El agente invisible o cómo hacer Commando en pleno 2022

Netflix tiene buenos motivos para sacar pecho. Su nueva adición al catálogo de la plataforma, El agente invisible, llega con ínfulas de superproducción veraniega. De esas que en otros tiempos habrían tenido un espacio privilegiado en la cartelera de los cines a fin de sacar brillo a un reparto repleto de estrellas.

Ryan Gosling, Chris Evans y la emergente Ana de Armas protagonizan una cinta de acción trepidante dirigida por los hermanos Russo, que parecen decididos a tomarse un descanso de las epopeyas cósmicas de Marvel pero no de un género en el que se desenvuelven con soltura. Tras la irregular Cherry la pareja de cineastas dan forma a un relato de espionaje en el que un implacable agente de la CIA acabará convirtiéndose en el principal objetivo de la agencia, que no dudará en darle caza por todo el mundo.

No cabe duda de que El agente invisible es una de las cintas más entretenidas de la temporada, un thriller de ritmo endiablado y trufado de momentos espectaculares que a menudo logran desviar la atención de un guion de lo más predecible. Todo cuanto se nos cuenta se percibe trillado hasta la saciedad, de hecho sorprende cómo su fórmula parece haber sido reciclada atendiendo a algunas de las cintas más exitosas de la edad dorada de un género que muchos daban por enterrada.

Hablamos de la década de los ochenta, cuando Hollywood palpitaba al son de las explosiones perpetradas por figuran tan icónicas como Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone, Kurt Russell o Jean-Claude Van Damme. Adalides del culto al músculo y artistas de la frase lapidaria que dominaron con puño de hierro este tipo de producciones hasta que cierto desgaste en la audiencia obligó a los estudios a replantear el arquetipo de héroe en sus proyectos.

En 2002 Doug Liman dio con la tecla al presentar a un Jason Bourne muy alejado de lo que se esperaba de un tipo capaz de acabar él solo con toda una tropa de élite. Su complexión normalizada y su criterio de no asestar dos golpes si con uno era más que suficiente resultó refrescante, de ahí que se convirtiese en el modelo a seguir para el resto de realizadores. Algunas de las películas más excitantes de los últimos años como John Wick o Nadie le deben mucho al personaje interpretado por Matt Damon, al que muy pocos veían convirtiéndose en un referente a la hora de partir huesos.

Pero el cine son ciclos, y El agente invisible viene a confirmar que jamás podemos dar nada por zanjado. Al fin y al cabo, quién nos iba a decir que en pleno 2022 los artífices de un éxito sin precedentes como Vengadores: Endgame iban a lanzar una cinta cuya inspiración bien podría ser la mismísima Commando, el filme de culto que en 1985 protagonizó un Arnold Schwarezenegger en el culmen de su popularidad.

Tal vez suene rocambolesco, pero son muchos los elementos comunes entre el filme de Mark L. Lester y lo nuevo de Netflix. Veamos algunos.

GOSLING ECHA UN PULSO A SCHWARZENEGGER

Ryan Gosling tiene devoción por los personajes parcos en palabras, así lo demuestran sus roles en cintas como Drive, Solo Dios perdona o Blade Runner 2049. En su debut en el cine de acción puro el actor no abre la boca si no es estrictamente necesario, lo cual potencia ese aire de tipo duro que demanda la película.

Algo similar ocurría con Arnold Schwarzenegger, que en sus primeros años de carrera no tuvo que preocuparse por memorizar diálogos. De hecho al ex culturista, que en sus primeros años en Hollywood no dominaba el idioma, le valía aquello de mirar fijamente a la cámara mientras apretaba la mandíbula para dejar su impronta en la gran pantalla.

Claro que si el bueno de Arnie consiguió labrarse una reputación en la meca del cine fue sin duda por su portentosa musculatura, heredada de sus días de Mister Olympia y que no dudaba en mostrar en taquillazos del calibre de Conan el bárbaro, Depredador y por supuesto Commando, en la que a su vestuario siempre le sobraban las mangas.

Aunque el cuerpo de Gosling no puede compararse al del mítico T-800, lo cierto es que el actor cuida su físico con esmero y no pierde la ocasión de exhibir sus bíceps. Apostamos a que su entrenador personal es un entusiasta de las películas de acción de la vieja escuela.

CHRIS EVANS, UN VILLANO CON PELUSILLA

Con El agente invisible el actor Chris Evans confirma que el Capitán América ya forma parte de su pasado. Acostumbrados a verle portando el escudo estrellado como símbolo de la tierra de las libertades, resulta divertido verle en un papel tan opuesto al del inmaculado vengador. Hablamos de Lloyd Hansen, un mercenario que da rienda suelta a toda su crueldad trabajando para el mejor postor y sin las restricciones de cualquier código ético o profesional. ¿Os suena de algo?

Su personalidad encaja con el perfil de Bennett, el oponente de John Matrix en Commando. El personaje interpretado por Vernon Wells fue capitán en la unidad especial del protagonista hasta que fue apartado por su propensión a la violencia, de ahí que se la tuviese jurada a su otrora camarada de armas.

También se podría hablar de ese bigotillo que porta con orgullo Chris Evans en la película. A nosotros nos divierte pensar que podría ser un guiño al de Vernon con un poco más de sofisticación, si bien en los ochenta las cosas preferían hacerse a lo grande.

ANA DE ARMAS LE GANA LA PARTIDA A RAE DAWN CHONG

Ni un héroe de acción sin su partenaire féminine. Tanto Gosling como Schwarzenegger estuvieron muy bien acompañados en sus respectivas cintas por dos mujeres sin las cuales no podrían haber completado su misión. Estas son Dani Miranda, encarnada por una actiz de armas tomar (disculpad el juego de palabras) y Cindy, a la que dio vida Rae Dawn Chong.

Sin embargo, es en el tratamiento de estos personajes donde sí se aprecia un cambio de paradigma en lo referente a los roles de las mujeres en este tipo de producciones. En El agente invisible, Dani es una espía entrenada que rivaliza con Gentry en cada tiroteo en el que se ven involucrados, exhibiendo un admirable repertorio de movimientos letales. Cindy en cambio no participaba en la acción, pues no era más que una azafata de vuelo que nunca había cogido un arma y que funcionaba como alivio cómico. Aun así, se las arreglaba para disparar un lanzacohetes para volcar el furgón policial en el que llevaban preso a Matrix. También merece cierto reconocimiento, ¿no?

¿ES QUE NADIE PIENSA EN LOS NIÑOS?

La magia del cine convirtió a toda una estrella juvenil como Alyssa Milano en la hija de Arnold Schwarzenegger, un ex coronel de las Fuerzas Especiales que no dudó un segundo en desatar el caos al descubrir que su pequeña había sido secuestrada con el objetivo de extorsionarlo.

Como el austriaco, el personaje de Gosling también tenía su corazoncito bajo su pecho de acero, tal y como mostraban las escenas con la hija de su mentor. Por supuesto, esta jovencita tampoco pudo remediar ser capturada por un villano sin escrúpulos e incapaz de renunciar a un buen as en la manga.

En ambas películas, los antagonistas hacen alarde de su malévola personalidad ordenando el asesinato a sangre fría de las niñas en un tramo final en el que los protagonistas están obligados a jugarse el todo por el todo para salvar su vida. Al menos no podían haber contado con mejores rescatadores.

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MÁS ALLÁ DEL ODIO

Los hermanos Russo hicieron todo lo posible por llevar al límite la rivalidad entre Gentry y Hansen. Para el personaje de Evans, abatir a su rival se convertía en una verdadera obsesión, de ahí que no dudase en usar todos sus trucos para ponerle en aprietos. Su duelo final evidenciaba lo mucho que el psicópata detestaba al asesino. Es más, no dudaba en soltar a su rehén para probarse ante su contrincante en una pelea a muerte.

Y eso era precisamente lo que ocurría en los compases finales de Commando, cuando Bennett decidía soltar a la hija de Matrix para probar su hombría ante el que había sido su superior. Sin armas de fuego, sólo portando su cuchillo de campaña. Pues bien, si recordamos el combate final de El agente invisible, Hansen trataba de igualar las cosas sacando una navaja que usaba con precisión quirúrgica. ¿Coincidencia?

Para colmo, si los fans llevan años elucubrando sobre si la obsesión de Bennet con Matrix daba pistas de la orientación sexual del mercenario y de una posible relación entre ambos durante sus años en el ejército, lo de los personajes de Evans y Gosling también da para escribir unas líneas. Los principales argumentos, esas miradas en las que saltaban chispas y algún que otro apelativo burlón como ese “Ken doll” que además de enfatizar el atractivo del actor de La La Land suponía un simpático chiste a costa del próximo proyecto del intérprete canadiense.

YO CONTRA EL MUNDO

Y por fin llegamos al último acto, ese en el que las balas llueven y los enemigos caen como moscas. Un lucimiento del héroe excesivo y desacomplejado en el que un solo hombre es capaz de acabar con todo un regimiento.

Tanto en El agente invisible como en Commando los protagonistas deciden que ya es hora de poner toda la carne en el asador y cargan contra el cuartel general del enemigo con toda la munición que son capaces de llevar encima. En ambas películas el objetivo es una suntuosa mansión abarrotada de soldados y rodeada de un amplio perímetro defensivo. Un asalto final en el que todo aquel que no figure en el póster es mera carne de cañón, y en el que los últimos hombres en pie deberán hacer valer ese viejo dicho de Los Inmortales de “sólo puede quedar uno”. Y ya sabemos quién va a ser.

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