La casa de papel ha terminado. El volumen dos de la parte cinco ya está en nuestras vidas. El atraco ha llegado a su final. Oh bella Ciao, etcétera, etcétera… Pero la pregunta es ¿es un final satisfactorio? Y la respuesta es que lo será, para los fans más acérrimos.
Cuando dejamos a los atracadores en el volumen anterior, Tokio (Úrsula Corberó) había muerto y el enemigo había entrado casi hasta la cocina del Banco de España. En las horas más oscuras, la banda afrontará los mayores retos: sacar el oro con un plan lleno de incertidumbre, y tratar de salir del Banco de España, rodeado por el Ejército y con los ojos del mundo puestos en él.
A partir de aquí, La casa de papel no se deja nada en el tintero: el cierre de serie es una mascletá de tiros, emociones, frases intensas dignas de estar en la carpeta de cualquier adolescente, giros de guion... La ficción está convencida de que sus protagonistas son idealistas. Robin Hood modernos, gente ruda con corazón de oro. Aunque los doblones se los vayan a quedar ellos, aunque estén dispuestos a arruinar a un país para salirse con la suya. Pero oye, el carisma del profesor y los suyos es mucho (aunque la baja de personajes como Nairobi cada vez pese más). Además, ya se han ocupado de ponerles enfrente a militares y policías mucho más despreciables. Tú no, Antoñanzas, a ti te queremos.
Así que uno se deja llevar por la adrenalina y disfruta. A pesar de que este plan de atraco ya no hay quien se lo crea. Se alegra por sus victorias personales y se entristece por las pérdidas. La casa de papel da lo que había prometido a sus fans. Han conseguido lo que pretendían, que es que el final no deje con mal sabor de boca a sus seguidores. ¿Qué para ello han tenido que recurrir a un deus ex machina como una catedral o a redimir lo irredimible? Ni a ellos ni a sus seguidores les va a importar. ¿Qué recurren al tópico de la picaresca española para justificar lo injustificable? Tengo asumido que ese abuso del pobre Lazarillo solo me ha indignado a mí.
La casa de papel está disponible en Netflix