Aciertos y errores de El libro de Boba Fett

La serie de Disney+ centrada en el icónico villano concebido por George Lucas ha dado por finalizada su primera temporada, que pese a despertar un gran interés entre los fans desde que fuese anunciada hace algo más de un año ha sido recibida con tibieza.

Vaya por delante que El libro de Boba Fett es una ficción muy disfrutable y que cuenta con los ingredientes necesarios para dejar su huella en el catálogo de la plataforma. Sin embargo, vista en conjunto su propuesta carece del formidable empaque de The Mandalorian, cuyo éxito entre la crítica y el público es incontestable.

Son varios los aspectos en los que la producción se queda por debajo de los estándares marcados por el mandaloriano y los suyos, si bien tampoco sería justo no reconocerle sus evidentes aciertos. A continuación vamos a repasar puntos a favor y en contra de esta nueva serie de Star Wars.

A FAVOR…

El estilo no se negocia

El libro de Boba Fett nació como un spin-off de The Mandalorian, cuya segunda temporada sirvió para orquestar la resurrección del legendario cazarrecompensas. Por ese motivo, la serie protagonizada por Temuera Morrison sigue los cauces conceptuales y estéticos de las aventuras de Din Djarin. Una nueva aproximación al western futurista y un continuo homenaje a los clásicos de un género en el que proliferan los asaltos a trenes en marcha, los tiroteos entre las dunas y los duelos al atardecer. Tópicos trasladados con acierto a una galaxia muy lejana en la que tienen cabida los pistoleros alienígenas con las muecas de Clint Eastwood muy bien ensayadas o tribus nómadas que guardan celosamente una copia del guion de Bailando con lobos. Pequeños placeres referenciales que por fortuna vuelven a estar presentes en una producción empeñada en continuar ofreciendo grandes dosis de espectáculo.

Una serie de Star Wars

Dave Filoni sigue dando muestras de su amplio conocimiento del lore de la franquicia, recuperando múltiples elementos de una saga a la que profesa un gran cariño. Gracias a ello las catacumbas del Palacio de Jabba vuelven a estar ocupadas por un rancor, si bien no es el único guiño al legado cinematográfico que podemos encontrar en la serie de Disney+. A lo largo de los siete capítulos de los que consta la temporada hemos contemplado cómo la Academia Jedi fundada por Luke Skywalker comenzaba a tomar forma, trazando una siniestra conexión con los acontecimientos narrados en Los últimos Jedi. También hemos visto al mandaloriano pilotar un caza de Naboo tras sufrir unos cuantos retoques, e incluso probarlo sobre el circuito en el que el pequeño Anakin triunfó como piloto de vainas. Pero por encima de todo, por fin hemos podido presenciar cómo se produjo la huida de Boba Fett tras acabar en el estómago del Todopoderoso Sarlacc, el cual dicho sea de paso sigue teniendo un apetito voraz. Quien no sintiese una conmoción en la fuerza en todos y cada uno de estos momentos, que vuelva a ponerse los clásicos con efecto inmediato.

Universo compartido

Al igual que ocurre con las diversas producciones del sello Marvel, las series de Star Wars no dan puntada sin hilo. Con cada nuevo estreno sus principales responsables se aseguran de colocar nuevas piezas en el tablero con las que nutrir las tramas de sus próximos lanzamientos. En El libro de Boba Fett han hecho su debut personajes muy interesantes como Krrsantan el Negro, un temible cazarrecompensas wookie que sonará a los más ávidos lectores de cómics, o los hermanos Hutt, primos del mismísimo Jabba que ambicionan el territorio que una vez perteneciese a su infame pariente. También han vuelto otros muchos, como Peli Motto, la desvergonzada mecánica que trabaja en el espaciopuerto de Mos Eisley, Cobb Vanth o Ahsoka Tano, que pronto gozará de su propia ficción. Es de esperar que las series de la franquicia galáctica que están aterrizando en Disney+ formen un universo compartido que conecte las historias de los héroes y aporte valor a un canon en continua expansión.

Gobernar es cosa de dos

Aunque sólo figure un nombre en el título de la serie lo cierto es que El libro de Boba Fett no es sólo la historia del hijo de Jango. Su destino está irremediablemente unido al de Fennec Shand, la asesina convertida en lugarteniente y guardaespaldas del hombre llamado a dirigir el mayor sindicato criminal de Tatooine. Si por nosotros fuera Ming-Na Wen siempre tendría un hueco en el reparto de cualquier producción de estas características, y más teniendo en cuenta que la actriz de desenvuelve a las mil maravillas en las escenas de acción. Su personaje forma un estupendo tándem con el famoso cazarrecompensas, y su vínculo de confianza va mucho más allá de cubrirse las espaldas en los tiroteos. Es más, mientras que Fennec hace gala de un carácter temperamental Boba suele adoptar una postura más serena y diplomática, equilibrando el talante de su socia. Por mucho que algunos se sientan decepcionados al considerar que El libro de Boba Fett ha arruinado parte del misticismo que envolvía la figura de este villano sin rostro, no se puede negar que esta inusual mezcolanza acaba funcionando en pantalla.

EN CONTRA…

La alargada sombra del mandarloriano

Fueron los títulos de crédito del cuarto episodio los que, con su inconfundible composición musical, nos avisaron de que Din Djarin se disponía a hacer una aparición estelar en El libro de Boba Fett. La idea resultaba prometedora, de hecho era la oportunidad perfecta para seguir vinculando dos personajes que comparten el mismo universo televisivo y de paso ser testigos de cómo el bueno de Mando pagaba sus deudas con aquellos que una vez le ayudaron. Lo que no nos imaginábamos era que su irrupción abarcaría nada menos que dos capítulos completos, en lo que pareció un anticipo de la tercera temporada de The Mandalorian. Pese a que ambos episodios resultaron una verdadera delicia, hemos de reconocer que nos desconectaron de la historia de Boba y su sindicato criminal, relegados a un segundo plano dentro de su propia serie. Por otro lado el retorno de Grogu nos deja un sabor agridulce, pues si bien este pequeño de orejas puntiagudas nos tiene absolutamente enamorados la decisión de acompañar a Luke para proseguir su formación como jedi se antojaba la más lógica para un personaje al que tal vez deberían haber dejado descansar para no sobreexplotarlo. Tal vez su popularidad haya empujado a los responsables de la franquicia a recuperarlo pese a que desde el punto de vista narrativo sea un movimiento cuanto menos discutible, pues a nuestro criterio resta trascendencia a los acontecimientos que cerraron la temporada dos de manera brillante.

No olvides quién eres

Si hay algo de lo que no nos hemos podido desprender es de la sensación de que Boba nunca acaba de tomar las riendas de su propia serie. El que una vez fuera el cazarrecompensas más implacable de cuantos figuraban en la agenda del Imperio Galáctico es ahora el adalid de la prudencia y el decoro. Su actitud comedida está a punto de costarle caro, aunque por suerte sus aliados acostumbran a sacarle de los peores aprietos, ya esté intentando huir con su nave de los hangares del Palacio de Jabba, a punto de ser devorado por el Sarlacc o pulverizado por un robot asesino. Y no sólo nos referimos a las escenas en las que vuelan los láseres, son varias las audiencias y reuniones en las que otros caudillos o en su defecto sus representantes le faltan gravemente al respeto. Agravios que en otro tiempo hubiesen sido penalizados con la máxima dureza pero que el personaje de Temuera Morrison prefiere dejar pasar para evitar una confrontación. Sólo en una escena, en la que Boba se deja llevar por sus ansias de venganza y bombardea a la banda de forajidos que supuestamente arrasaron el poblado tusken, saboreamos una pizca del firme temperamento que se le atribuye a este mito galáctico.

Perturbaciones en la Fuerza

Cuesta creer que el equipo creativo de The Mandalorian haya firmado un spin-off que resulta mucho menos coherente que su antecesor en lo referente a su diseño de producción. Si antes alabábamos esa esencia del Salvaje Oeste que se desprende de todas y cada una de sus secuencias, hemos de admitir que nos ha parecido frustrante que se hayan introducido elementos que desentonan considerablemente con el resto. Hablamos por ejemplo de esa estética cyberpunk tan acusada en personajes como el técnico de Mos Eisley que repara los implantes de Fennec o los pandilleros a los que acaba reclutando el propio Boba. Son estos últimos los protagonistas de una de los momentos más molestos de la temporada, una persecución con motos voladoras cuyas carrocerías cromadas atentan contra la paleta de color que incide sobre las polvorientas calles de Mos Espa. Decisiones que nos remiten a la fase conceptual y que sólo pueden calificarse de desafortunadas.

Altibajos en la dirección

Para la grabación de El libro de Boba Fett Jon Favreau y Dave Filoni recurrieron a diversos cineastas de confianza, muchos de ellos con experiencia en la franquicia. Nombres como Steph Green, Robert Rodríguez o el propio Filoni ocuparon la silla del director en uno o varios de los episodios, si bien el buen hacer de algunos de ellos contrastó en exceso con la deficiente labor de otros de sus colegas. Por poner un ejemplo, el quinto capítulo capitaneado por Bryce Dallas Howard dejó un estupendo sabor de boca, confirmando que la intérprete de La joven del agua tiene talento más que de sobra para seguir los pasos de su padre. Por el contrario, aquellos orquestados por Rodríguez no acabaron de cuajar, y no resulta complicado detectar fallos de raccord y otras muchas deficiencias, en especial en ciertos momentos en los que las pulsaciones de aceleran. La batalla final dejó muchos instantes que los espectadores no tardaron en comentar en las redes sociales en tono jocoso, desde aquella innecesaria floritura que uno de los personajes ejecutaba antes de disparar su blaster -un guiño nada disimulado a El Mariachi– hasta la persecución por las calles en la que la huidiza tropa corría al descubierto y sin buscar refugio ante un descomunal droide tan resistente como carente de puntería. 

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