Ha vuelto Star Trek: Lower Decks y, por tanto, nosotros volvemos a recomendárosla. Porque si la primera temporada fue un canto a todos los ‘donnadies’ de las naves estelares el regreso de la nueva tanda de episodios deja claro que entienden perfectamente el espíritu de la franquicia de Roddenberry. Aunque hagan bromas al respecto.

De todas las series y películas de ciencia ficción que pueblan nuestras pantallas, la de Star Trek es una de las pocas que habla de esperanza y de comunicación. La única que tiene claro que, en algún momento, la humanidad sacará la cabeza del agujero donde la ha metido, superará sus problemas y mirará a las estrellas. Esto ha ocasionado en muchas ocasiones que sus series tengan una cierta pátina de sermón, de moralina y de seriedad. Entre otras cosas porque, pese a sus momentos de liviandad e hilaridad, siempre han sido ficciones que han apostado de hablar de cosas serias con tono serio. Pues bien, Lower Decks tiene muy claro que su camino es chinchar un poco a todos esos hermanos audiovisuales tan circunspectos. Y se ríe, y bromea y no se olvida de que por muy evolucionados que estemos, las personas son personas y siempre tendrán sus miserias.

Así, la guía de la ficción que aquí vemos en Amazon Prime sigue siendo la de la serie original y – con especial ahínco- la de Star Trek: La nueva generación y Star Trek : Voyager: la exploración, las aventuras y la superación personal. Pero aquí se permiten que Boimler pegue un grito de desesperación cada vez que Riker brama ‘alerta roja’ y se lanza de cabeza a una distorsión espacial. Porque, mira, ahí gritaríamos todos.

Los guiños y las referencias vuelven a estar presente en una temporada que mantiene un estilo muy continuista con la anterior. Pero se nota que están mucho más seguros de lo que quieren hacer, que han encontrado su velocidad warp y que podrían ser ese The Orville «oficial» que pedían los trekkies. Larga vida y prosperidad a la Cerritos.

Star Trek: Lower Decks esta disponible cada semana en Prime Video