En un exclusivo centro de salud y bienestar promete la recuperación y transformación de las personas, nueve estresados urbanitas intentan emprender el camino hacia una forma de vida mejor. Sin embargo, estos 9 desconocidos no tienen ni idea de lo que les espera. Y lo que les espera, entre otras cosas, es la directora del complejo, Masha (Nicole Kidman), una especie de Galadriel chunga que los vigila durante los 10 días de retiro con la misión de revitalizar sus mentes y cuerpos agotados. Ella, por supuesto, también tiene sus propios secretos.
Una ficción que recuerda en ritmo y estilo a Big Little Lies solo que, en lugar de amas de casa de clase alta, tenemos un abanico distinto de personajes: una influencer y su pareja, un matrimonio en crisis con su hija adolescente, un ama de casa, una escritora en horas bajas… En lo que sí que coinciden ambas, no obstante, es en que se apoyan en un cien por ciento en el talento de sus protagonistas. Melissa McCarthy demuestra de nuevo que es una de las mejores actrices de comedia de su generación y Nicole Kidman se sobrepone a un acento ridículo y una peluca terrible para crear un personaje que resulta inquietante y carismático a partes iguales.
No nos engañemos, Nine Perfect Strangers es una serie de intriga para verano, vistos tres episodios ya podemos asegurar que nos esperan giros rocambolescos y descubrimientos a cada cual más dramático. ¿Es esto malo? Ni mucho menos, es una serie pretende ser ante todo entretenida y eso lo hace a la perfección. ¿Hay que pedirle más que eso? No, porque en ese caso sí estaremos abocados a la decepción porque no es una serie trascendente, aunque su fotografía indique lo contrario.