uno, sin remisión. Pero un cuento no sería tal sin el héroe anónimo, sin el hobbit, sin el joven Arturo al que ningún caballero mira dos veces al pasar. Ese pequeño gran héroe que lucha contra todos los demonios sin desfallecer, aunque le vengan grandes. Hasta que por puro tesón consigue vencer en sobre la oscuridad.

Esta pequeña historia sirve de premisa para que los trabajadores de Mythic Quest tengan un día de esparcimiento. También sirve, por supuesto, para hablar de todo lo que hemos pasado. De esta sociedad que si no está cansada, se siente derrotada. A veces las dos cosas a la vez.

Con espadas de goma y sin reparar en gastos: así es la fiesta que preparan los dos ahora líderes de la ficticia desarrolladora de videojuegos. Y así es el episodio que derrocha medios y fantasía para que la fiesta que tan catártica es para los trabajadores en la serie, también lo sea para los espectadores. Para que podamos apoyar el héroe inesperado, soñar con las alianzas imposibles y ponerle rostro a la oscuridad. Chad, de contabilidad; por supuesto. El desánimo, sin duda.

2020 ha sido un año muy duro y 2021 ha seguido la línea. Si ya el equipo de Mythic Quest nos regaló una preciada sonrisa en los duros tiempos del confinamiento con un episodio especial, ahora con este nos dice justo lo que necesitábamos oír: que lo hemos pasado fatal, hemos sufrido mucho y que sí, el mundo parece muy oscuro; pero que si perseveramos llegará un momento en que las cosas cambien, en que volvamos a encontrar alegría en las cosas. Porque nos lo merecemos: la risa limpia y la idea de que los perdedores pueden ganar.

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