Rosalina es más que un nombre mencionado de pasada por Romeo de pasada al comienzo de la tragedia amorosa más grande de todos los tiempos. La ex del galán con menos luces de la literatura universal, reclama aquí que ella es más que una nota a pie de página. La producción le da la vuelta a la historia y convierte al personaje en los márgenes en el verdadero protagonista. Y lo hace recuperando el espíritu de producciones como Destino de Caballero.
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Rosalina es anacrónica, ligera, divertida y más inteligente de lo que puede parecer a primera vista. No va a cambiar la historia del cine, pero tampoco lo pretende. Es autoconsciente y lo que intenta lo consigue: que la veas con una sonrisa en la boca.
Una comedia romántica con una protagonista, Rosalina (Kaitlyn Denver), con la que es muy fácil identificarse. Su padre le está buscando un marido y ella no está muy por la labor. Su Romeo le hace un ‘ghosting’ del tamaño de la catedral de Verona (perdonad el anglicismo, pero la traición en inglés duele más) y no encaja para nada en lo que la sociedad espera de ella. Así que, no es de extrañar que cuando se progenitor se presenta con el enésimo pretendiente, las cosas entre ambos no empiecen con muy buen pie.
La película, que podemos ver en Disney+, nos propone un “de enemigos a amantes” de manual. Pero muy bien llevado, siendo conscientes de que no han inventado la rueda. Tomándose con mucho sentido del humor las situaciones que nos encontramos una y otra vez en los relatos románticos.
En definitiva, Rosalina entiende qué te convierte en un buen entretenimiento: mucho sentido del humor, una gran química entre tu pareja principal y un profundo entendimiento de quién es tu público.